Villasmil – Elecciones venezolanas: ¡Por la Consulta Popular y contra el fraude de la tiranía!
En los primeros días de diciembre se realizarán dos procesos electorales en la oprimida sociedad venezolana; uno legal y moral y políticamente legítimo, convocado por Juan Guaidó, la Asamblea Nacional y la sociedad civil venezolana, y el otro ilegal e ilegítimo (“unas parlamentarias precocidas”, según el padre Luis Ugalde), convocado por la tiranía y algunos compañeros de viaje de por sí bastante erosionados ética y políticamente.
Conviene comparar ambos eventos.
1)Una de las características que definen a una real democracia es el respeto a las normas. Ellas lubrican el funcionamiento general de las instituciones políticas. Durante más de veinte años –de hecho, desde el 4 de febrero de 1992- el chavismo-madurismo ha centrado su accionar en un irrespeto a la ley, la permanente violación de la constitución, la construcción de una realidad jurídica corrupta. Y eso se ha reflejado –e incrementado- en cada proceso electoral.
No hay derecho válido ni vigente que se nutra del irrespeto a las normas constitucionales. No hay legitimidad alguna que pueda surgir de un acto electoral en el que se violenta la letra de nuestra carta magna.
Mientras, la Asamblea Nacional y su presidente, Juan Guaidó, postulan una clara defensa de la Constitución, como hizo la MUD en sus momentos más estelares.
2) Más de 60 democracias del planeta apoyan a los defensores de la democracia; ¿quiénes apoyan las elecciones del régimen? Autocracias y tiranías: Cuba, Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Turquía.
3) Los verdaderos demócratas defienden el derecho al voto de todos los venezolanos, sin importar en qué lugar del planeta se encuentren; la tiranía no permite el voto de los venezolanos en el extranjero, de los millones de compatriotas que por diversas razones han tenido que emigrar.
4) La elección democrática será protagonizada por ciudadanos que reclaman su derecho a la libertad, al progreso, a la esperanza. La elección tiránica es una elección clientelar, de empleados públicos obligados y algunos ciudadanos desesperados que serán chantajeados a votar si quieren seguir recibiendo las migajas del régimen.
5) Hay quienes afirman que participan por no creer en la violencia, o en los golpes de Estado; pero ¿acaso no hemos estado viviendo en Venezuela un golpe de estado continuado y crecientemente violento desde que Hugo Chávez llegó al poder?
6) El verdadero sector democrático arropa y apoya a la legítima Asamblea Nacional y a Juan Guaidó; algunos de los que se dicen opositores pero están dispuestos a participar en las elecciones fraudulentas e ilegales poseen una trayectoria de progresivo abandono del modo de vida propio de una persona defensora de la libertad y los derechos humanos. Hace tiempo que se les olvidó cómo disentir de la tiranía; apoyarla, se ha convertido desde hace años en la plenitud del ámbito de su existencia. No pueden ofrecer victorias quienes se han rendido éticamente; además ¿con qué moral piden el voto “de todos” quienes intentan destruir con sus actos la unidad democrática? ¿Cuál fue la última foto que usted, amigo lector, vio de Luis Parra? Seguramente fue la que lo mostraba de compras, con muchas bolsas de marcas de lujo, en Madrid; o en un baño, contando divisas en efectivo.
7) En las elecciones del 6 de diciembre supuestamente participan los partidos reconocidos como opositores. En realidad, como bien se sabe, fueron secuestrados. Y esas otras organizaciones políticas –el partido de Falcón, o el de Fermín, o el MAS de Felipe Mujica- son simples cascarones sin representación social real. El 6-D hay un solo candidato, una sola voluntad, representada en múltiples tarjetas: las de la tiranía. Ella decidirá, con un CNE sumiso, cómo se reparten los votos, cómo se recompensan las traiciones.
Si había dudas, allí quedan para la historia las palabras de Diosdado Cabello: «El que no vota no come. Para el que no vote no hay comida».
8) La interpretación de estos supuestos opositores de lo legal y constitucional es interesada y parcial: La Constitución es válida a la hora de argumentar a favor del régimen, pero es interesadamente olvidada si la dictadura hace convocatorias electorales ilegales, realizadas por organismos ilegales.
9) ¿Por qué y para qué la Consulta Popular convocada por la oposición democrática? Sadio Garavini di Turno en nota reciente lo aclara acertadamente: La Consulta forma parte de una estrategia que más allá de “consultar”, busca activar y movilizar de nuevo a la oposición; el otro objetivo de la Consulta es el llamado “operativo contra el fraude”. Los diputados, los partidos y la sociedad civil desplegarán en los centros electorales del régimen un conjunto de observadores para registrar la real participación en la farsa y sus irregularidades y hacerlas conocer al país y al mundo.
Aclara asimismo el padre Luis Ugalde que optar por la Consulta Popular “no es parcializarme, sino apoyar el fundamental derecho a la vida de los venezolanos gritando contra el crimen institucionalizado que está matando al país (…), el círculo infernal del empobrecimiento, sin trabajo, sin producción, sin alimentos y sin ética para eliminar el “matraqueo” y el abuso. Necesitamos un cambio urgente y paso a la transición democrática”.
Como bien dice monseñor Ovidio Pérez Morales, la Consulta Popular “será instrumento muy apto para un cambio positivo nacional (…) además, vivir de modo creativo es insistir sabiamente en objetivos válidos, máxime en escenarios cambiantes”.
Mientras, las “parlamentarias” del régimen solo buscan acabar con la única institución política legítima que queda, la Asamblea Nacional electa en 2015.
10) La palabra clave para definir a los defensores de la tiranía y su “sufragio pervertido” (Gehard Cartay) es “impotencia”: Por estar crecientemente aislados frente al mundo, impotentes frente al aumento geométrico de las protestas, a pesar –o precisamente por ella- de la pandemia, impotencia porque se les ven las costuras a la trampa, porque no hay manera de que se cambien de disfraz; y porque, como dice el viejo refrán, “mono que se viste de seda, mono se queda”.
Al final, la jornada de diciembre, la verdadera, la realmente democrática, en claro contraste con la marcha fúnebre de la tiranía, mostrará un pueblo harto de tanta injusticia, mentira, violencia y corrupción que como bien afirma Nelson Chitty La Roche son causadas por un régimen maléfico e inhumano que busca sostenerse, como sea, mediante un “trípode de represión, corrupción y sumisión”, apoyado por una mezcla de arribistas, traficantes, logreros y correveidiles, con sus biografías de náufragos, inevitablemente convertidos en tristes hologramas de las sombras de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Raúl Castro, Vladimir Putin y José Luis Rodríguez Zapatero.
La Consulta Popular busca generar bases renovadas para gobernar el futuro; el fraude de la tiranía solo busca ayudar a mantener una dictadura con tufo a pasado.
Digámosle de nuevo al mundo que los venezolanos queremos vivir en libertad, y rechacemos la nueva farsa tiránica que solo busca ganar tiempo para mantenerse como sea en el poder.
Las elecciones del 6-D, puede afirmarse sin lugar a dudas, son las más ilegítimas y corruptas de la historia patria.