Voluntad y desprendimiento
En Venezuela tenemos algunos ejemplos, tanto la lucha iniciada en el 28, como la que se gestó en los años cincuenta, que terminaron siendo exitosos porque la dirigencia política estuvo a la altura de las circunstancias.
Desde el advenimiento del régimen antidemocrático que ha controlado al país en los últimos 22 años, hubo muchas extraordinarias reacciones de la sociedad civil que hasta ahora no han logrado el propósito de restablecer la institucionalidad democrática. Esto se debe en gran parte a que el liderazgo político no ha sabido entenderse y comprender que para lograr el objetivo debían, por lo menos temporalmente, superar las apetencias individuales y convertirse en una fuerza unida cuyo único objetivo tenía que ser la recuperación de la democracia.
Ahora, para colmo, vemos cómo sectores opositores se unen para acabar con la presidencia interina. No porque eso sea bueno o malo para el país, sino porque es la manera como piensan pueden sacar de la competencia a Juan Guaidó, porque este según las encuestas tiene supuestamente mayor aceptación pública que cualquiera de ellos y eso resulta inaceptable para su corta visión política.
Nos toca pensar que la madera de la que se formaron los líderes políticos del siglo XX es de una contextura muy diferente a la de los del siglo XXI y por lo tanto los resultados que se lograrán no estarán a la altura alcanzada en el siglo pasado. Ojalá estemos equivocados y que pronto se encienda la luz de la racionalidad, para que las aguas vuelvan a su cauce y la unidad prevalezca.
