Yoani Sánchez: La prensa oficial cubana no ha anunciado aún la caída del Muro de Berlín
Tengo un amigo que solo se enteró de la caída del Muro de Berlín en una reunión del núcleo del Partido Comunista en el instituto estatal donde trabajaba entonces. La prensa oficial apenas había sacado en sus páginas interiores una breve nota en la que informaba de la «apertura de la frontera de la RDA», pero sin dar detalles de lo ocurrido ni de sus profundas implicaciones políticas. El derrumbe de la barrera solo se le hizo saber a algunos elegidos en las semanas posteriores a aquel 9 de noviembre de 1989, pero incluso para ellos la noticia vino envuelta con todo tipo de tergiversaciones y maquillajes.
Hoy, 31 años después, del Muro de Berlín queda una cicatriz que puede verse aún en el asfalto de esa ciudad, algunos trozos en pie a manera de recordatorio y una extensa profusión de testimonios, análisis e investigaciones de aquellos días que redefinieron el rostro de Europa y del resto del mundo. Pero, la testaruda prensa oficial cubana sigue escamoteando aquel hecho y evitando aludir a la efeméride. No sorprende que Granma haya dedicado por estos días espacio al aniversario de la Revolución de Octubre pero haya olvidado convenientemente el fin de la «hermana República Democrática Alemana».
El castrismo siempre ha creído que a través de la palabra puede cambiar la realidad, ceñirla a sus consignas o a sus silencios
El castrismo siempre ha creído que a través de la palabra puede cambiar la realidad, ceñirla a sus consignas o a sus silencios. «Si no se menciona es que no existe», parece ser una de las máximas editoriales más arraigadas en los medios controlados por el Partido Comunista. Como si al silenciar un hecho o barrer un acontecimiento bajo la alfombra estuvieran logrando borrar también a sus protagonistas, sus anécdotas y sus repercusiones. Bajo esa misma premisa los periódicos nacionales no han hablado hasta el día de hoy sobre los crímenes de Stalin, no han publicado reportes de las masacres de Pol Pot ni han aludido a los sucesos de la Plaza de Tiananmen.
Así, año tras año, muchos cubanos revisamos los periódicos nacionales en busca de alguna alusión a la caída del Muro de Berlín como una forma de probar cuán intacto sigue el veto informativo sobre aquel acontecimiento y cuán poco ha logrado avanzar en estas tres décadas el periodismo oficial. Y cada noviembre, desde aquel lejano 1989, volvemos a comprobar que la cortina de acero de la censura sigue en pie en esta Isla.