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Una Bitácora Cubana (XXVII)

Dos son los temas que sobresalen principalmente en la realidad presente de Cuba: la cuasi jubilación de Raúl Castro –la biología no perdona- y las elecciones parlamentarias del 11 de marzo. Veamos algunas notas al respecto:

1) Raúl Castro ante el relevo final

Pablo de Llano, en El País (Madrid), nos recuerda que Raúl Castro seguirá siendo primer secretario del PCC hasta 2021. El fin de su segundo quinquenio como presidente –y ello es lo que genera incertidumbre- implica un apellido distinto a Castro al mando de la nave estatal.

Es imposible negar todas las incertidumbres –por una parte- y certezas –por otra- que dicha situación implica. Sea quien sea el ungido por el dedo octogenario, Castro mantendrá un claro poder de veto, así que el margen de maniobra por parte de la “nueva administración” será limitado. De hecho, podrá ser nueva en cuanto a los nombres, pero la idea, como destaca en la nota mencionada Arturo Pérez-Levy (profesor de la Universidad de Texas, y exanalista de la inteligencia cubana), es que sea “un relevo lo más suave posible y con la mayor normalidad institucional”. El día a día será del nuevo conductor del proceso, pero las decisiones estratégicas deberán ser consultadas con la vieja guardia, más dispuesta que nunca, por lo visto, a que todo siga “más igual que nunca”.

Se señala en la nota de Pablo de Llano:

“En el artículo Transición sin ‘manual de procedimientos’, Lenier González, del laboratorio de ideas Cuba Posible, escribe: “Lo que resulta muy probable es que el presidente Raúl Castro, como viejo jesuita conspirador, haya compartimentado y fragmentado su plan al modo de un rompecabezas. Puede que el resultado del mismo sea para unos un cambio real, y para otros, no lo sea. Ojalá que la vida nos sorprenda”. Y añade sobre quien lo suceda: “Deberá edificar un complejísimo liderazgo sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias, los Órganos de la Seguridad del Estado, el PCC y sobre una sociedad cada vez más transnacionalizada y plural”.

 

Un gran reto para la tiranía es el tema de las reformas, de los cambios, sin duda alguna necesarios, e incluso inevitables, porque la realidad no perdona. Así mismo, de la metodología en materia de organización y reparto de las labores y de las decisiones. La situación económica, no por poco novedosa, sigue siendo, como de costumbre, catastrófica. La vieja guardia no se recupera del discurso de Obama en La Habana, que tantas expectativas generara en su momento en la ciudadanía de la Isla. En buena medida, esa nueva posibilidad que se prefiguraba, que alimentaba la imaginación del pueblo acostumbrado a más de lo mismo, hizo temblar a la anciana (en edad y en ideas) nomenclatura.

Sigamos con la nota:

 

William LeoGrande, especialista en asuntos cubanos de la American University de Washington, ve como un reto dentro del “nuevo liderazgo” la gestión de las diferencias sobre “cómo de rápido deben ir las reformas” o “cuánto espacio político dejar para los críticos leales”“Con Raúl Castro”, compara, “se resuelven los conflictos más fácil porque es uno de los históricos. Sin él eso será más complicado”. López-Levy también destaca ese aspecto: “La vieja generación tenía un nivel de consenso y coordinación de tipo casi militar. La nueva no lo tiene”. Los analistas coinciden en que los distintos factores del poder pasarán a gestionarlo de forma colegiada, “hábito” que ya introdujo Raúl Castro, como señala la periodista Yoani Sánchez en La salida de Raúl Castro, el fin de una era: Durante los 10 años que ha gobernado realizó más reuniones de los consejos de ministros y convocó a un mayor número de plenos del Comité Central del PCC que todos los que se realizaron por casi medio siglo. Esa proclividad al trabajo en equipo no hace del menor de los Castro un demócrata, pero al menos dio la impresión de que, aunque no renunciaba a imponer su voluntad, estaba en la posición o en la necesidad de compartir decisiones”. 

¿Y quién se dice será el sucesor?

