Y la ganadora es un haya polonesa
En un final entre hayas, esta semana, un ejemplar polaco venció con facilidad a su rival de Bayeux, Francia, en el ya tradicional concurso del Árbol Europeo del Año, con que un grupo de entusiastas reunidos en la Enviromental Partnership Association de Bruselas reconoce, desde hace un decenio la belleza, longevidad y el significado histórico del patrimonio vegetal del Viejo Continente.
Corazón del Jardín es llamado el venerable coloso bicentenario que crece en el parque botánico de Wroclaw y retuvo para el país el galardón, por tercer año consecutivo.
El tercer lugar fue para el olivar de Luras, en Cerdeña, cuya edad se estima entre tres y cuatro mil años.
La camelia de la antigua Villa Margaridi en el Jardín Histórico de Guimaraes, declarada Patrimonio Nacional de Portugal, ocupó el cuarto puesto.
El quinto lugar, otorgado a un peral ordinario en la región de Pardubice de la República Checa, fue votado, más que por algún mérito estético, por su valor como sobreviviente de los tiempos del colectivismo.
El sexto fue para el Chaparro de la Vega. Un roble de 400 años, en un estado de conservación primoroso gracias al cariño de los moradores de Coripe, Andalucía, España, que celebran bajo su vasta sombra una romería en honor a la Virgen de Fátima.
La lima de María, bajo cuya sombra se impartía justicia hace 650 años, en Oisterwuk, en la provincia neerlandesa de Noord-Bravant, mereció el séptimo lugar, por su valor histórico y su voluntad de resistir a numerosos percances en el siglo XIX
Otro olmo milenario, en la localidad de Veryn, Ucrania, llegó en octavo lugar.
En la municipalidad de Jerceni Valmiera, el roble de Kanepju, de entre 450 y 800 años, el más famoso de Letonia desde su consagración en 1933 en el concurso abierto por una revista local, mereció el noveno puesto.
En décimo lugar, el castaño dulce del Acton Park en Wrexham, Gales, de más de cinco siglos, que sobrevivió a desastres naturales, la depredación humana y dos guerras mundiales y alberga ahora picnics y fiestas vecinales.
Otro castaño, relativamente joven, de apenas 200 años, en el pueblecito de Ozkabalial, en Lituania, merecedor del puesto once, cobijó al llamado Padre de la Nación, Jonas Basanavicius, y es uno de los escasos vestigios de la Segunda Guerra.
El roble de Viiralt, que honra al conocido artista local Eduard Viiralt, en Estonia, de 300 a 400 años, que obtuvo el puesto 12, fue sembrado, según la leyenda, por un monarca sueco como anticipo de la dominación de aquel reino sobre la apacible república báltica.
Puesto 13: la Dama Verde, una morera blanca de alrededor 400 años, en el Parque Nacional de Krka, Croacia.
En el puesto 14, otro roble que supera el medio milenio, en el distrito de Malacky, región de Bratislava, Eslovaquia.
Y finalmente, el cedro de 140 años del colegio belga de Saint-Marie en Arlon, Valonia, símbolo de fertilidad, paz y armonía
Bajo un nuevo esquema, para abreviar el lapso de votación y asegurar su confidencialidad, el jurado seleccionó quince candidatos de igual número de comunidades en la fase definitiva, entre ellas Ucrania por segundo año consecutivo y Lituania que había estado ausente en las recientes ediciones.
Votaron más de 174 mil personas y la ceremonia de premiación tuvo lugar en el anfiteatro Yehudi Menuhim del Parlamento Europeo. Como la guinda del pastel de una intensa actividad legislativa para reducir las emisiones de efecto invernadero mediante el uso de energías renovables más limpias y la protección de la biodiversidad.
Varsovia, marzo de 2024.