Villasmil: Si usted apoya a Hamás, apoya al terrorismo
Permítanme, amigos lectores, iniciar esta nota con la transcripción y traducción de un texto de un video enviado por un amigo, donde se revela hasta dónde el terrorismo islámico está dispuesto a llegar en su locura asesina:
“A las 6:30 am Hamás inició una fuerte ofensiva con cohetes a Israel; lo que parecía un ataque usual desde Gaza se convirtió en la peor pesadilla de cada ciudadano israelita. A las 7:35 unidades terroristas terrestres invadieron Israel, con carros y motocicletas. Al llegar a las ciudades fronterizas comenzaron a disparar indiscriminadamente, hiriendo o asesinando a cada ciudadano que se encontraba a su paso. También invadieron viviendas privadas, llevándose como rehenes a todo tipo de pobladores, incluyendo niños, jóvenes y ancianos. Mientras hacían esto, algunas de sus unidades avistaron una fiesta juvenil. Comenzaron entonces a disparar a todos los presentes; los padres de estos jóvenes todavía buscan desesperadamente saber que ha pasado con sus hijos. Pero la situación se hizo peor aún; las unidades de Hamás controlaron algunas poblaciones y ciudades por más de doce horas, filmando y distribuyendo luego los videos con todos los horrores cometidos. Las casas a las que no pudieron acceder eran quemadas, sin importar que hubiera personas en su interior; los que en su desesperación salían, eran masacrados.
Esto no fue una película de horror. Esto fue la realidad. Y estos asesinos se llaman a sí mismos “los guerreros de la libertad”.
Hay centenares de videos donde se pueden ver a estos seres inhumanos celebrando sus desmanes, su salvajismo extremo.
Si usted apoya a Hamás, usted apoya al terror”.
A un terror jamás visto en la historia de la infamia humana.
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Pero esos videos protagonizados por asesinos no los ve una parte de la izquierda mundial, su vertiente más canalla. Obsesionada por su antinorteamericanismo, abrazada a los aullidos antioccidente de personajes como Putin, estos seres que se dicen progresistas solo emiten sonidos también inhumanos de apoyo al terrorismo islamista. Allí están dando su respaldo a los terroristas Evo Morales, Gustavo Petro (quien compara a los israelíes con los nazis), y Nicolás Maduro. Mientras, los socios de Pedro Sánchez en el Gobierno Frankenstein en España han apoyado entusiastamente a Hamás, lo cual explica la tibieza con la que Sánchez ha tratado el tema. Es grave que España haya quedado al margen de suscribir el comunicado conjunto que ha impulsado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, como contundente respuesta al ataque terrorista sufrido el sábado por Israel a manos de Hamás, y como mensaje firme de apoyo a la legítima defensa a la que ese Estado tiene derecho. Y es que el Gobierno español ante esta nueva tragedia ha dado una respuesta hipócrita y cómplice con los terroristas, con protagonistas esenciales de dicho Gobierno practicando -una vez más- un obsceno antisemitismo.
Al igual que un exrector de la Universidad Central de Venezuela, Luis Fuenmayor Toro, que se quejaba, evidentemente molesto, del apoyo a Israel frente a lo que solo había sido “un ataque de Hamás al ejército de Israel” (sic). La justa respuesta en X de Paulina Gamus fue apoyada por decenas de personas en esa red social: “Usted es un antisemita canallesco y repugnante. Un lunar oscuro en la lista de los rectores de la UCV, un chavista desde el vientre materno. En pocas palabras: un error de la naturaleza”.
Mientras, Israel, la única democracia en esa región, recibió un apoyo inmediato y sin reservas de Joe Biden, Olaf Scholz, Rishi Sunak, Giorgia Meloni, Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron, Mark Rutte (Países Bajos) y Vladymir Zelensky. Líderes demócratas en sus principios y en sus acciones.
Como destaca Bret Stephens en el New York Times, “es fácil establecer paralelismos entre el ataque de Hamás a Israel el sábado por la mañana y la guerra de Yom Kippur, que comenzó hace 50 años el pasado viernes.
Ahora, como entonces, Israel parece haber sido tomado casi totalmente por sorpresa por un enemigo cuyas capacidades parece haber subestimado gravemente. Ahora, como entonces, se cierne la perspectiva de una guerra más amplia y mortífera: la última vez con la Unión Soviética, esta vez con Irán y sus apoderados y representantes en Siria y Líbano, como Hezbolah.
