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Villasmil: El milagro de Vístula

 

A pesar de la atroz bota totalitaria soviética y rusa que han soportado en su historia, los ciudadanos de Ucrania y Polonia siempre han sentido un merecido orgullo patriótico frente al perenne intento de su poderoso vecino por absorberlos no solo políticamente, sino además culturalmente; al respecto bien vale una anécdota: estando el gran campeón norteamericano y mundial de ajedrez, Bobby Fischer, en la cima de su gloria, en la década de los sesenta, consiguió una gran victoria en un importante torneo donde derrotó sin lugar a dudas a los representantes de la Unión Soviética, productora durante la Guerra Fría de la gran mayoría de los campeones de ajedrez. Estando en el podio de los ganadores, a su lado estaba el Gran Maestro Efim Geller, representante de la URSS. Fischer, en su merecido júbilo, le espetó lo siguiente: “Viste Efim, los derroté a todos ustedes, las estrellas rusas”. Geller, sin inmutarse, le respondió: “Bobby, no venciste a ningún ruso; Mikhail Tahl es de Letonia, Paul Keres de Estonia, Tigran Petrosian es armenio nacido en Georgia, y yo soy nativo de Odesa, Ucrania”.

Hoy quiero recordar uno de los momentos de gloria polaca, cuando el comunismo soviético estaba recién llegado al poder y quería atrapar a la tierra de Chopin en sus garras. Ese episodio fue llamado por Winston Churchill -y así quedó para la historia-, “El milagro de Vístula”.

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El milagro del Vístula

El mariscal polaco Józef Piłsudski al frente de sus tropas FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN

 

 

Todo ocurrió en las afueras de Varsovia, del 13 al 26 de agosto de 1920, en las vecindades del río Vístula. La Segunda República polaca tenía apenas dos años de instaurada; Lenin decidió que Polonia sería asimismo roja, y procedió a atacarla; recordemos siempre que Vladimir Putin tiene antecedentes muy vergonzosos.

Al igual que el actual autócrata, los bolcheviques querían tomar desprevenida a una Europa en ese momento exhausta por los horrores de la Primera Guerra Mundial, y con los socialistas alzados en muchas partes. En palabras de Lenin, en un discurso del 5 de mayo de 1920: «¡Adelante a Occidente! ¡Por el cadáver de la blanca Polonia al corazón de Europa!».

En ese momento, Europa, vacilante, no ofreció ayuda militar. Hungría quiso enviar tropas, pero no pudieron cruzar Checoslovaquia,  impedida de hacerlo por el gobierno socialista de ese país. Por ello, y previendo el ataque, el general polaco Joseph Haller había ido en abril a Francia, buscando reclutar a refugiados polacos, y voluntarios franceses dispuestos a colaborar. Ucrania había hecho todo lo posible por detener el avance soviético, pero sin recibir prácticamente ninguna ayuda del exterior salvo de la propia Polonia, no pudo impedir el avance comunista hacia tierras polacas.

¿Por qué se ha llamado la confrontación el “Milagro de Vístula”? En palabras de Javier Barraycoa, citando el testimonio del jesuíta Józef Maria Bartnik:

La victoria se produjo el día de la Asunción, un 15 de agosto de 1920. En la memoria de los católicos estaba muy presente la profecía de la Virgen en Fátima sobre Rusia y la expansión de sus errores. El episcopado polaco escribió una carta al Papa Benedicto XV, que decía «Durante dos años, nuestro país ha estado luchando contra los enemigos de la cruz de Cristo; contra los bolcheviques […]. Si Polonia sucumbe al ataque bolchevique, el mundo entero se verá amenazado con la derrota. Un nuevo diluvio nos inundará». El episcopado polaco hizo un llamamiento a los obispos del mundo, que decía «Porque no somos los únicos que estamos amenazados. Para el enemigo, Polonia es sólo un trampolín en el camino hacia la conquista del mundo entero […]Aquellos que dirigen el bolchevismo llevan en su sangre el odio eterno por Cristo. El bolchevismo es la encarnación viviente y revelación del espíritu del Anticristo en la Tierra».

Cuánta verdad entonces, y cuánta verdad actual sobre la ambiciosa inhumanidad de Vladimir Putin.

¿Y el milagro en qué consistió? Varsovia parecía perdida, pero al iniciarse el asalto se produjo un auténtico milagro para los creyentes, o un hecho inverosímil para los bolcheviques. “Desde ambos bandos contendientes, se vio en el cielo una figura de la patrona de Varsovia, la Madre de la Gracia. Los testigos aseguraron verla con escudos protegiendo la ciudad”.

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Le capitaine Charles de Gaulle a l’Ecole superieure de Guerre.44eme promotion . 1922-1924.
©leemage

 

Es el momento de mencionar que entre las tropas de voluntarios franceses que estuvieron presentes en la batalla de Vístula destacó un joven capitán, de nombre Charles de Gaulle.

El comandante del ejército invasor era Mijail Tujachevski, un marxista-leninista convencido, que había sido compañero de De Gaulle en un campo de prisioneros de la Primera Guerra Mundial  en Ingolstadt, Alemania (del cual el francés intentó escapar cinco veces, pero al final siempre era capturado y traído de vuelta. Fue evidente que su estatura no lo ayudaba a la hora de intentar pasar desapercibido). Mencionemos asimismo que De Gaulle había estado treinta y dos meses como prisionero de guerra, tenía 28 años y se había perdido no solo buena parte del conflicto, sino las promociones que lo habrían acompañado.

Pese a que en un principio las tropas soviéticas parecían estar ganando la batalla, realmente estaban cayendo en una trampa preparada por los polacos. El día 16 se produjo un contraataque desde el sur de las como nunca inspiradas fuerzas polacas dirigidas por el mariscal Josef Pilsudski, obligando a los soviéticos a retirarse, de forma desorganizada; una especie de “sálvese quien pueda” a la eslava.

De Gaulle comandó un batallón de infantería al este de Varsovia que apoyó a Pilsudski con un ataque de distracción, obligando a retirar tropas rusas del frente principal, en Vístula.

En los meses siguientes nuevas victorias asegurarían la independencia de Polonia y un freno, por más de veinte años,  al avance del comunismo hacia Europa Central.

Luego de la batalla de Vístula Charles de Gaulle regresó a Francia, protagonizando una memorable carrera militar y política hasta convertirse en uno de los grandes líderes del siglo XX. ¿Y Tujachevski? Fue mandado a asesinar por Stalin en una de sus grandes purgas de los años treinta.

 

 

 

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