 

Todo apunta a que el sustituto será el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, que celebra su 58 aniversario el 20 de abril, al día siguiente del nombramiento. Ex-ministro de Educación con reputación pragmática y posibilista, según se acerca el relevo ha ido adoptando una retórica más intransigente. “Cuando lo escuchas se aprecia su precariedad de ideas. No muestra sofisticación y no creo que sus planes para Cuba vayan más allá de mantener el modelo de control”, dice Armando Chaguaceda, politólogo de la Universidad de Guanajuato”. (…)

Por su recurrente presencia en los medios oficiales y por su jerarquía, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y miembro del buró político del partido, Díaz Canel es para la mayoría de los consultados la apuesta segura. Y mencionan otras figuras a seguir en la reconfiguración de la nomenclatura cubana como Lázaro Expósito, de 62 años y jefe del partido en la provincia de Santiago de Cuba, el canciller Bruno Rodríguez, de 60 años, Mercedes López Acea, de 53 años y vicepresidenta del Consejo de Estado, o militares como Álvaro López Miera, de 74 años y jefe del Estado Mayor General, el ministro de las Fuerzas Armadas Leopoldo Cintra Frías, de 76 años, o el general Joaquin Quintas Solá, de 79. Se da por descartada la Opción Castro. La diputada Mariela Castro, 55 años, hija de Raúl Castro e impulsora del movimiento LGBT, mantendría un rol público activo y Alejandro Castro, su hermano, de 52 años, mano derecha del padre y asesor de la Comisión de Defensa y Seguridad Nacional, seguiría en la sombra”. 

 

Otra pregunta pendiente: ¿Con Raúl Castro se van también otros “históricos”, como José Ramón Machado Ventura, de 87 años, o Ramiro Valdés, de 85?

La situación económica, obviamente, será determinante en la agenda:

 

“Es la peor crisis desde la década de los noventa”, asegura Carmelo Mesa-Lago, catedrático emérito de Economía de la Universidad de Pittsburgh. Aunque el ministro de Economía, Ricardo Cabrisas, de 81 años, ha informado de que en 2017 el PIB creció un 1,6% tras la recesión de 0,9% de 2016, el dato ha sido recibido con desconfianza. “Todas las proyecciones de entidades que estudian la economía de Cuba fueron a la baja (Moody’s, The Economist, Cuba Standard) o pronosticaron un crecimiento mucho mas bajo (CEPAL). En el primer trimestre la tasa oficial fue del 1,1% en temporada alta del turismo y con la zafra azucarera. Por otra parte en el segundo semestre ocurrió el huracán Irma y las medidas negativas de Trump. No es concebible que el crecimiento en el segundo semestre fuese alrededor del doble del primero para promediar 1,6%. No creo en esa cifra”, esgrime Mesa-Lago, que prepara un artículo sobre esta cuestión. “La única salida para Cuba”, dice, “es restablecer el camino hacia las reformas estructurales y acelerarlas”.

 

Los cubanos desean un cambio dramático en la calidad de vida, en las condiciones sociales, en la relación individuo-Estado, con mayor libertad de emprendimiento y de actuación en esferas tradicionalmente monopolizadas por el Estado. La estabilidad futura tiene un reto fundamental en la economía.

Mientras, en material de Derechos Humanos, el gobierno mantiene su inalterable capacidad de represión. Diversas organizaciones e instituciones internacionales, como Amnistía Internacional, o la Internacional Demócrata de Centro, han exigido la libertad de Eduardo Cardet, dirigente del Movimiento Cristiano Liberación.

 

“De acuerdo con la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional en Cuba hay decenas de presos políticos –medio centenar de la Unión Patriótica de Cuba, la organización opositora más nutrida y activa en el Oriente de la isla–.

Persiste el acoso a profesores y alumnos críticos en la universidad, a plataformas cívicas de debate, a artistas disidentes y a medios independientes. El diario 14ymedio denunció recientemente el hostigamiento de la policía a su reportera Luz Escobar, un hecho que ha sido repudiado por la Sociedad Interamericana de Prensa. Según Human Rights Watch, entre enero y agosto de 2017 “la cantidad de detenciones arbitrarias de corta duración de defensores de derechos humanos, periodistas independientes y otras personas fue sustancialmente inferior que en 2016, pero igualmente alta” con “más de 3.700 señalamientos”“El Gobierno cubano”, denuncia la ONG, “continúa reprimiendo y castigando el disenso y la crítica pública”

 

2) El castrismo quiere un parlamento aún más obediente

Ese es el título de un artículo publicado en “Diario de Cuba”, por Orlando Freire Santana. En el mismo, se destaca la falta de pluralismo del presente y del futuro parlamento cubano. La palabra que más los define es “incondicionalidad”, aunque algunos hagan críticas que, obviamente, son solo en la forma, nunca en el fondo de los temas y asuntos públicos. De hecho, como se señala en el artículo, algunos “críticos” ya no integrarán la nueva asamblea.

