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Yo, Pedro enamorado

Se ponga como se ponga Sánchez, Begoña firmó una carta de recomendación que apesta políticamente

Sería interesante un análisis psiquiátrico del grado de narcisismo contenido en la carta con la que Pedro Sánchez adopta aires de emperador, o de tirano ofendido, para comunicarnos que abandona temporalmente sus obligaciones a fin de dilucidar si aguanta o tira la toalla, porque es un «hombre enamorado» dolido ante los ataques que sufre su esposa, en su opinión injustamente. Lo nunca visto. Si el propósito de esta farsa no fuese devastador para la ya endeble salud de nuestra democracia, resultaría grotesca. Dadas las circunstancias, constituye un paso más en la deriva liberticida que ha emprendido el sanchismo.

Esta pirueta persigue múltiples objetivos, entre los cuales destaca la voluntad de intimidar. De amenazar a jueces, periodistas, medios de comunicación, representantes de la oposición y cuantos osen interponerse en su camino. El mensaje es inequívoco: «mi familia y yo somos intocables y cualquiera que se atreva a cuestionar nuestras actuaciones no solo se enfrentará a todo el poder del Estado, sino que habrá de soportar la ira de las masas». De ahí que sus pretorianos se hayan repartido los papeles. Montero y Bolaños son las plañideras que llaman a la santa indignación. La Fiscalía, el instrumento al servicio de La Moncloa encargado de obstaculizar cualquier investigación susceptible de dañar a sus ocupantes. Zapatero, el agitador que incita a los suyos a tomar las calles. RTVE, el altavoz de una tertuliana que pide, sin ruborizarse, la intervención del poder judicial y los periódicos críticos. Y la SER, la escogida para señalar a la hija del juez que instruye la denuncia presentada contra la señora Gómez.

Quien publica una noticia incómoda para la mujer de Sánchez entra a formar parte de la ‘fachosfera’, lo cual no obsta para que el escándalo tome cada vez más cuerpo y haya alcanzado las portadas de toda la prensa internacional, donde ya se habla abiertamente de corrupción. Porque se ponga como se ponga el enamorado, Begoña firmó una carta de recomendación para su amigo Barrabés, quien recibió adjudicaciones públicas millonarias después de patrocinarle un máster en la Complutense, y también tuvo tratos con Globalia, rescatada de la bancarrota por el Ejecutivo que preside su esposo. Todo lo cual será ilegal o no, pero responde a la verdad y apesta políticamente.

Este alarde de victimismo impostado resulta tanto más nauseabundo cuanto que proviene del presidente que hace suyos los votos de Bildu e introdujo en su gobierno a Podemos, los del ‘jarabe democrático’; del que calumnió desde el banco azul a la mujer de Feijóo, con ese «y más y más» referido a una acusación infundada; de la cabeza de un PSOE que desde hace años persigue con saña a Isabel Díaz Ayuso disparando contra su difunto padre, su hermano y su pareja. De un hombre carente de escrúpulos que, haga lo que haga el lunes, demuestra una vez más no ser digno de presidir el Gobierno de España.

 

 

 

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