¿Y si las cosas son lo que parecen?
Como recordaba Orwell, ver lo que tienes delante de las narices requiere una lucha constante.
“No tienen suficiente desgracia los pobres gazatíes con la que les está cayendo como para encima tener que recibir a Ada Colau y a todos los que se han embarcado en el Sumud”, señaló la escritora Najat El Hachmi. La expedición de activistas logró desviar la atención de la tragedia real hacia ellos mismos. Tras decenas de miles de muertos y mientras continuaban los bombardeos, había que escandalizarse por la detención.
Era un desenlace esperado. El PSOE, después de haber alentado la expedición de Instagramers, rogaba que no se acercaran mucho, y el Furor no seguía a los barcos en la “zona de exclusión”. Había quien se indignaba: la pacifista Ione Belarra reclamaba usar medios militares. Todo es un paripé, y puede mantenerlo más tiempo quien menos responsabilidad tiene.
Entretanto, como el ministerio de Igualdad compró unas pulseras que no funcionaban bien para proteger a las víctimas del machismo, el Gobierno presenta un anteproyecto de ley sobre la violencia vicaria que permitiría prohibir libros como El odio de Luisgé Martín.
En Madrid, el PP apoya una moción de Vox que obligaría a hablar a las mujeres de un síndrome posaborto no reconocido por la ciencia; a las horas recula para corregir ese error no forzado, que además de ser paternalista pretendía informar cuando desinformaba. El presidente del gobierno, incapaz de aprobar unos presupuestos, anuncia un cambio en una constitución prácticamente inmodificable para blindar el derecho al aborto porque el alcalde de Madrid se ha hecho la picha un lío.
Por supuesto, el propio PSOE rechazó el “blindaje” hace unos meses por falta de consenso, en España se producen más de 100.000 abortos al año (parecen muchos para que la IVE esté en peligro, se diría) y los problemas que hay, como ocurre a menudo, no exigen nuevas leyes sino que se cumplan las que están en vigor.
Pero ¿qué más da? Como decía El Roto el otro día, es difícil hacer humor en una época que no es seria.
Mientras tanto, los casos de las pulseras y los cribados en Andalucía son muy distintos, pero apuntan a negligencias graves en sistemas públicos de protección. Europa responsabiliza a la gestión de Red Eléctrica del apagón del 28 de abril. Cada día crece la asombrosa impresión de que lo que parece una trama de corrupción política podría ser una trama de corrupción política, y el juez apunta que en algunos de los negocios de la esposa del presidente pudo influir que fuera la mujer del presidente.
Como recordaba Orwell, ver lo que tienes delante de las narices requiere una lucha constante: no conviene precipitarse, pero en la época del simulacro lo más perturbador es que a veces algunas cosas pueden acabar siendo lo que parecen.
Publicado originalmente en El Periódico de Aragón.