 

Si repasamos varios de los planteamientos de algunos diputados durante las sesiones de la Asamblea Nacional del pasado mes de diciembre, y después leemos la lista de los candidatos propuestos para la próxima legislatura, comprobamos que muchos de esos parlamentarios críticos fueron “premiados” con la no inclusión en la citada lista. Veamos algunos ejemplos.

La diputada Mirta Millán, de la Isla de la Juventud, censuró a entidades del Ministerio de la Agricultura y del Ministerio de la Construcción que no aplican los resultados de las investigaciones científicas realizadas en el país.

El diputado Pablo Iznalde, del municipio Diez de Octubre, se refirió a los delitos y violaciones de la legalidad que se cometen en todos los niveles de la economía nacional.

Al diputado Giraldo Martín, del municipio de Jovellanos, le resultó chocante que el 26% de los inventarios del país lo constituyan mercancías listas para la venta. Al final de su intervención hizo las siguientes interrogantes: ¿Hay mala gestión de ventas? ¿Estarán mal formados los precios? ¿O será que esos artículos poseen una pésima calidad?…

La diputada María Caridad Herrera, de Ciego de Ávila, hizo referencia al desvío de combustible que afecta a todas las esferas de la sociedad.

El diputado Pastor Batista, del municipio de Manatí, propuso que los organismos responsabilizados con la mala gestión de los inventarios, y con el pago de sobreestadía a los barcos extranjeros, rindan cuentas ante la Asamblea Nacional.

El diputado Gilberto Miranda, del municipio Morón, se preguntó por qué la Televisión Cubana transmite en vivo, y de manera amplia, los partidos de fútbol de la Liga española, mientras que el béisbol internacional solo se televisa una vez a la semana y de manera diferida.

El diputado Jorge Miranda, del municipio Guamá, instó a la industria deportiva nacional a que produzca más implementos que les posibiliten a los niños y jóvenes practicar más el béisbol, nuestro deporte nacional, el cual pierde adeptos ante el avance del fútbol internacional.

Pues bien, ninguno de esos diputados verá renovada su presencia en la Asamblea Nacional. (…)

Mantendrán sus escaños parlamentarios las “vacas sagradas” de la cultura castrista Eusebio Leal, Eduardo Torres Cuevas y Miguel Barnet. (…)

Continuará la elevada presencia de la cúpula de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior. Un total de 18 altos oficiales, que incluye a los jefes de las tres regiones militares en que ha quedado dividida la Isla: los generales de tres estrellas Leopoldo Cintras Frías, Joaquín Quintas Solá y Ramón Espinosa Martín.

Y, por supuesto, no faltarán las máximas figuras del Partido Comunista, el Estado, el Gobierno y las organizaciones políticas apéndices del partido único”.

 

En otra nota sobre el tema (“Cuba: ni parlamento, ni elecciones, ni democracia”), Roberto Jesús Quiñones Haces, en Cubanet, describe una gran verdad de forma tajante: “El pueblo vota por meras poleas transmisoras del castrismo”. Lo cierto es que no se puede llamar demócrata un parlamento que no ofrece la alternativa a movimientos o partidos distintos al oficial. Lo que se vive es una dictadura de partido único, dinástica y represiva.

 

“Según información ofrecida por Granma el pasado 27 de enero, para las votaciones del próximo 11 de marzo hay 605 candidatos propuestos. De ellos el 47,4 % son delegados de su circunscripción, es decir, sólo 286 han sido elegidos por el pueblo en las controladas asambleas de vecinos; el resto, 319, han sido nominados por la Comisión Nacional de Candidatura (CNC), nombrada a su vez por los burócratas del Partido Comunista de Cuba (PCC). (…)

Las mujeres representan el 53,22% dentro de los candidatos a diputados y eso —según Granma— nos ubica como el segundo “parlamento” del mundo con mayor participación femenina, sólo superados por Ruanda. Pero no es la presencia de mujeres, negros, mestizos, homosexuales, científicos, artistas, deportistas o gente humilde lo que define la calidad de un órgano legislativo, sino su capacidad para representar realmente a todo el pueblo y resolver sus necesidades, para contrarrestar al poder ejecutivo, cuestionarlo, exigirle cuentas de su actuación y hasta someterlo a juicio político por sus errores o su desastrosa política económica y social —como es el caso del castrismo—, algo que jamás se ha visto en las sesiones de la ANPP.

