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30 de junio: jornada más represiva del primer semestre de 2020 en Cuba

Tras la convocatoria a participar en varias protestas pacíficas contra la violencia policial, unos 200 activistas, periodistas y opositores fueron arrestados o retenidos en sus hogares

Este pasado martes, cubanos de diferentes provincias fueron llevados a estaciones policiales o retenidos en sus hogares para impedirles asistir a la manifestación convocada por la sociedad civil independiente, la cual exigía justicia para Hansel Ernesto Hernández, el joven de Guanabacoa recientemente asesinado por un oficial de la Policía; y libertad para Silverio Portales, preso político que se encuentra muy enfermo.

De acuerdo con las listas elaboradas por varios activistas y periodistas, este 30 de junio ocurrieron alrededor de 200 actos represivos.

Tanto Henry Constantín, director de la revista La Hora de Cuba, como Laritza Diversent, directora de Cubalex, y la Fundación Panamericana para la Democracia recopilaron la información, que mostraba alarmantes niveles de represión en respuesta a la convocatoria de un ejercicio cívico.

Los lugares en los cuales tendrían lugar las concentraciones convocadas ―el Cine Yara en La Habana, el Parque Céspedes en Santiago de Cuba y otros― fueron tomados por fuerzas combinadas del Ministerio del Interior (MININT).

Igual que en ocasiones anteriores, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) colaboró con el Departamento de la Seguridad del Estado para mantener incomunicados a periodistas y activistas que habían confirmado su asistencia a las protestas pacíficas o que eran potenciales participantes, según la Policía política cubana.

Debido a los actos represivos en su contra, opositores, artistas, periodistas y disidentes de diferentes grupos intentaron sumarse sin éxito.

Varias decenas fueron detenidos al salir de sus viviendas, entre los que se encuentran Iván Hernández Carrillo y Francisco Rangel, de Matanzas; Arianna López Roque, Yanisbel Valido y Alexeis Mora Montalvo, de Villa Clara; Yordanys Labrada y Samuel Leblán, de Santiago de Cuba; Ana Iris Miranda Leyva y su hermana, de Holguín; e Ismael Boris Reñí, Luis Manuel Otero, Ileana Hernández y Maykel Osorbo, entre otros, en La Habana.

 

Por su parte, José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), tuvo que saltar por el balcón de su casa para llegar a la calle, después que la Policía pusiera un candado en la reja de su vivienda para impedirle salir. No obstante, fue arrestado con violencia al igual que su hijo menor. Ambos se mantuvieron detenidos durante siete horas.

No obstante, la mayor carga represiva la recibieron aquellos cubanos que fueron sometidos a permanecer por horas bajo el sol, en calabozos, en las afueras de la ciudad o golpeados como José Daniel Ferrer Cantillo, de 17 años, quien denunció que al momento de la detención recibió varias lesiones, incluida una en un pie, donde le pasó por encima la llanta de un auto de la Policía.

Iam Gámez Gell, activista de la UNPACU y promotor de Cuba Decide, también fue golpeado durante su arresto. Otro activista, Ebert Hidalgo Cruz, fue liberado luego de ocho horas con las manos lastimadas a causa de las esposas.

Una gran mayoría fue puesta bajo arresto domiciliario como Zaqueo Báez, Omara Ruiz, Félix Navarro, Leticia Ramos, Arianna Ávila Gilart, Ada Ivis Ladrón de Guevara, Carlos Oliva Rivery, Anibal Riveaux Figueredo, Miraida Martín, Jacqueline Heredia, etc.

Casi todos fueron liberados en el transcurso del día y algunos fueron llevados a las afueras de sus ciudades de residencia, donde los dejaron abandonados. No obstante, hasta ahora permanece arrestada Lariuska Molina Enamorado, activista de la UNPACU y promotora de Cuba Decide que reside en Jobabo, Las Tunas, y es madre de dos hijos pequeños.

Este llamado a protestar contra la violencia policial fue una de las acciones frontales pacíficas convocadas por la oposición interna, la cual fue sofocada por el régimen cubano.

Para Ferrer, que salió a la calle a pesar de estar cumpliendo una sanción de cuatro años y medio de prisión domiciliar, la jornada de este martes resultó una victoria.

“Pese a la gran represión, activistas de la UNPACU que no son públicos realizaron acciones contestarias en las calles. El día de hoy (30 de junio) fue un nuevo ejercicio que da lugar a que otros se sientan motivados y terminen participando en la próxima convocatoria. Seguiremos así, de ejercicio en ejercicio, hasta que muchos venzan el temor y seamos miles en las calles luchando por la libertad”, declaró a CubaNet.

Desde el exilio, el líder juvenil de la UNPACU, Carlos Amel Oliva, opinó: “Se volvió a demostrar que la sociedad civil cubana, la que existe ahora, la valiente, la que lleva en sí el decoro de un pueblo entero que calla porque la represión y el control son muy elevados, puede concertar estrategias y acciones, puede autoconvocarse para protestar por un tema puntual. Hoy fue por el asesinato de un joven negro a manos de la Policía, pero cuando la marcha de los girasoles en septiembre de 2019 fue contra la represión hacia la oposición y el pueblo”.

Para Oliva, quien protagonizó en Santiago de Cuba decenas de marchas pacíficas, este tipo de convocatorias tienen un alto costo para el régimen, puesto que son ejemplos de unidad de la sociedad civil cubana y un ejercicio válido que se debe ir repitiendo y perfeccionando.

“Creo que no puede ser objeto de críticas, sino que deben ser elogiadas. El hecho de que no se sumaran grandes masas de pueblo no es cuestión de cómo se hizo ni de quienes lo hicieron. Se trata de condiciones objetivas y subjetivas que aún escapan de la voluntad de los valientes que salieron a protestar este 30 de junio. Perseverar una y otra vez, como ellos lo hicieron hoy, es la única forma de alcanzar la victoria”, culminó.

 

 

 

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