Villasmil: Escarnio, estilo socialista
¿Quién hubiera pensado que el capitalismo volvería a Cuba…de la mano de Rusia? Es toda una operación diseñada, en primer lugar, para “salvar” al castrismo -si es que ello es posible-; y para consolidar la nueva dependencia del castrismo ante el oso ruso, que ahora no ofrece generosamente el modelo soviético, sino el neofascista, capitalista salvaje, nacionalista y populista del psicópata Vladimir Putin.
Ese modelo es algo parecido a lo que se hizo hace treinta años con el derrumbe de la URSS: una oleada de privatizaciones entre miembros y amigos del régimen (en especial la casta militar), o sea a antiguos comunistas convertidos en oligarcas siglo XXI.
Está claro que Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel han hecho con deleite el papel de mendigos pidiendo ayuda; los rusos, como contraprestación, esperarán que este mecanismo cooperador les sea útil para evadir las sanciones de medio planeta, y para incrementar su presencia en el Caribe.
Otra obvia solicitud rusa: que los castristas mantengan su incondicional apoyo a Putin no sólo en su agresión a Ucrania, sino en su enfrentamiento con Occidente.
Para esta nueva “rusificación” hacía años -incluso décadas- que no se veían tantos funcionarios rusos de todo nivel visitando la Isla.
En los últimos meses han venido a Cuba el canciller Serguéi Lavrov, Maxim Oreshkin, asesor de Putin; Viacheslav Volodin, presidente de la Duma (Cámara de Diputados); Nikolái Pátrushev, Secretario del Consejo de Seguridad; Igor Sechin, director ejecutivo de la petrolera Rosneft; Boris Titov, del instituto Stolypin; más recientemente el Vice primer ministro Dimitri Chernishenko y el secretario de Estado y viceministro de Ciencia y Educación Superior Pyotr Alexandrovich Kucherenko, para participar en la XX sesión de la Comisión Intergubernamental Cubano-Rusa de colaboración económica-comercial y científico-técnica.
Un cambio absolutamente radical: las relaciones entre ambas tiranías no era la mejor. Pero entonces ocurrió la agresión a Ucrania, y ello cambió todo. Además, los rusos saben que la Cuba castrista está quebrada.
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Una solicitud rusa que ha prendido todas las alarmas es “algunos cambios en la legislación cubana”. Y al parecer los castristas están dispuestos a la tarea. Por cierto ¿comenzarán de nuevos los ciudadanos cubanos a ver el rublo? En todo caso, ¿les servirá de algo? Porque la escasez, indigencia y carestía no diferencia entre monedas. Pobre es pobre, así sea en pesos, bolívares, rublos o dólares.
Los herederos de Fidel, tan dispuestos a hablar de la defensa de la soberanía asimismo les concedieron tierras por 30 años a los rusos, para que las usen como quieran.
Por otra parte, los castristas desearán que Rusia les condone definitivamente la deuda, que de alguna manera ponga alguna plata para modernizar la infraestructura del país, suministre petróleo barato, trigo, materias primas, maquinarias, armamento para modernizar al ejército y, por supuesto, que media Rusia se venga a Cuba a turistear.
La periodista Yoani Sánchez lo tiene claro: Con la llegada a La Habana de los nuevos enviados rusos no nacerá un cambio democrático, ni habrá más respeto por los derechos humanos, sino todo lo contrario, ayudarán a mejorar la represión y la dictadura.
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La palabra escarnio, título de esta nota, significa textualmente: “Burla cruel cuya finalidad es humillar o despreciar a alguien”.
Josep Borrell, Alto Comisionado europeo para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, acaba de burlarse de todo el pueblo cubano.
Borrell es un diplomático veterano, socialista español, del mismo partido de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez. A fines de mayo visitó Cuba, durante la realización del Tercer Consejo de Cooperación EU-Cuba.
Borrell llegó a Cuba en medio de una crisis económica nunca vista y las mayores violaciones de los derechos humanos en décadas.
Se suponía que los acuerdos de diálogo y cooperación entre Europa y Cuba podrían verse en peligro por el apoyo de Cuba a Putin.
Borrell ofreció el acostumbrado bla-bla-bla que todo socialista europeo usa a la hora de mencionar los asuntos primordiales de la Isla. Pocas veces se pueden usar con tanto desparpajo las palabras “diálogo”, o “derechos humanos” o “libertades políticas”; los Altos Comisionados Europeos como Borrell casi siempre son socialistas y todos leen del mismo catecismo del “sí pero no”. Décadas criticando al castrismo, pero al mismo tiempo reforzando y animando la cooperación europea -pública y privada- con la tiranía.
Borrell habló fundamentalmente de negocios: «La Unión Europea es el primer inversor en Cuba. Cuenten con nuestro apoyo», dijo. Asimismo, mencionó el supuesto bloqueo norteamericano como causante de la crisis económica, pero olvidó mencionar que Estados Unidos es igualmente un socio comercial de la isla: en 2022, Cuba compró a EE.UU. productos por un valor de más de 370 millones de dólares.
Un funcionario de Borrell, Juan Garay, jefe de Cooperación Europea en Cuba, lo dijo clarito, para que todos entendieran: en los últimos 6 años se ha triplicado la cooperación entre la UE y Cuba, pero ésta «apenas comienza» y «estamos preparando nuevos convenios de financiación con el Gobierno».
Mientras más aumenta la represión y la violación de los derechos humanos, y se produce un abrazo cordial con el oso putiniano, los europeos aumentan su cooperación con el régimen.
Para colmo, reforzando a Borrell en materia de escarnio, vino su amigo Lula Da Silva, quien acaba de afirmar que sobre Venezuela hay muchos prejuicios, asegurando que el autoritarismo en Venezuela «es una narrativa construida».
Para Lula, la Corte Penal Internacional no existe…Mientras, Felipe González -indignado por lo dicho por Lula – afirmó: “«Nunca apoyaré la operación de blanqueo de la ‘robolución’ de Maduro». Y con dignidad charrúa, el presidente uruguayo Lacalle Pou puso en su sitio también a Lula. Lo mismo hizo el chileno Boric.
No es un secreto para nadie la relación íntima entre la dictadura chavista y la Madre Nodriza de La Habana. En estas últimas acciones, Borrell intentó ayudar a La Habana y Lula a Caracas.
Concluyo esta nota dejándoles, amigos lectores, esta posible oración sobre Borrell y Lula para que uds. la completen a su gusto:
¿Se puede ser más………..?