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4-F: La noche que no termina

Mientras esta edición circule se estarán cumpliendo 30 años del 4 de febrero de 1992 (el 4-F como lo llaman ahora). Hay cientos de versiones de aquellos hechos, pero es oportuno entregar otro enfoque. Los hechos ocurrieron de noche, entre el lunes 3 y el martes 4 de febrero; en esa madrugada 34 venezolanos, (hay quienes elevan la cifra a 38) fueron asesinados con las armas de la República, que fueron secuestradas por un grupo de oficiales, que violando sus juramentos y deberes y en contra de todos sus manuales y reglas, decidieron apuntarlas contra otros venezolanos y accionarlas.

El martes 4 cerca de las 10 am, el país conoció, por su propia confesión, al “responsable” de esos asesinatos. En diciembre de 1998, el mismo país que escuchó al criminal, que actuando con nocturnidad, premeditación y alevosía, se declaraba “responsable” de esos asesinatos, lo eligió con sus votos presidente de la república ¿Cómo entender semejante atrocidad? No es fácil, pero se puede dejar una teoría para la polémica.

En Venezuela, como en muchos países hay una muy marcada cultura de la transgresión, las multas se concretan en el sitio, “cuánto hay pa’ eso”, no se respetan las flechas, los semáforos, ni las leyes de tránsito. Mientras, en esa fecha infausta un grupo de oficiales ideologizados por un proceso académico manejado por años desde una izquierda atrasada, que se refugió en las máximas casas de estudio, se fue alineando con conceptos de instituciones marxistas, que junto con el orden cerrado y la bandera de la Seguridad Nacional, terminaron cocinando un monstruo más nazi que socialista. Se fueron detrás de un “orate enmantillado”, un desequilibrado con don de palabra y mucha suerte, y atacaron la República Civil, que los formó, para tomar el poder, junto con una serie de beneficiarios de la democracia, que perdían poder ante el reinicio del sistema que estaba en plena modernización. Desde aquel 4-F 1992, la noche, cerrada y oscura, no ha cesado en Venezuela y el dolor, que nos apuñala el alma, se instaló en nuestras vidas.

¿Se hará la luz? Claro, siempre se hace, pero es bueno empezar a reconocer que quienes iniciaron esta tragedia siempre han sido criminales y asesinos.

 

 

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