Aunque no soy experto…
Daniel Ortega saluda a Wan Jing
Aunque no soy experto tampoco soy ignorante en asuntos estratégicos gracias a la oportunidad, durante mi larga estadía en Europa, de tratar con estudiosos de la OTAN. De igual manera, aunque no soy un experto en temas canaleros, abordé el tema en un artículo, todavía inédito, titulado Soluciones para Nicaragua, en el cual destacaba el canal interoceánico como uno de los rubros con mayor potencial.
Las noticias recientes sobre las visitas de Vladimir Putin a Nicaragua, precedidas y/o seguidas por visitas de los ministros de Defensa y de Relaciones Exteriores de Rusia, sugieren que dichas visitas no han sido mera expresión de cortesía sino de naturaleza geo-estratégica.
Como contraparte, la advertencia del presidente Obama al presidente Maduro, advirtiendo que Venezuela se ha convertido en amenaza para la seguridad interna de los Estados Unidos (EE. UU.), deja entrever que Obama “se lo dice a Juan para que lo entienda Pedro”.
En efecto, quien considere que el operativo Wang Jing es iniciativa de un chino con olfato para los negocios y no un proyecto del Estado comunista chino con implicaciones estratégicas directas (¿e inmediatas?), demostraría ingenuidad o irresponsabilidad monumentales. Asimismo, los que crean que los intereses del Canal son meramente económicos y se deben ventilar exclusivamente en el ámbito de los potenciales licitantes, demostrarían una ingenuidad inexcusable.
En realidad, el Canal por Nicaragua constituye una amenaza para la seguridad interna de los EE. UU. y para el equilibrio militar a nivel mundial. En efecto, nuestro territorio, abusiva e ilegalmente entregado a un desconocido empresario chino mediante una concesión intocable por cincuenta años, prorrogables a cien, sustrayéndolo así a la soberanía del Estado de Nicaragua está a menor distancia del territorio continental de los EE. UU. que las grandes ciudades de su Costa Oriental con respecto a las de su Costa Occidental. Esto significa, que un vehículo supersónico —sea avión o misil— despegando o lanzado desde cualquier punto de la ancha franja de nuestro territorio sustraída a la soberanía de Nicaragua y entregada a Wang Jing, alcanzaría el territorio de los EE. UU. y podría golpear cualquiera de sus grandes ciudades o sus centros estratégico-militares en menos tiempo que lo que tardaría en llegar a Nueva York saliendo desde Los Ángeles o San Francisco.
En conclusión —se construya o no a través de Nicaragua el Canal co-ruso o co-chino— el territorio físico de los EE. UU. está ya —conceptual pero realmente— expuesto a un ataque de cualquier naturaleza, incluyendo nuclear. Es poco probable que dicho ataque llegue a producirse o tenga éxito porque los EE. UU. seguramente mantienen en alerta su sistema de detección y defensa preventiva, pero, el solo hecho de que esa posibilidad exista, constituye una amenaza real y actual a su seguridad.
Por lo tanto, es preciso constatar que, sin haber sido consultados por nuestro gobierno, los nicaragüenses y nuestra nación entera hemos sido colocados en un terreno de confrontación geo-estratégica de alta peligrosidad. Eso no podemos permitirlo pues en ello nos va la paz, la estabilidad y la previsibilidad indispensables para desarrollar nuestro formidable potencial agro-exportador, como centro de inversiones turísticas y residencia atractiva para pensionados de países desarrollados.
El proyecto co-chino de Ortega constituye un peligro para todo Centroamérica y debe ser debatido de manera urgente entre los dirigentes de nuestros partidos y organizaciones democráticas así como en y entre los gobiernos y parlamentos de la región incluyendo el Parlacén.
Aunque no soy experto en asuntos estratégicos, espero que quienes tienen oídos oigan y quienes tienen ojos vean porque, aunque esto se quedara en mera especulación, es sabio curarnos en salud.
JOSÉ ESTEBAN GONZÁLEZ es Fundador de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) y actual Presidente Nacional del Partido Social Cristiano (PSC) de Nicaragua.