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Yevgueni Prigozhin

Es mejor no pensar lo que estos salvajes pueden hacer con el arsenal ruso si cae en manos de uno más lunático que el anterior

¿Qué esperaba Vladimir Putin, que las bestias del grupo Wagner iban a funcionar como un ejército regular, con moral y con reglas de enfrentamiento?, ¿con lealtad y honor? Cuando una manada de bestias anda suelta y encima les pagas tú, lo más normal es que se vuelvan contra ti a las primeras de cambio. Es solo cuestión de tiempo, sobre todo si enfrente hay un pueblo orgulloso y un Ejército de verdad, con moral alta y apoyado por una coalición internacional con Inteligencia y dinero (por ahora).

Yevgueni Prigozhin es el propietario de un ejército privado que mata al servicio del mejor postor, desde Chechenia a Ucrania, pasando por Siria, Malí o la República Centroafricana. Se cuenta que empezó con un puesto de perritos calientes tras cinco años en la cárcel por un robo casi adolescente. Poco después montó un restaurante y ahí conoció a Vladímir Putin y a su pandilla como clientes.

A continuación (y con su apoyo) fundó un inmenso ‘catering’ para suministrar raciones de comida al Ejército ruso y a los colegios de alrededor de Moscú. Lo siguiente resultó un incipiente y pequeño grupo de mercenarios reclutados (y bien pagados) entre los más bestias, sin escrúpulos ni límites, de las cárceles rusas. Desde ahí pasó al ejército de salvajes Wagner que, al parecer, ahora se ha rebelado contra su contratista, Vladímir Putin.

A partir de aquí, muchas dudas y alguna evidencia:

1.- Estaba claro, casi desde el principio del intento de la invasión de Ucrania, que esta locura le iba a reventar en la cara a Putin. El problema es cómo le ha explotado. Con su Ejército hecho unos zorros humillados.

2.- Lo que Putin no imaginaba es que sus propios soldados (desmoralizados, sin medios y sin formación) iban a abrir la puerta, rendiditos, a los mercenarios en Rostov. Lo siguiente es que los civiles rusos pueden hacer lo mismo: recibir con aplausos a los blindados de Wagner.

3.- La comunidad internacional (la nuestra) siempre barajó la posibilidad de una rebelión interna que acabara con Putin. Lo que ocurre es que una guerra civil (o casi) quizá sea demasiado.

4.- Volodímir Zelensky presencia cómo Putin amenaza a sus propios mercenarios con la verborrea habitual. Y ve cómo estos le insultan, se le vuelven y revuelven y filtran que avanzan hacia Moscú.

5.- Esta misma semana se han iniciado sesiones multinacionales para la reconstrucción de Ucrania. Lo siguiente será plantear la reconstrucción de Rusia, si no se destruyen antes, entre sí, absolutamente.

PD.- El problema es que Prigozhin es peor que Putin, aunque parezca imposible. Y que los oficiales rusos y los magnates son tan corruptos como los mercenarios. O más. Así que por el momento es mejor no pensar lo que esta panda de salvajes puede hacer con el anticuado y desfasado arsenal ruso si, en una de estas, cae en manos de uno más lunático y psicópata que el anterior.

 

 

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