Gehard Cartay R.: La auténtica naturaleza del régimen
Casi 60 años después del derrocamiento de la tiranía perezjimenista, Venezuela vuelve a transitar el túnel oscuro de otra experiencia dictatorial.
Ya pocos, en realidad, dudan que estamos en ese umbral. Cada vez más los venezolanos nos convencemos de que el régimen marcha hacia un autoritarismo suicida, que no tiene futuro ni viabilidad en estos tiempos.
Lo que sucede es que estamos frente a un tipo de dictadura que se apoya en sus órganos judiciales y electorales, muy parecida a la que el general Pinochet instauró en los estertores de su tiranía, cuando algunos pudieron opinar por los pocos medios que se permitían, revivieron los partidos políticos, hubo manifestaciones y protestas y, finalmente, el mismísimo régimen militar realizó un referendo para consultar al pueblo sobre la conveniencia o no de su continuación. Ya sabemos los resultados de aquel proceso que devolvió Chile a la democracia.
Aquí, sin embargo, el proceso opera a la inversa. Allá evolucionaron de una terrible dictadura a la democracia plena. Aquí vamos al revés. Y eso es lo que explica que aún queden ciertas rendijas democráticas que al régimen le ha resultado difícil cerrar, aunque no ceja en este empeño. Muy a su disgusto -y sobre todo de cara a la comunidad internacional- aparenta convivir aún con ciertas formas democráticas, aunque cada vez menos. Pero, en lo que le sea posible, no dude el amigo lector que tratará de eliminarlas.
Un hecho que agrava toda esta marcha acelerada del régimen hacia el más absoluto autoritarismo suicida es la gigantesca tragedia política, social y económica que han creado, nunca antes vivida en Venezuela. Porque, en lugar de ejecutar medidas para intentar detener esa mega crisis, quienes por ahora están en el poder sólo se ocupan de aferrarse a este como garrapatas, sin importarles los perversos mecanismos que usan. Y todo ello en medio de una vulgar orgía de violaciones a la Constitución y las leyes y en un obsceno ejercicio de inescrupulosidad, corrupción y propósitos absurdos, entre los cuales no descartan la eliminación política del adversario.
¿Cuáles son los elementos que caracterizan a este autoritarismo creciente sobre Venezuela? Señalemos, por ahora, apenas dos muy elocuentes.
Por una parte, estamos frente a un régimen que no oculta su deseo de prolongarse indefinidamente en el tiempo. Toda dictadura siempre busca ese objetivo, pues consideran que no tienen fecha de vencimiento. Ahora, cuando saben que la mayoría de los venezolanos los rechaza, entonces pretenden postergar las elecciones pendientes y cualquier consulta al pueblo, como el Referendo Revocatorio.
Por la otra, no puede olvidarse que toda dictadura, en especial si representa una involución al haber obtenido el poder por la vía de los votos -casos de Mussolini y Hitler, entre otros-, desmantela la democracia y sus instituciones para ponerlas al servicio de su objetivo de permanecer en el poder a costa de lo que sea.
En este propósito, por paradójico que parezca, las democracias -afirmaba el intelectual francés Jean François Revel- siempre son presa fácil, por la sencilla razón de que constituyen el único sistema que puede destruirse desde adentro utilizando, perversamente eso sí, sus propios mecanismos, tal como ocurre en Venezuela desde que el chavismo ganó las elecciones en 1998, luego de haber intentado criminalmente llegar al poder por la vía del golpe de Estado.
¿Habrá que recordar, otra vez, la permanente actitud represiva del régimen, que no sólo incluye la utilización siniestra de sus tribunales, sino también de organismos policiales y algunos componentes de la Fuerza Armada? ¿Habrá que citar, nuevamente, el creciente número de presos políticos, exiliados y perseguidos que hoy son clara demostración de la naturaleza dictatorial del régimen?
¿O habrá que recordar su ya indisimulada estrategia para liquidar la actual Asamblea Nacional, electa en diciembre por la inmensa mayoría de los venezolanos, tan sólo porque ya no es un instrumento ciego a su servicio, como lo fue en los últimos años, y ahora la conceptúan como un obstáculo para sus propósitos de eternizarse en el poder, bloqueando cualquier iniciativa o investigación de su corrupción milmillonaria?
¿Habrá que citar también la judicialización de la política o la politización de la justicia para perseguir y condenar a los adversarios del régimen, violando flagrantemente la Constitución Nacional?
Si queremos derrotar este régimen hay que desenmascarar su verdadera naturaleza. De esta gran verdad dependerá que podamos desmontarlo cuanto antes, por el bien de Venezuela. Y no podemos equivocarnos al respecto.
@gehardcartay
El Blog de Gehard Cartay Ramírez