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Una Bitácora Cubana (XXIV)

UNA BITÁCORA CUBANA (XXIV)

Amig@s de americanuestra.com: ayer 23 de noviembre fue día de Acción de Gracias en USA y por esta razón es que publicamos hoy 24 nuestra Bitácora, y no el 23, como es costumbre.

Saludos cordiales, Marcelino Miyares


 

Son varios los temas que queremos compartir en esta nueva Bitácora, la número 24. En estos dos años mucho ha ocurrido en nuestra patria, pero pensamos que lo que está por llegar en el 2018 abrirá aún más las posibilidades de libertad, de lucha contra la dictadura, de decaimiento de ella. La biología (por primera vez, no estará ninguno de los dos hermanos fundadores de la tiranía ejerciendo el poder ejecutivo), la economía (en caída libre, incluso el turismo), la comunicación creciente con el exterior, nos dan luces sobre estos posibles cambios.

 

1) Ello, a pesar de que las relaciones entre Cuba y su vecino norteño –como nos destaca Yoani Sánchez en El País (Madrid), en una nota titulada “Estalló la guerra fría”- vuelven a cauces que se creían superados.

Pensamos, no obstante, que esto se da más por las características propias de los liderazgos actuales en ambos países; la naturaleza del carácter de Castro, cuyos rasgos autoritarios son innegables, chocan con el estilo y humor del actual residente de la Casa Blanca. En palabras de Yoani:

 

«Era demasiada tranquilidad para ser duradera. El deshielo diplomático entre Cuba y Estados Unidos ha fracasado y ambas naciones ajustan sus relojes a los tiempos de la Guerra Fría. En las últimas semanas han surgido nuevas causas de tensión y el discurso político retorna a esa beligerancia habitual que tanto se añoraba. (…)

Se nota el cansancio y, especialmente, la apatía de una audiencia nacional más pendiente de la supervivencia cotidiana que de las trifulcas diplomáticas.

Vuelven también a las páginas de los periódicos oficialistas las caricaturas contra el presidente estadounidense, mientras el concepto de antiimperialismo retoma el protagonismo en las agendas de las instituciones gubernamentales, incapaces de articular un discurso menos ideológico. Son buenos tiempos para recalcitrantes, oportunistas y radicales. (…)

A lo largo del país muchos temen que las medidas de Donald Trump vayan más allá y terminen por afectar al flujo de vuelos regulares entre la isla y su vecino restablecidos durante la pasada Administración. El recorte en el envío de remesas también puebla las pesadillas de innumerables familias que sobreviven gracias a la ayuda que cada mes les llega desde el Norte.

Tienen razón los que auguran un empeoramiento de las relaciones. La retirada del personal no esencial después de los ataques acústicos es solo un capítulo más de un culebrón salpicado de odios y pasiones, dimes y diretes que han protagonizado ambos países por más de medio siglo.

Los partidarios del deshielo señalan a un grupo de ortodoxos dentro del Gobierno que vieron el pacto con Estados Unidos como una traición. Una cofradía de “talibanes” lo suficientemente bien colocados en las esferas del poder como para poder emprender una acción de tal complejidad. (…)

El gran perdedor por lo ocurrido es Raúl Castro. El legado principal de su mandato descansaba justamente en haber logrado el acercamiento entre ambas naciones. A través del deshielo, el menor de los hermanos marcó su propia impronta y se alejó de la sombra del Comandante en Jefe, un contumaz agitador del conflicto entre el David isleño y el Goliat estadounidense. El general, que hasta ahora no ha podido cumplir muchas de sus promesas de mandato —como la reunificación monetaria, en un país fracturado por la dualidad entre el peso convertible y el peso cubano— ni devolver a los salarios la dignidad perdida, ve cómo la herencia de su Gobierno se desvanece.

Al final, los tiempos de las manos extendidas se acabaron y la isla se encuentra en plena recesión económica, afectada por el paso de un poderoso huracán, con un menoscabado apoyo de Venezuela y una generación histórica al borde de la obsolescencia biológica. La Guerra Fría ha vuelto, pero la Cuba de aquellos años ya no existe.”

 

Muy ciertas las conclusiones de Yoani. Pierde Castro y sus talibanes, pierden los ciudadanos, pierde la economía, se derrumban sueños y esperanzas. Pero la lógica de los tiempos va en contra de una dictadura anacrónica, y las nuevas generaciones ven, escuchan, y poco a poco van perdiendo la paciencia.

 

2 – ¿Verdaderas elecciones municipales en Cuba?

El próximo 26 de noviembre se realizarán las elecciones municipales en Cuba. Varias notas han destacado el hecho de que el gobierno ha dado muestras de que quiere seguir impulsando la irónicamente llamada por sus personeros “democracia total”.