La guerra del Yom Kippur ayudó a acabar con el férreo control del poder en Israel por parte del Partido Laborista. Esta guerra podría hacer lo mismo con el Likud”.
Hay otros paralelismos que no le auguran nada bueno a Hamás. En 1973, Israel fue capaz de recuperarse de sus reveses iniciales para destruir a sus enemigos en el campo de batalla, dejándoles incapaces de volver a suponer una amenaza seria para Israel. Y, con la ayuda de la diplomacia estadounidense, tanto de las administraciones republicanas como demócratas, la guerra del Yom Kippur condujo a los acuerdos de Camp David de 1978 entre Israel y Egipto.
Los ciudadanos de las democracias del mundo, así como muchos musulmanes en todo el planeta deseamos ver un Medio Oriente en paz; el problema es que la representación de los ciudadanos palestinos ha sido en gran medida secuestrada desde hace mucho tiempo por asesinos y terroristas que solo están interesados en matar y destruir. Por un lado está la Autoridad Nacional Palestina, ciertamente de talante mucho más moderado; Gaza en cambio está controlada por terroristas y asesinos que no aceptan ninguna negociación de paz.
Saben que es mucho más fácil destruir la posibilidad de paz que construir una paz sincera y duradera. Y su inhumanidad solo conoce el odio y la muerte.
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La presencia creciente en América Latina de grupos vinculados a quienes salvajemente han asesinado a ciudadanos israelíes inocentes es un hecho que no está oculto, sino que ha sido con frecuencia denunciado.
¿Sabrán acaso algunos izquierdistas latinoamericanos qué es Hamás? (En árabe: entusiasmo’, ‘fervor’, y acrónimo de Harakat al-Muqáwama al-Islamiya, Movimiento de Resistencia Islámica) es una organización paramilitar palestina que se declara como yihadista, nacionalista e islamista. No ha negado nunca su deseo de destruir a Israel.
Hamás ha sido declarada organización terrorista por los Estados Unidos, Israel, Japón, Canadá, Australia, la secretaría general de la Organización de Estados Americanos y Egipto.
Hamás calculó muy bien su ataque. Lo hizo en un momento de debilidad extrema de Israel, presa de un Gobierno populista y crecientemente autoritario, liderado por Benjamin Netanyahu, desde hace años perseguido por la justicia de su país.
En Israel, la unidad nacional prevalece por el momento frente al ataque terrorista de Hamás. Sólo el centenario diario Haaretz ha optado por romper esta tregua política para lanzar una dura crítica a Netanyahu, señalado como el principal culpable de una situación que el movimiento islamista ha sabido aprovechar. El diario también abordó el contexto político en el que Netanyahu se encuentra acusado de tres casos de corrupción, y argumenta que un primer ministro con estas acusaciones no puede ocuparse adecuadamente de los asuntos estatales, ya que sus intereses personales pueden primar sobre los nacionales. Esto llevó a la formación de una coalición inestable y al cambio de altos oficiales del ejército e inteligencia percibidos como opositores políticos.
Es impresionante lo que algunos caudillos populistas, rehenes de sus errores, del daño que han hecho a sus sociedades, están dispuestos a hacer para salvarse de la cárcel y mantenerse en el poder. Sin embargo, por ahora el objetivo debe ser derrotar a Hamás. Se acaba de anunciar la formación de un gobierno de emergencia en Israel, lo cual era urgente y necesario.
Hamás no actúa solo. Es evidente el apoyo de Irán, a su vez socio y amigo de Putin. Asimismo, son conocidos los vínculos cercanos entre Hamás y el régimen venezolano; en 2015, su presidente, Ismail Haniyeh, visitó Venezuela, siendo recibido por Nicolás Maduro.
Como acertadamente destaca Anne Applebaum en The Atlantic, «La invasión rusa de Ucrania y el ataque sorpresa de Hamás contra civiles israelíes son rechazos flagrantes de ese orden mundial basado en normas, y anuncian algo nuevo. Ambos agresores han desplegado una forma sofisticada, militarizada y moderna de terrorismo, y no se sienten arrepentidos ni avergonzados por ello en absoluto».
Ambos peligros a la paz mundial y a los derechos humanos deben ser neutralizados. Hay que seguir apoyando a Ucrania sin vacilaciones; y hay que denunciar el horroroso terrorismo de Hamás y apoyar el derecho de Israel a la defensa.
Finalmente, el caradura de Putin exigió un cese inmediato de hostilidades en Gaza e Israel. Podría dar ejemplo, cesando su ataque homicida a Ucrania.