Yulimar Rojas, la niña del rancho que pudo con Inessa Kravets
Criada en una familia humilde, la atleta se interesó primero por el voleibol, pero contactar con Pedroso por Facebook cambió su vida
Pudo ser jugadora de voleibol o saltadora de altura, pero Yulimar Rojas, la niña que no paraba quieta en la barriada de Pozuelos, a las afueras de Puerto La Cruz (Anzoátegui, Venezuela), es desde ayer la nueva plusmarquista mundial de triple salto tras irse hasta los 15,67 metros para ganar además el oro olímpico. Le costó, pero por fin alcanzó a Ivessa Kravets, poseedora de una de esas marcas históricas que parecen inalcanzables. Pero para Rojas no hay nada inalcanzable en su vida. Si logró la gloria después de crecer en una familia con pocos recursos, cómo no iba a poder con una marca que llevaba 26 años inamovible en el ranking mundial…
Su madre Yuleisi Roríguez explicaba hace años en una entrevista que Yulimar creció «en un ambiente humilde, con bastantes carencias. En un humilde ranchito vivíamos toditos y ahí se fue levantando y levantando». En Venezuela, un rancho es una vivienda precaria de techos metálicos y situadas en las zonas más pobres de las localidades. Ahí creció Yulimar, siempre inquieta y siempre feliz pese a las estrecheces económicas. Pese a que nació en Caracas, creció en Puerto la Cruz por motivos de trabajo de su padrastro, que recordaba que a la pequeña Yulimar le gustaban todos los deportes, hasta que se fijó en el voleibol. Tenía 13 años y Yulimar se quedó enamorada de este deporte al ver a las selecciones masculina y femenina de Venezuela clasificarse para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Pero fue Jesús Velásquez, entrenador de atletismo, quien se fijó en el talento de Yulimar y le convenció que lo suyo era el atletismo, aunque su primer contacto fue en salto de altura, donde llegó a saltar 1,89. Incluso ganó el oro en los Juegos Sudamericanos de 2014, pero ese año decidió junto a Velásquez cambiar al triple. «Decían que estábamos locos», recuerda el técnico.
«La locura fue buena. Hicimos altura, 100 metros, longitud, triple y nos quedamos con éste último. Me enamoré perdidamente del triple. Ha sido la mejor decisión de mi vida», contó Rojas tiempo atrás.
Quedaba el último y decisivo paso para que esta venezolana de 1,93 de altura evolucionara hasta ser la mejor. «Quería entrenar con Iván Pedroso y le contacté por Facebook, fue todo un atrevimiento, porque pensaba que igual ni sabía quien era yo, pero lo hice», recuerda Rojas. Pedroso contestó y le propuso en 2015 viajar a España, a Guadalajara, donde había establecido su centro de entrenamientos. Y en 2016, Yulimar Rojas ya estaba allí, dispuesta a mejorar en todos los aspectos. Se integró perfectamente en el Team Pedroso, del que es pieza fundamental por su alegría, y cinco años después, Rojas es campeona olímpica y plusmarquista mundial tras saltar 15,67 y borrar de las listas a Inessa Kravets.
La ucraniana fue una saltadora excepcional, pero sus registros nunca pudieron escapar de la sombra del dopaje, ya que Kravets estuvo dos veces sancionada, tres meses en 1993 y dos años en 2000 por haber tomado anabolizantes. Pero entre medias quedó para el recuerdo aquel salto de 1995 en Estocolmo, donde voló hasta los 15,50 metros, una marca que siempre estuvo convencida de que podría superar, pero nunca lo logró. En su palmarés aparece el oro olímpico de Atlanta’96. Se retiró en 2004, tras ser plata en el Mundial de pista cubierta.
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