La oposición venezolana enterró el jueves un diálogo con el gobierno de Nicolás Maduro, que se inició buscando superar la aguda crisis económica y social que sufre el país petrolero, y, en su lugar, llamó a sus seguidores a intensificar las protestas callejeras.
A fines de octubre del año pasado, Maduro y la coalición de partidos de oposición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se sentaron en la mesa con la mediación del Vaticano y cuatro ex presidentes; sin embargo, las negociaciones no llegaron a buen puerto y están congeladas desde diciembre.
La MUD decidió el jueves levantarse de la mesa acusando al Gobierno de no cumplir los compromisos acordados, como la liberación de un centenar de “presos políticos”, la apertura de un canal humanitario que alivie la escasez de bienes básicos y la convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas.
“El experimento de ‘diálogo’ que se desarrolló en Venezuela del 30 de octubre al 6 de diciembre de 2016 es un capítulo cerrado que no se volverá a abrir”, dijo la MUD el jueves.
La oposición acusa a Maduro de ser el principal responsable de que Venezuela sufra la mayor inflación del planeta, una persistente escasez de bienes básicos y una recesión económica.
El heredero político del fallecido Hugo Chávez, sin embargo, sostiene que es víctima de una “guerra económica” de sus adversarios con el fin de desbancarlo.
A fines del año pasado, la MUD acordó un cese de las protestas callejeras para favorecer el proceso de diálogo con el Gobierno. Pero tras el naufragio de las conversaciones, convocó el jueves a las calles para presionar por un cambio.
“Llamamos al pueblo venezolano a intensificar la protesta pacífica, constitucional y democrática (…) ninguna negociación política tendrá éxito si no esta respaldada por una creciente y sostenida movilización ciudadana”, pidió la MUD.
Miles de opositores habían marchado el lunes en Caracas y las principales ciudades del país, reclamando al Consejo Nacional Electoral (CNE) la convocatoria de elecciones locales pospuestas, pero la participación no igualó las masivas manifestaciones de meses previos. Reuters