Como bien señala Nora Gámez Torres en El Nuevo Herald (“Juicios, detenciones e intimidación: gobierno cubano aplasta aspiraciones de 175 candidatos opositores”)

 

“Mientras la atención de los medios se centraba en el extraño caso de los ataques sónicos en La Habana, el gobierno cubano trabajó discretamente para impedir que más de un centenar de opositores fueran nominados como candidatos a las elecciones municipales.

Ni uno solo de los 175 candidatos independientes agrupados en la iniciativa #Otro18 logró incluirse en las listas de candidatos que serán votados el próximo 26 de noviembre como delegados del Poder Popular en sus comunidades.

Juicios exprés, detenciones e intimidación son algunas de las estrategias empleadas por el gobierno de Raúl Castro para impedir que la disidencia llegue a las urnas, denuncian los opositores.

El gobierno cubano y la policía “violaron de cabo a rabo la ley electoral de mil maneras”, dijo a el Nuevo Herald Manuel Cuesta Morúa, coordinador de la campaña #Otro18. El activista denunció la intervención sistemática en las llamadas “asambleas de nominación” de candidatos, en la que los vecinos en una circunscripción electoral proponen a los candidatos a delegados que irán en la boleta. Se espera que 12,215 delegados sean elegidos en el todo el país.

“En algunos casos han detenido a los candidatos el mismo día de la asamblea, se los han llevado lejos del lugar y eso ha creado un clima de presión y de intimidación en los electores”, dijo. “En otros casos han invalidado [a los candidatos]. No pudiendo intimidar a la comunidad, optaron por inhabilitar a los candidatos”.

La ley electoral cubana no permite la postulación de personas con antecedentes penales. Al menos en cuatro casos, las autoridades habrían realizado “juicios exprés” para impedir la postulación de candidatos independientes, informó el opositor.

Estas elecciones son relevantes porque concluirán con elecciones generales y el nombramiento por la nueva Asamblea Nacional de un nuevo jefe de Estado en febrero del próximo año. Si no hay sorpresas, ese jefe de gobierno no tendría el apellido Castro, pues el líder cubano Raúl Castro dijo que se retiraría al cabo de sus dos mandatos».

 

No hay que olvidar que en Cuba el único partido legal –que no legítimo- es el comunista. Y usa toda su influencia contra cualquier aspirante que ose enfrentarse al unanimismo dictatorial. “Ni siquiera una sola voz contraria” pareciera ser el lema del Big Brother caribeño.

En esa supuesta fortaleza está también un poderoso germen de debilidad: al abrirse una pequeña rendija, se abrirán muchas compuertas. La actuación de la disidencia ha sido muy meritoria; hay que buscar poco a poco la legitimidad popular, estando en la calle, aunque sea para ser atropellados. El mundo, que poco a poco cambia su imagen de la tiranía, están viendo cómo el proceso electoral cubano es injusto, y violador de los derechos electorales ciudadanos más esenciales.

 

Como destaca Reinaldo Escobar, en 14ymedio (“La otra diversidad”),

 

“La diversidad de los candidatos en Cuba no se ve reflejada en el voto en la Asamblea Nacional. (MINREX)

En vísperas de las elecciones del Poder Popular, el tema de la representatividad en los órganos municipales, provinciales y nacionales ha vuelto a salir a flote, esta vez en una entrevista realizada en Cubadebate a Gisela María Duarte Vázquez, presidenta de la Comisión de Candidaturas Nacional.

La funcionaria insiste en que la diversidad de los representantes del pueblo está garantizada por la debida proporción en “el número de hombres y mujeres, de jóvenes, estudiantes, obreros, campesinos, técnicos, profesionales, actividades económicas más significativas, trabajadores estatales y no estatales”.

Este abanico de géneros, edades y actividades -a lo que se suma una no mencionada intención de lograr un equilibrio racial, y una distribución territorial más o menos equitativa- conforma un mural que representa a la población del país pero con un denominador común: la identificación con la política que traza el Partido Comunista de Cuba (PCC). (…)

Lo que no alcanza a explicar nadie es la razón por la que los electores no pueden conocer cuál es la plataforma de sus candidatos y tienen que votar por alguien sin saber cómo se pronunciará en el Parlamento cuando llegue a diputado.

La función de un parlamento es justamente someter a discusión y votar por propuestas cuyas esenciales diferencias son de carácter político. Cuando una Comisión de Candidaturas anula la diversidad de tendencias o las desconoce se pierde la posibilidad de que las opiniones políticas asciendan desde el pueblo hasta el poder por la vía de voto democrático.

Cuando Cuba tenga una nueva ley electoral lo primero que debe desaparecer es esta entidad de las Comisiones de Candidaturas. La dificultad es que para que los electores se enteren de cómo piensan sus candidatos estos tendrían que gozar de la suficiente libertad de expresión para dar a conocer sus fórmulas y también de la capacidad de asociarse de forma lícita para consensuar propuestas.”

