Libertad para López
El largo encarcelamiento del líder opositor venezolano Leopoldo López debe llegar a su fin cuanto antes. El internamiento desde hace más de un año en una prisión militar de un político civil al que el Gobierno de Nicolás Maduro acusa de conspiración, pero que no ha juzgado todavía, es un ejemplo señero del nivel de irregularidad que sufren las instituciones venezolanas.
Conviene recordar que López se puso en manos de la justicia venezolana de forma voluntaria. Y lo hizo para responder a las acusaciones lanzadas contra él por Maduro y sus colaboradores. Se entregó en público y de forma pacífica, tal y como ha quedado sobradamente documentado. Pero en vez de enfrentarse a un juicio justo, el que fuera alcalde democráticamente elegido de Chacao ha sido confinado en un régimen de aislamiento prolongado —los seis primeros meses transcurrieron de esta manera— , y ha sufrido agresiones y vejaciones, según han denunciado organismos internacionales de derechos humanos y relata el mismo López en la entrevista que, desde su celda, ha concedido a este periódico.
Lejos de disfrutar de garantías, López está ahora más indefenso que nunca. Toda la responsabilidad sobre su integridad recae sobre Maduro. Este, saltándose el propio ordenamiento jurídico venezolano, ha propuesto a Barack Obama poner en libertad a López a cambio de un activista perteneciente a las denominadas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Puerto Rico, encarcelado en EE UU. Se trata de una prueba fehaciente de la intromisión de Maduro en el sistema judicial de su país y del carácter eminentemente político del encarcelamiento del líder opositor venezolano.
En esta línea, no cabe sino dar la bienvenida a una resolución aprobada ayer por el Parlamento Europeo que exige la liberación inmediata tanto de López como de Antonio Ledezma y Daniel Ceballos, y el fin de la persecución a las fuerzas de oposición. Una resolución que contó con el respaldo abrumador de la Eurocámara y a la que, por cierto, se opusieron los eurodiputados españoles de Podemos, junto a los de IU, ERC, ICV y Compromìs.
Maduro debe renunciar a la retórica agresiva contra la oposición, liberar a los opositores encarcelados y asumir que el diálogo constructivo es la única salida para la peligrosa situación a la que se enfrenta Venezuela.