Por orden de desaparición
¿Es posible que alguien pueda sorprenderse ante el anuncio hecho por el Consejo Nacional Electoral (CNE), el domingo 15 de octubre por la noche, sobre los resultados para la elección de gobernadores? Una vez más, como ocurriera por ejemplo en la elección de la Asamblea Prostituyente (ANC), la tiranía ha cometido fraude.
Un hecho a lamentar es que, como ocurre siempre en los prados opositores, los “criterios legalistas” han privado sobre los políticos y mediáticos. La MUD se negó a informar sus resultados, mientras el gobierno ilegítimo e inconstitucional preparaba los suyos. Mañana lunes será otro día, y esperaremos la reacción de los dirigentes opositores, pero puestos en ánimo de diseccionar lo sucedido, mencionemos algunos hechos y datos “por orden de desaparición”.
-Este es un gobierno que decidió, desde el primer día que Hugo Chávez, en 1992, hiciera acto de presencia en la escena nacional, como golpista fracasado, desaparecer todo vestigio de decencia pública (y al parecer, también privada), y aferrarse al poder sin vacilaciones o vergüenzas. El chavismo, desde el día uno, siempre ha considerado a los venezolanos como siervos o como enemigos, nunca como ciudadanos autónomos.
–Como ya señalábamos, se reafirma el escándalo sucedido con la Asamblea Prostituyente. Como me recuerda un querido amigo, “el gobierno decidió hace tiempo cruzar la línea roja, desaparecerla”, tanto política como éticamente, sin mirar a los lados, sin importarle las consecuencias.
-Desaparece asimismo la noción voluntarista de que no hay ventajismo posible, irregularidad programada y ejecutada, que realice el CNE que no pueda ser derrotada por la mera voluntad popular. Hoy, vemos ingratamente que sí hay límites. Este es un régimen que como toda peste maligna, muta y se adapta; su derrota en la elección para la Asamblea Nacional, en 2015, le abrió los ojos –a sus dirigentes como a sus mentores castristas-, y juró que nunca más volvería a pasar. Primero, impidió de forma ilegal la realización del referendo revocatorio; luego se realizó la burda elección de la ANC. Y a pesar de la reacción internacional en contra, el chavo-madurismo no ha vacilado en continuar desapareciendo todo vestigio de legalidad en sus actos.
Ya es hora entonces de que la oposición partidista tome nota de ello, porque como recuerda Julian Barnes, “si tú no sabes en verdad a quién te enfrentas, tus virtudes se pueden convertir en defectos”.
La MUD, 72 horas antes de las elecciones, publicó un comunicado donde reseñaba las diversas arbitrariedades cometidas, como la ilegal convocatoria a los comicios por parte de la ANC; la modificación de la ubicación de centros electorales y de sus respectivos electores (274 centros electorales, entre cuyos votantes el 78% sufragó en la última elección por la oposición); la inhabilitación de partidos y de dirigentes políticos reconocidos; la modificación arbitraria del cronograma electoral; unos lapsos de postulaciones irracionales (“es irracional que el lapso para postularse sea inferior al lapso para decidir la admisibilidad de las postulaciones”); una canallesca obstrucción a la sustitución de candidatos, desnaturalizando el ejercicio de los derechos políticos; la desaparición de la tinta indeleble del proceso electoral del 15-O; el uso indebido a su favor de todos los recursos del Estado –económicos y mediáticos, por ejemplo- “además de usar el acceso a la comida y medicinas como chantaje para condicionar la participación de los venezolanos en el proceso electoral”. El CNE estaba decidido a desaparecer todo recato ínfimo, a sacrificar cualquier miramiento, ante la prioridad de establecer su voluntad soberana de no entregar el poder, ni siquiera el regional.
Y ello es así porque es un hecho demostrado una y otra vez, en toda la geografía mundial, de que no es posible intentar construir el socialismo marxista sin renunciar a la decencia, a los valores humanos esenciales.
No hay duda de que las mayorías votaron de nuevo sin miedo, indignadas, con capacidad de organizarse, de mostrar un sentimiento colectivo de lucha, y de ofrecer solidaridad ante los abusos de la tiranía. Una tiranía que desea que desaparezca de la faz de la tierra. La colaboración entre los partidos y la sociedad civil hizo revivir, en los últimos días de campaña y el propio domingo, el espíritu victorioso de las elecciones a la Asamblea Nacional, y de las realizadas el 15 de julio.
Queda ahora en las mentes y las voluntades de la dirigencia partidista la defensa de los derechos de los ciudadanos -groseramente burlados una vez más- con ideas y principios más claros que nunca, y no olvidando el objetivo estratégico fundamental. Y ello debe ocurrir inmediatamente.
Preocupan las palabras del alcalde de Baruta y vocero de la MUD, Gerardo Blyde, afirmando este mismo domingo por la noche, que el «comportamiento del CNE –ante el anuncio de resultados que dicha arma letal del régimen estaba por hacer- era sospechoso, inhabitual, muy diferente» (????).
Si algo debe leerse de la nueva barbaridad perpetrada por los herederos de Chávez, es que es perfectamente coherente con su designio de mantener el poder a toda costa: un régimen que está dispuesto a matar, torturar y encarcelar a sus ciudadanos ¿cómo no va a estar dispuesto a robarles el voto?
El robo de estas elecciones a mi parecer es un autogol del gobierno. Si hubiesen reconocido el triunfo de la oposición se mostrarían hoy como grandes demócratas y no como unos delincuentes, que en realidad es lo que son.