Los diputados que tienen entre 18 y 35 años de edad representan sólo el 13,2% de los candidatos, es decir, 79 (…)

Se afirma que el pueblo cubano votó en 1976 por la Constitución de la República que legitimó ese sistema, pero entonces no se permitió la participación de observadores internacionales para legitimar el resultado de la consulta popular. Además, ese documento fue elaborado sólo por los comunistas luego de más de 18 años de fusilamientos, encarcelamiento de los opositores, despojos económicos e intromisiones constantes en la vida de las personas, lapso en el cual eliminaron todas las instituciones democráticas, se criminalizó la oposición política, prohibieron la existencia de una genuina sociedad civil y traicionaron las bases sobre las cuales se organizó la lucha armada en contra de Batista, responsabilidad histórica que recae principalmente sobre Fidel Castro. (…)

Aquí no se elige nada. Cuando los ciudadanos ejerzan el voto ni siquiera van a poder decidir sobre la calidad del pan, uno de los problemas que se plantean desde la misma creación del Poder Popular sin que haya tenido solución. El pueblo votará por meras poleas transmisoras del castrismo, individuos incapaces de cuestionar en lo más mínimo la actuación, no ya del Presidente del Consejo de Estado, sino del más anodino funcionario castrista”.

Por años, diversas organizaciones opositoras han dirigido sus reclamos a las más altas instancias del poder y también lo han hecho la Iglesia católica cubana y prestigiosos líderes e intelectuales extranjeros, pero el castrismo continúa como los tres monos sabios”.

 

Lo mismo señala Reinaldo Escobar, en nota publicada por 14ymedio: “El próximo gobierno será más de lo mismo”. Veamos algunos extractos:

 

 Poco importan los nuevos diputados que ingresen, la clave para entender este órgano de poder radica en señalar a quienes se quedan.

Las cifras esconden más de lo que dicen en el caso cubano. Los datos publicados por la prensa oficial sobre la composición del próximo Parlamento ocultan que el núcleo de la Asamblea Nacional quedará inalterable a partir del 19 de abril con la investidura de la IX Legislatura. (…)

Al menos 231, un 38% de los parlamentarios, repiten en sus escaños por segundo mandato consecutivo y el resto, que representa un 62%, se incorpora a la nueva legislatura. Este último grupo está compuesto mayoritariamente por asambleístas sin cargos en las altas esferas del Gobierno y el Partido Comunista de Cuba (PCC), por lo que su capacidad de decisión y de agregar puntos a la agenda de discusiones es casi nula.

Algo bien diferente ocurre con 93 de los diputados que se mantienen. Son, justamente, los que ocupan los más altos puestos del Comité Central del PCC, las carteras ministeriales y las posiciones en el Consejo de Estado. El grupo de los “inamovibles”

también lo componen las figuras al frente de las llamadas organizaciones de masas y del Poder Popular, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior.

Obviamente se incluyen en ese conjunto los integrantes de la llamada generación histórica: ocho ancianos sobrevivientes entre quienes destacan Raúl Castro, Ramiro Valdés, Machado Ventura y otros que han pasado hace años la edad de jubilación.

Ese núcleo duro determina el rumbo que toma la Asamblea, los temas que se debaten, las leyes que se aprueban e incluso el comportamiento de los demás legisladores. En tanto, los nuevos ingresos funcionan como “relleno” para equilibrar las cuotas de género, raza, origen social y diversidad profesional que se exhiben al mundo como una muestra de la “democracia cubana”.

En esta obra teatral más que ensayada que es el Parlamento cubano resulta fácil distinguir quiénes son los protagonistas y quiénes se desempeñan como actores secundarios, incluso como extras (…)

Así ha sido por más de 40 años. (…)

Ubicado en esa “máxima instancia“, Castro repetirá el esquema que rige en el resto del Parlamento: la estructura formal es accesoria, la que vale es la autoridad histórica y el verdadero poder para la toma de decisiones. Es la manera que ha encontrado el gobernante para cumplir su palabra de no tener un tercer mandato pero seguir mandando.

La clave de esa jugada la reveló el propio general hace siete años, durante el acto de cierre del VI Congreso del PCC cuando se anunció que José Ramón Machado Ventura iba a encabezar el Secretariado del Comité Central. Castro contó entonces que le habían preguntado quién iba a presidir las reuniones del Secretariado de la organización si ambos asistían a esos encuentros.

