Democracia y PolíticaEconomía

¿Quién los entiende?

identidadEl periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, trae en su número del pasado lunes dos trabajos que desdicen de la coherencia ideológica de dicho partido político.

En la primera plana, con título en rojo, se anuncia la Feria Internacional de La Habana 2016. Esta feria que tiene carácter eminentemente comercial, abre sus puertas a más de 4.500 expositores que «se han dado cita para buscar oportunidades de negocios en el evento que se ha establecido como la mayor bolsa comercial del Caribe».

Términos tales como «oportunidades de negocios», «bolsa comercial», «inversión extranjera», «producción de bienes y servicios», «financiamiento externo», etc., se refieren a actividades tanto productivas y de servicios, como de mercado, eslabón indispensable para que se establezca la relación entre productor y consumidor.

Las empresas extranjeras que asisten al evento son empresas de carácter transnacional, mientras que las entidades cubanas, no importa cómo se llamen ni a qué se dediquen, pertenecen a un solo empresario, el Estado cubano. Esto último es uno de los factores que inciden en que de estas ferias no se deriven todos los compromisos comerciales deseables.

No obstante el interés del Estado cubano en establecer relaciones de mercado normales con cualquier empresa del mundo, en la cuarta página del mismo diario aparece un contradictor artículo anunciando «una Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo», donde se niega toda posibilidad a las relaciones de mercado: «la lucha contra el libre comercio y las transnacionales», «una integración… con centro en la solidaridad, la reciprocidad, la cooperación y la complementariedad, que rompa con la lógica del mercado».

Quiere decir que mientras se celebra una feria comercial se aboga a su vez por que  no haya relaciones de mercado, sino solo solidaridad, reciprocidad, cooperación y complementariedad. Esto daría como resultado un mundo donde no exista el estímulo de la ganancia y donde cada cual labore para los demás con entero altruismo, para envidia de los ángeles.

He ahí otra razón poderosa por la cual las empresas extranjeras son reticentes a la hora de  establecer negocios con el Estado cubano. Al final, el Gobierno de Cuba no tiene interés en comprar o vender, sino en que le ayuden, que los demás sean recíprocos, cooperativos y complementarios, no en una situación de emergencia, sino por siempre, como obligación moral de los que producen con eficiencia, son creativos, ahorran e invierten, a favor de un supuesto derecho natural de otros a ser ineficientes, vagos, incapaces, dilapidadores y, por ende, mantenidos.

El motivo por el que unos países se desarrollan y otros no, lo da la medida en que los empresarios de esos países disfrutan de la «lógica del mercado». Si las relaciones de mercado crean desigualdades en esos lugares, estas no son tan injustas como la igualdad socializante que sufrimos los cubanos.

Al cabo, no hay derecho a aprovecharse de las riquezas producidas por los infelices y explotados proletarios del mundo donde impera la economía de mercado, ni los capitalistas están obligados a compartir sus ganancias con los enemigos de clase que aspiran a destruirlos y enterrarlos.

La cacareada «lucha contra el libre comercio y las transnacionales» es una lucha contra los empresarios participantes en la Feria Internacional de La Habana, porque no son los gobiernos de países amigos los que asisten a la muestra, sino vulgares capitalistas con intenciones de lucro provenientes de más de 75 países.

El mercado genera riquezas, la caridad no permite salir de la mendicidad. Los liberales queremos una Cuba próspera y democrática, los comunistas prefieren un país que inspire lástima y que explota a sus médicos a cambio de petróleo y votos en la ONU.

Feria Internacional y Jornada Continental a celebrarse de manera simultánea. Cuba se debate entre los compromisos ideológicos pasados de moda que no conducen a ninguna parte y el desarrollo económico que depende únicamente de la aborrecida economía de mercado. Ser o no ser, qué dolor de cabeza.

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