Villasmil: En Puebla no sólo hacen mole

Este año en materia electoral latinoamericana ha habido altas y bajas. Entre las altas hay que contar la reciente derrota estruendosa de Gustavo Petro, quien en un año ha visto derrumbarse su prestigio, su respetabilidad y la confianza popular. Para él la política, cada día que pasa, es menos futuro y más presente en ruinas.

También merece mencionarse la victoria del novel Daniel Noboa en Ecuador, aunque solo sea por lo que significa para la salud democrática regional esta nueva derrota de Rafael Correa.

Asimismo, en el Olimpo de las victorias merece incluirse la gloriosa jornada venezolana del 22 de octubre, cuando millones de ciudadanos le dieron -una vez más- un portazo en la nariz a una dictadura que se mostró confiada y todavía no acepta la realidad: nadie los quiere, al contrario, solo inspiran creciente rechazo.

Afortunadamente hoy los venezolanos tenemos no solo candidata, sino esperamos asimismo el despliegue creciente y unitario de un nuevo liderazgo que sí nos lleve al final de esta travesía por el desierto socialista que ya lleva un cuarto de siglo.

En el lado preocupante tenemos en primer lugar la cercana elección argentina (domingo 19 de noviembre), y luego la nueva convocatoria del voto a los ciudadanos chilenos para ver si en diciembre por fin se deciden a aprobar una nueva constitución.

Esta nota, sin embargo, es acerca de una organización que dedica todos sus esfuerzos a destruir las democracias hispanoamericanas, un organismo que tiene como sede a la ciudad mexicana de Puebla.

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Una recomendación que podría hacerse a todo el que visite México es no dejar de conocer a la hermosa Puebla de Zaragoza, y que es en dicho país el destino turístico número uno sin playas. “Esto se debe en gran medida a la promoción turística realizada por el gobierno del estado desde 2012, fomentando el turismo religioso, de negocios, cultural, de aventura, extremo, gastronómico y ecoturismo que ofrece la entidad, con sus 3 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”.

La ciudad de Puebla es reconocida también por su población universitaria, que le da vida y solaz sobre todo a la zona del centro histórico de la ciudad. Asimismo, por el número impresionante de iglesias, ya que posee 288 templos católicos, siendo una de las tres ciudades con mayor infraestructura católica del país, solo superada por el Distrito Federal y Morelia, y al mismo nivel que Guadalajara.

Finalmente, la gastronomía es otra de las grandes razones para visitar la ciudad: hay dos platillos con los que se identifica a Puebla: el mole poblano y los chiles en nogada. Sobre el mole, la leyenda dice que fue creación de sor Andrea de la Asunción, del convento de Santa Rosa.

Es un pecado imperdonable ir a Puebla y no visitar algunos de sus templos, así como no probar el mole. Imposible de olvidar.

Pero como ya decíamos en el título de esta nota, en Puebla no sólo hacen un gran mole; esa ciudad tiene la dudosa característica de albergar a una de las organizaciones más nefastas en la historia política latinoamericana: el Grupo de Puebla.

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 Si uno busca información sobre esa institución en Google se encontrará con estos datos: “El Grupo de Puebla es un foro integrado por representantes de la izquierda política latinoamericana y europea meridional que fue fundado el 14 de julio de 2019 en la ciudad mexicana de Puebla”.

“Está compuesto por presidentes, expresidentes, referentes políticos y sociales dentro del movimiento progresista y por académicos de 19 países latinoamericanos, España, Portugal e Italia”.

Una pregunta viene al caso: ¿quiénes son sus miembros?

Entre sus participantes se destacan trece exmandatarios: Cristina Fernández, expresidenta de Argentina; Evo Morales, expresidente de Bolivia; Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil; Michelle Bachelet, expresidenta de Chile; Ernesto Samper, expresidente de Colombia; Luis Guillermo Solís, expresidente de Costa Rica; Leonel Fernández, expresidente de la República Dominicana; Rafael Correa, expresidente de Ecuador; José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España; Manuel Zelaya, expresidente de Honduras; Martín Torrijos, expresidente de Panamá; Fernando Lugo, expresidente de Paraguay; y José Mujica, expresidente de Uruguay.

También lo integran el presidente de Argentina, Alberto Fernández, la Vicepresidenta Cristina Fernández, el presidente de Bolivia Luis Arce y su vicepresidente, el Presidente de Brasil Lula da Silva, el Presidente de Chile Gabriel Boric, el Presidente de Colombia Gustavo Petro y la Vicepresidenta Francia Márquez, el Presidente del Gobierno Pedro Sánchez y la Vicepresidenta del gobierno español Yolanda Díaz; La Vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez; la canciller mexicana Alicia Bárcena; el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla y la ministra de igualdad de España, Irene Montero”.

Qué lista señores. Hay que buscar con lupa a los miembros que a) no han sido acusados de corrupción o sido relacionados con ella, o b) no están vinculados o no han sido promotores dentro y fuera de sus países de todo tipo de acciones violentas contra el orden democrático.

Toda una madeja impresentable y reaccionaria, escasa de hazañas, pero (con alguna excepción) ahíta de carencias éticas. Ponerle la lupa a ese listado de nombres es suficiente para entender por qué a América Latina le ha ido tan mal en lo que va de siglo XXI; si se les hiciera un chequeo médico lo que se encontraría es que casi todos sufren de anemia moral; su ética es una mezcla de crueldad, desprecio y cinismo. Al final, mienten, agreden y traicionan porque no saben hacer otra cosa.

El Grupo de Puebla -y su antecesor, el Foro de Sao Paulo- orgullosamente promueven el odio, la división y la violencia como armas perfectamente usables contra las instituciones democráticas. No sólo no abandonan la caverna marxista, se regodean de estar en ella.

Dejamos para el final la mención a quien orgullosamente preside a esta banda: José Luis Rodríguez Zapatero. Las tormentas creadas en estos momentos en España por Pedro Sánchez y su gobierno Frankenstein tienen como creador y promotor a este señor, oficioso representante en todas partes de la dictadura venezolana.

Una lástima que Puebla albergue, entre tantas maravillas, también a estas joyas de la corrupción y la mendacidad “progresistas”.