La respuesta fue clara y directa: “Machadito sabe que cuando llego a una reunión yo asumo [el liderazgo]“. Esta actitud será la que repita si se mantiene en el Consejo de Estado aunque no sea presidente. No influye mucho la silla que ocupe, su autoridad sobre el posible heredero del máximo cargo del país será ejercida desde la corta distancia. (…)

En 2010, cuando el anterior Parlamento no se había aún conformado, el activista Carlos Ríos llenó los muros de La Habana con el lema “No a la Octava Legislatura”. Hoy, el opositor vive en el exilio, sus grafitis se desvanecen sobre las fachadas de la ciudad y un grupo de parlamentarios están a punto de juramentar sus cargos para que todo siga siendo igual».

 

Finalizamos esta Bitácora con la publicación de dos documentos de alta relevancia:

1. Una “carta pública de varios sacerdotes cubanos a Raúl Castro Ruz”. Sus autores son los padres Castor José Álvarez de Devessa, José Conrado Rodríguez Alegre, y Roque Nelvis Morales Fonseca el pasado 24 de Enero

2. Un documento de la concertación Consenso Cubano titulada “Reconstruyamos la Nación y la Patria: Prosperidad con Libertad”. Ambos documentos han sido publicados en este blog americanuestra.com, pero por su trascendencia repetimos su publicación a continuación y exhortamos a nuestros amigos/lectores que por favor lo pasen a todos los contactos que tengan.

 

CARTA:

A Raúl Castro Ruz en el XX aniversario de la Misa por la Patria presidida por San Juan Pablo II y las palabras de Mons. Pedro Meurice en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el 24 de enero de 1998.

El pasado primero de enero se ha conmemorado el 59 aniversario del triunfo de una Revolución. Una Revolución necesaria ante las atrocidades cometidas impunemente por un poder que se había vuelto contra este pueblo. Muchos lucharon y muchos murieron por dar a sus hijos una Cuba donde se pudiera vivir en libertad, en paz y prosperidad.

Hoy, casi seis décadas después, tenemos argumentos suficientes para evaluar qué hemos vivido en nuestra tierra.

Desde la institucionalización del Partido Comunista como el único partido autorizado a existir, nunca se ha permitido a este pueblo alzar una voz diferente, antes bien, toda voz diferente que ha intentado hacerse oír ha sido silenciada.

Este estilo totalitario ha permeado cada capa de la sociedad. Los cubanos saben que no tienen libertad de expresión, se cuidan para decir lo que piensan y sienten, porque viven con miedo, muchas veces incluso, de aquellos con quienes conviven cada día: compañeros de escuela, de trabajo, vecinos, conocidos y familiares. Convivimos en un entramado de mentiras que va desde el hogar hasta las más altas esferas. Decimos y hacemos lo que no creemos ni sentimos, sabiendo que nuestros interlocutores hacen lo mismo. Mentimos para sobrevivir, esperando que algún día este juego termine o aparezca una vía de escape en una tierra extranjera. Jesucristo dijo: “la verdad los hará libres”. Queremos vivir en la verdad.

El monopolio y control de los medios de comunicación social hace que nadie pueda acceder a medios públicos de comunicación de modo libre. Del mismo modo, no existe, una educación alternativa. Todo niño cubano tiene la obligación de escolarizarse y acceso a la escuela, pero a un solo modelo de escuela, a una sola ideología, a la enseñanza de un único modo de pensar. Los cubanos tienen el derecho a tener alternativas educacionales y opciones para la educación del pensamiento, los padres cubanos tienen el derecho a elegir qué tipo de educación desean para sus hijos.

Es lamentable el desamparo económico que vive este pueblo, obligado por las circunstancias a mendigar la ayuda de familiares que lograron marchar al extranjero o a los extranjeros que nos visitan; a aplicar la justa compensación o a robar todo lo que puede, renombrando al robo con palabras delicadas que ayuden a la conciencia a no mostrarse en toda su crudeza. Muchas familias carecen de una economía mínimamente estable que les permita adquirir serenamente lo básico para vivir. Comer, vestir y calzar a los hijos es un problema cotidiano, el transporte público es un problema, incluso el acceso a muchos medicamentos es un problema. Y en medio de este pueblo que lucha por sobrevivir, se inserta el sufrimiento callado de los ancianos, muchas veces silenciosamente desprotegidos. ¿Cómo se puede decir que es del pueblo, el capital que el pueblo no decide qué se hace con él? ¿Cómo mantener las necesarias instituciones públicas si no se cuenta con los recursos necesarios? ¿Por qué se invita a que vengan extranjeros a invertir con su dinero y no se permite invertir a los cubanos en igualdad de oportunidades? Los cubanos tienen derecho a participar como inversores en la economía y en las negociaciones de nuestra patria.

