El ‘secreto limpio’ de Chile
Una estudiante hispana en California prueba un foco cargado con energía solar en el techo de una tienda de campaña diseñada para desamparados. EFE
Hasta no hace poco, el futuro energético chileno se veía sombrío. Pocos proyectos de generación eléctrica se construían haciendo peligrar el suministro que sería necesario en pocos años más. Todo esto mientras los precios de la electricidad no paraban de crecer en licitaciones de suministro cada vez menos competitivas.
Cuando hablamos hoy de energía en Chile parece que estuviéramos hablando de un país completamente diferente. Mientras Bloomberg Climatoscope coloca al país en el tercer lugar a nivel mundial como destino más atractivo para inversiones en Energías Renovables, en agosto del 2016 se obtuvieron los precios más bajos a nivel mundial para el desarrollo de una planta solar hasta ese momento.
Cabe preguntarse entonces, qué fue lo que hizo que Chile esté hoy en día transitando por un boom energético renovable.
Sin lugar a dudas Chile tiene condiciones geográficas extremadamente favorables. El potencial solar está cifrado en más de 1.600 GW, siendo el desierto de Atacama el lugar de mayor radiación solar en el mundo. Pero no todo es solar. El país sigue teniendo una fuerte presencia de generación hidroeléctrica y actualmente disfruta de energía eólica a lo largo de todo el país, tiene extensas costas para aprovechar un futuro potencial marino y durante el presente mes ha iniciado las pruebas la primera central geotérmica, la cual es también la primera en Sudamérica.
Actualmente, Chile posee una capacidad instalada total de 23GW, de la cual el 13% corresponde a energías solar y eólica. En el año 2008, estas tecnologías representaron menos del 1% de la capacidad instalada. La singularidad de Chile es que consiguió este salto sin ningún tipo de subsidio. Cuando el semanario The Economist habló del “secreto sucio” de las renovables en el mundo, se refería a que la utilización desmedida de subsidios para respaldar la expansión de estas fuentes energéticas había llevado a una trampa al sector. Esta realidad que recoge The Economist puede tener asidero en algunos países, pero en Chile vivimos una situación totalmente distinta.
Chile ha demostrado que las energías eólica y solar pueden competir de igual a igual, evidenciado por el aumento en la inversión realizada en este tipo de tecnologías. En el sector eléctrico, actualmente más del 40% de la capacidad eléctrica en construcción corresponde a proyectos basados en estas tecnologías. Sin duda, Chile tiene un “subsidio natural” por sus recursos privilegiados.
Uno de los principales factores que explican los bajos precios alcanzados últimamente en el sector es la caída en costes de inversión de las tecnologías renovables en todo el mundo. Pero nada de esto hubiera sido posible sin la competencia que se generó producto de los cambios regulatorios y la participación activa del Estado en la reducción de asimetrías de información y disminución de barreras a la entrada.
Las últimas licitaciones de suministro eléctrico consideraron la creación de bloques horarios, dando origen a submercados, en los cuales cada tecnología podía competir aprovechando sus ventajas comparativas en cada uno de estos bloques. Sumado a lo anterior, se ha proporcionado información técnica relevante sobre el potencial de la energía solar y eólica a lo largo de todo el país, facilitando la toma de decisiones de inversionistas nacionales y extranjeros. Como resultado hemos observado la entrada de nuevos actores en el proceso de licitación reciente de suministro eléctrico, pues si en 2006 participaban sólo empresas incumbentes del mercado, en 2016 el 52% de la energía fue adjudicada a nuevos entrantes.
El liderazgo alcanzado por Chile en materia energética ha sido producto de una regulación activa y dinámica, que ha sabido adaptarse a los cambios en el mercado. Se ha podido fomentar la introducción de energías renovables, equiparando las condiciones de competencia, considerando las características inherentes de cada tecnología, sin la necesidad de introducir subsidios, tarifas diferenciadas ni cuotas de participación que originen distorsiones económicas en el mercado.
Como parte de nuestra política energética de largo plazo, hemos tomado como compromiso alcanzar un 70% de generación renovable al año 2050. Sin lugar a dudas las perspectivas energéticas del país han cambiado radicalmente y hoy podemos sentirnos seguros de que avanzamos hacia un futuro más sustentable.
Andrés Rebolledo es el ministro de Energía de Chile.