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Yoani Sánchez: La arrogancia de la policía política cubana

En la última década varias han sido las grabaciones de interrogatorios policiales que los activistas cubanos han logrado hacer y sacar a la luz. En muchas de ellas se escucha a oficiales de la Seguridad del Estado intimidar, amenazar y comportarse como dueños y señores de todo el país, por encima de las leyes, de la vida humana y de los derechos ciudadanos. Pero el audio logrado por el fotógrafo Javier Caso durante una «entrevista» con la policía política tiene un valor incalculable como testimonio y como radiografía de toda una época.

 

 

El cubano, residente en Estados Unidos y hermano de la reconocida actriz Ana de Armas, visitó recientemente la isla y contactó en varias ocasiones con la actriz Lynn Cruz y el director de cine Miguel Coyula. Bastó un encuentro con sus amigos de toda una vida para recibir una citación del Departamento de Inmigración y Extranjería. Una vez allí, se desarrolló un guion bien conocido por disidentes, opositores y todo periodista independiente que ha sido convocado alguna vez a este tipo de encerrona policial.

El audio que grabó Caso, quien por el solo hecho de registrar las voces en un dispositivo evidencia una gran valentía, logra transmitir el absurdo de la situación, la arrogancia de los interrogadores y esa atmósfera donde el individuo está a merced de un aparato de vigilancia y control capaz de saltarse sin miramientos la Constitución, el Código Penal y cuanta resolución legal exista en esta Isla. El joven fotógrafo se encontró ante dos hombres que personifican el verdadero poder que controla Cuba, por encima de diputados, ministros y presidentes.

Es una cara grotesca y cruel que brota desde la impunidad de una institución represiva que ha campeado a sus anchas por décadas

Los oficiales quedan en ridículo, dicen barbaridades como que la policía cubana es la quinta mejor del mundo o se atreven a decidir quién puede ser llamado artista o no, aunque ellos mismos tal vez no sepan ni jota de expresiones creativas ni arte contemporáneo.

El gran triunfo de Caso es llevar, con aparente ingenuidad pero con mucha inteligencia, la conversación a un punto en que los segurosos tienen que quitarse la máscara y mostrar el verdadero rostro que se esconde bajo las formalidades burocráticas y del aparente respeto al orden. Es una cara grotesca y cruel que nace de la impunidad de una institución represiva que ha campeado a sus anchas por décadas y cuya altanería termina por llevarla al ridículo en esta conversación.

Desde que las nuevas tecnologías irrumpieron en la Isla, muchos han sido los testimonios (fotos, audios, videos) que atestiguan el marco de falta de derechos en el que vivimos los cubanos, pero esta grabación tienen un mérito especial. Además de la calidad con la que se escucha y la ecuanimidad del interrogado para tirar de la lengua a los oficiales, este testimonio provoca una indignación que no se aplaca fácilmente. En la medida en que se oye, hay una rabia que brota y se convierte en decisión y en convicción: no podemos permitir que la policía política siga gobernando Cuba.

 

 

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