Viva el Recre manque haya perdío (*)
Como sabiamente decía El Guerra: «Lo que no pué sé, no pué sé… y además es imposible«. Ocurre, en este caso, que no estoy triste porque el Recreativo haya perdido la final de la Copa. Todo lo contrario, estoy contento de que haya llegado hasta ella, y que su derrota se deba a un hecho tan simple como incontestable: el contrincante era mejor, y además, por si fuera poco, también contaba con un camerunense llamado Eto’o. De ser el presidente del Recre un poco felipesegundo, pues éso, echaría mano al arsenal de frases históricas que se atribuyen al Rey Prudente y tendría que decir: «Yo no mandé mi equipo a luchar contra una superioridad tan elemental». Elemental, querido presidente.
¿Qué quieren ustedes? A quienes nos hemos criado viendo jugar al Recre en el viejo campo del Velódromo y hemos estado durante años, o si ustedes quieren durante unas temporadas que se nos antojaban eternas, aspirando a pasar de tercera a segunda división, ésto de haber llegado nada menos que a la final de la Copa nos parece una hazaña como de cantar de gesta. Todavía resuena en mis oídos el sonsonete gozoso de una coplilla que cantábamos un día:
El Recreativo de Huelva,
solera de la afición,
pasa este año a segunda,
a la segunda división.
Creo que ese ascenso a la segunda, de donde luego ya no se descendió… es más, hasta por dos veces se consiguió la hombrada de pasar a la primera… ese ascenso a segunda, digo, fue uno de los momentos estelares de nuestra vida de hinchas del decano. Perdón: Decano. (Caballero, qué coña…zo, ésto del decanato). Pero vuelvo al ascenso a segunda. Hasta entonces, nuestras glorias se reducían a un paradón de un guardameta llamado Vélez, jugando contra el Celta de Vigo en aquél Velódromo de nuestras culpas y pecados. Cómo sería aquél paradón, que el entrenador del Celta, quien era por aquellas calendas nadie menos que El Divino, o sea, don Ricardo Zamora, saltó espontáneamente al terreno de juego para felicitar al portero del Recre.
Tales eran nuestras modestas glorias de los cincuenta. Un paradón de Vélez, y santas pascuas.
Hoy, 28 de junio del 2003, cuando el calendario católico festeja a san Plutarco y compañeros mártires, y a santa Potenciana, virgen y mártir, nuestra gloria ya no es tan modesta: el Recre es, nada más y nada menos, subcampeón de Copa. Muchísimo más de lo que nunca nos hubiésemos atrevido a soñar ni siquiera cuando Crispi, Pilli, Joselín y compañeros mártires hicieron que Huelva alimentase la esperanza de asentarnos definitivamente en segunda.
Es vieja mi convicción de que la gran virtud de Huelva ha sido y sigue siendo la modestia.
Que hay que «descubrir América», ¡qué se le va a hacer!, adelante. Que hay que fundar el primer club de fútbol (y el primero de tennis, y el primero de golf) en España, ¡qué se le va a hacer!, adelante. Que hay que ganar el primer Premio Nobel para la poesía española, ¡qué se le va a hacer!, adelante. Pero, por favor, que no nos pidan luego mucho más.
A mí, sinceramente, ésto del subcampeonato de la Copa ya me parece casi una exageración muy poco onubense. Pero igual brindo por ese título con mucho gusto y fina voluntá, como decía mi agüela Remedios, que era una sabia. De haber ganado la Copa, ¡quién sabe si no perderíamos de una manera irremisible nuestra acendrada y hermosa modestia! ¡¡y hasta empezaríamos a parecer sevillanos!! quelle horreur!!!
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(*) Para www.idiomaydeporte.com : Crónica de la final de la Copa del Rey de fútbol en España del año 2003, disputada entre el Real Mallorca y el Recreativo de Huelva.