 

Es importante asimismo leer opiniones venidas de fuera de Cuba, como esta nota de Leandro Querido, politólogo argentino, y Director de Transparencia Electoral de América Latina. Su nota (Las elecciones en la “democracia total” cubana) fue publicada en Clarín, de Buenos Aires:

 

“Los sistemas electorales marcan las fronteras entre representantes y representados. En las democracias competitivas la frontera es cercana porque todo ciudadano está en condiciones de elegir y ser elegido. Ahora bien, los regímenes autoritarios también tienen sistemas electorales y hacen por lo tanto elecciones. Sin embargo, aquí la frontera se transforma en un muro infranqueable compuesto por pesadas placas de abusos estatales y represión.

Las elecciones de Cuba previstas para este año vienen sin sorpresa en los resultados y sin sorpresa en cuanto a la presunción de que el gobierno incumpliría con su propia ley electoral de 1992. En estas elecciones restrictivas se definirá la sucesión de Raúl Castro a principios del 2018. (…)

En Cuba una maquinaria aceitada hace que realiza elecciones que, según la titular de la Comisión Nacional Electoral, representan “una democracia total”. En realidad, se trata de un secuestro formidable de la voluntad general. En este proceso electoral prolongado de Cuba, cada etapa se encarga de absorberle a los electores una parte de su capacidad de elegir. Al llegar a la última etapa, a la coronación del Jefe de Estado, de ciudadanía no queda nada. (…)

Las elecciones cubanas son un decálogo de abusos institucionales que nada tiene que ver con lo estipulado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, y toda la legislación internacional sobre los derechos de participación y representación. Sin embargo, y sin ponerse colorados, a esto lo denominan “democracia total”.

 

 

3. 14 y medio destaca: El trabajo por cuenta propia crece pese a las restricciones de las licencias

Y es que, como decíamos arriba, el gobierno, como siempre, propone, pero la sociedad dispone en contrario, cada día más. Leemos en 14ymedio:

 

«El sector por cuenta propia en Cuba creció en 56.560 trabajadores durante el período comprendido entre septiembre de 2016 y el cierre de ese mismo mes en 2017, según informó este jueves el diario oficial Juventud Rebelde. El total subió de 522.855 ocupados en esa modalidad a 579.415.

El número de personas que laboran en el sector privado ha continuado en ascenso a pesar de que el pasado mes de agosto el Gobierno congeló la entrega de permisos para varias actividades, entre ellas la de gestión de restaurantes privados y la de renta de casas a turistas».

 

 

4. La política migratoria del régimen: un laberinto kafkiano.

Laberinto que, en lugar de resolver, el gobierno complica más, con medidas y vacíos sin responder que dejan a la ciudadanía en suspenso, sobre todo porque las mismas no responden a ninguna búsqueda de racionalización, sino que son respuesta a las recientes medidas del gobierno Trump y, como señala Yoani Sánchez, son un disparate que “genera más incertidumbres que certezas”. Veamos esta nota de Zunilda Mata (14ymedio): «Las nuevas flexibilizaciones sacan a la luz las contradicciones de la política migratoria cubana».

 

«Los ciudadanos especulan ante la falta de claridad de algunas cuestiones que quedan abiertas tras el anuncio del ministro de Relaciones Exteriores (…)

Los medios oficiales presentan las nuevas normas como una respuesta a la escalada de acusaciones por los presuntos ataques sónicos contra sus diplomáticos que ha lanzado la administración de Donald Trump y la reciente cancelación por parte de Washington de la emisión de visados en su consulado de La Habana.

“Fue necesario que Trump pusiera mano dura para que el Gobierno cubano determinase aflojar las retrogradas medidas migratorias impuestas a sus ciudadanos en el exterior por décadas”, opina Rolando Gallardo, residente en Quito (Ecuador) desde hace años.

“La élite política cubana quiere exhibirse ante el mundo como la antítesis aperturista de un Trump agresivo”, reflexionaba en su columna del diario mexicano La Razón el politólogo Armando Chaguaceda. El emigrado sostiene que las flexibilizaciones buscan un impacto económico porque “Raúl Castro y sus herederos necesitan aliados menores que sostengan el naciente capitalismo autoritario”. (…)

Una de las dudas que falta por despejar desde el sábado es si el Gobierno de la Isla permitirá la entrada de líderes opositores del exilio y exprisioneros políticos que salieron del país, como es el caso de muchos de los procesados durante la Primavera Negra de 2003. (…)

“Bruno Rodríguez, no te creo, no creo que a todos los cubanos los incluyas en esos supuestos beneficios“, emplazaba al ministro de Exteriores en su cuenta de Facebook el exprisionero de la llamada Causa de los 75 Pablo Pacheco residente en Estados Unidos y excarcelado en 2010.”

 

¿Es que acaso hay alguien hoy que pueda creer a estos señores?

Marcelino Miyares, Miami, 23 de noviembre de 2017

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