Juan Zepeda, el candidato que sorprendió por la izquierda en el Estado de México
Sus críticos dicen que divide la izquierda y quienes lo defienden le atribuyen la salvación del PRD. Aunque no tiene posibilidades de victoria ha protagonizado la sorpresa de la campaña y ha pasado de ser un total desconocido al hombre de moda que sube en las encuestas
Salvo en caso de victoria, las campañas electorales son la losa que sepulta las ideas, la mesura, el juego limpio y los candidatos. Excepto en el caso de Juan Zepeda. A sus 49 años la izquierda mexicana, amiga y enemiga, ha puesto los ojos en este aspirante por el que la opinión pública no daba un peso hace dos meses. Tampoco los da hoy- ocupa entre el tercer y cuarto lugar en las encuestas para gobernar el Estado de México– pero rara vez, estar tan abajo en los sondeos, ha supuesto un rédito político tan notable.
Una historia personal plagada de carencias, un discurso coherente, una trayectoria política correcta y una imagen aseada, lo han catapultado a la primera línea. Sus críticos dicen que divide a la izquierda y frena una posible victoria de la aspirante del Movimiento de Regeneración Democrática (MORENA), Delfina Gómez. Quienes lo aplauden reconocen su firmeza para no sucumbir a las presiones y salvar con dignidad la pérdida de poder del PRD ante la irrupción del tsunami de Andrés Manuel López Obrador.
A pesar de que no tiene ninguna posibilidad de ganar el próximo domingo, todos coinciden en que ha nacido un político llamado a renovar el enmohecido panorama nacional.
Hasta llegar aquí el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Juan Zepeda pertenecía al grupo de políticos latinoamericanos que antes de amar la política y usar gel en el cabello, amaron la guitarra y llevaron melena. Un grupo en el que estarían Nicolás Maduro o Justin Trudeau, quienes en algún momento se fotografiaron con la Stratocaster en la mano. El de Neza sin embargo, tiene poco de chavista y ha obviado al único pajarito que ha escuchado y que le decía que tirara la toalla. A medida que avanzaba la tensa campaña electoral se parecía más al canadiense, por la mesura en su discurso, aunque criado en Nezahualcóyotl.
Licenciado en Derecho por la UNAM, Juan Zepeda Hernández nació en 1968 en Ciudad Nezahualcóyotl, hoy un importante municipio de más de un millón de habitantes a las afueras de la Ciudad de México, pero otrora un violento suburbio donde llegaron miles de familias emigradas del campo en los años 60 y 70.
En una entrevista en el diario Reforma admitió que vivió en una casa de cartón, que tenía que robar la luz para tener electricidad y que acarreaba agua desde la fuente hasta su vivienda para sobrevivir. Zepeda reveló que fue indocumentado 13 años en Estados Unidos y que estuvo encarcelado en California por participar en una protesta por los derechos civiles.
Sin embargo, el pasado se fue con la cabellera roquera el día que entró en la dirección del PRD en el Estado de México y en 2013 se convirtió en alcalde de Neza, donde logró reducir a la mitad los índices delictivos en su ciudad natal.
Casualmente, durante la toma de posesión del cargo como presidente municipal, anunció que llegaba “de frente y con decisión para acabar con la delincuencia”. Un eslogan muy parecido al famoso “Fuerte y con todo contra la delincuencia” del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Alfredo del Mazo, que lidera las encuestas. Al final de su gestión (2013-2015) logró una reducción del 60% de los índices delictivos, que hoy son su principal bandera electoral.
Paradójicamente, a lo largo de dos meses de campaña, su enfrentamiento más sonado no ha sido con ninguno de los candidatos en liza, sino con López Obrador. El tabasqueño y Zepeda han intercambiado dardos que han hecho las delicias del PRI; actualmente en el poder, que ha visto como ambos se sacaban los ojos frente a todos: “Considero que has cometido varios errores que han llevado a que las izquierdas nos encontremos luchando contra el mismo enemigo en dos frentes” le reprochó en una carta abierta.
La irrupción de Zepeda ha supuesto también un varapalo para el conservador Acción Nacional (PAN) y su candidata Josefina Vázquez Mota, que se hundirían en el cuarto lugar, según los últimos sondeos.
A cinco días de los comicios Zepeda recoge los frutos de una campaña sin extravagancias ni escándalos donde lo más exótico fue subirse a una Harley Davidson.
Comenzó abandonado a su suerte por su partido, con un 11% de las preferencias electorales, y termina con un 19% después de convencerles que él es el futuro. Durante la campaña ha presumido de ser un hombre de barrio que conoce la miseria y las carencias de su pueblo a pesar de un eslogan diseñado por sus enemigos: “Sí, puedo”.
Sus palabras más repetidas: “no declino” y su gesto habitual unos cuernos, tan roqueros como descriptivos de lo que le ha hecho a la izquierda y a la derecha.