Y a todo esto se suma la falta de libertad religiosa. La Iglesia es tolerada, pero no deja de ser vigilada y controlada. Se reduce la plena libertad religiosa con una controlada libertad de permisos de culto. Los cristianos pueden reunirse a compartir su fe, pero no les es permitido construir un templo. La Iglesia puede hacer procesiones e incluso misas públicas, pero siempre a condición de un permiso expreso de las autoridades que, de no otorgarlo, no permite apelación ni da explicación. La Iglesia puede alzar su voz en los templos, pero no tiene acceso libre a los medios masivos de comunicación y, en los escasos momentos en que esto ocurre, es siempre bajo censura. Los laicos son censurados cuando intentan aplicar a la práctica política y social su fe.

Esta dinámica social que ha resultado en Cuba, ha olvidado a la persona, su dignidad de hijo de Dios y sus derechos inalienables; casi 60 años después de que este pueblo creyera en un ideal que siempre se pospone y nunca se realiza. Cuando alguien cuestiona, cuando alguien alza la voz, sólo encuentra vulnerabilidad y exclusión.

Queremos un país donde se respete más la vida desde su concepción hasta la muerte natural, donde se fortalezca la unión de la familia y se cuide el matrimonio entre un hombre y una mujer; en el que las pensiones alcancen a nuestros ancianos para vivir; en el que los profesionales puedan vivir dignamente con sus salarios; en el que los ciudadanos puedan convertirse en empresarios y haya más libertad de trabajo y contratación para los deportistas y artistas. Los jóvenes cubanos deberían encontrar posibilidades de trabajo que les permita desarrollar sus talentos y capacidades aquí y no vean como única salida irse de Cuba.

Tenemos una legalidad supeditada a un poder, la ausencia de un “Estado de Derecho”. Se hace imprescindible la clara distinción e independencia de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Queremos que nuestros jueces no sean presionados, que la ley sea orden, que la ilegalidad no sea una manera de subsistir o un arma de dominio. Que nuestro Capitolio se llene de legisladores que, con pleno poder, representen los intereses de sus electores.

Nuestro pueblo está desanimado y cansado, existe un estancamiento que se resume en dos palabras: sobrevivir o escapar. Los cubanos necesitan vivir la alegría de “pensar y hablar sin hipocresía” con distintos criterios políticos. Estamos cansados de esperar, cansados de huir, cansados de escondernos. Queremos vivir nuestra propia vida.

Esta carta tiene también un propósito, que es un derecho: Queremos elegir en libertad. En Cuba hay votaciones, no elecciones. Urgen elecciones donde podamos decidir no sólo nuestro futuro, sino también nuestro presente. Ahora se nos invita a “votar”, a decir “sí” a lo que ya existe y no hay voluntad de cambiar. Elegir implica, de por sí, opciones diferentes, elegir implica la posibilidad de tomar varios caminos.

Si escribimos esta carta es para evitar que un día, por alguna circunstancia, Cuba se sumerja en cambios violentos que sólo añadirían más sufrimiento inútil. Todavía tenemos tiempo de hacer un proceso progresivo hacia una pluralidad de opciones que permita un cambio favorable para todos. Pero el tiempo se acaba, apremia abrir la puerta.

De nada sirve ocultar la verdad. De nada sirve fingir que no pasa nada. De nada sirve aferrarse al poder. Nuestro Maestro Jesucristo nos dice a los cubanos hoy: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?” Estamos a tiempo de construir una realidad diferente. Estamos a tiempo de hacer una Cuba como la deseaba Martí: “con todos y para el bien de todos”.

A la intercesión de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, nos encomendamos. Ella, Madre de todos los cubanos, interceda ante el Señor de la historia que, como dijo en Cuba, Su Santidad Benedicto XVI: “Dios no solo respeta la libertad humana, sino que parece necesitarla”, para que podamos elegir siempre el bien mayor para todos.

 

Padre Castor José Álvarez de Devesa, Cura del Modelo, Camagüey

Padre José Conrado Rodríguez Alegre, Párroco de San Francisco de Paula, Trinidad, Cienfuegos

Padre Roque Nelvis Morales Fonseca, Párroco de Cueto, Holguín

 

ENLACE AL DOCUMENTO DE “CONSENSO CUBANO”:

“RECONSTRUYAMOS LA NACION Y LA PATRIA: PORSPERIDAD CON LIBERTAD”

 

MARCELINO MIYARES, Miami, 23 de febrero de 2018

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