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Yoani Sánchez: El caos en Venezuela puede empujar a Cuba a hacer reformas

En Cuba el salario no alcanza para comprar la poca comida que llega a los mercados, el transporte está cada vez peor y los apagones regresan con fuerza por los recortes de energía, que podrían agravarse por la crisis en Venezuela.

Con algunas variaciones, esta ha sido la escena cotidiana en la isla durante mucho tiempo. Pero ahora el cubano se enfrenta a una incertidumbre más profunda: la de no saber quién es en realidad el nuevo presidente, Miguel Díaz-Canel.

“Sabemos que es ingeniero electrónico, que estuvo al frente del Partido [Comunista de Cuba] en Villa Clara y en Holguín, pero lo cierto es que de su pensamiento, de su programática, de sus ideas de futuro, se sabe poco”, afirmó Yoani Sánchez, periodista independiente cubana y directora del diario digital 14ymedio.

“Entonces la gente especula: ¿es un continuista o un reformista? Las primeras señales indican que es un continuista por el primer discurso que hizo ya una vez nombrado presidente. Dijo que todas las decisiones las someterá a la opinion de Raúl Castro”, añadió Sánchez, quien estuvo en Miami para hablar de la situación de la prensa y la censura que enfrentan los medios independientes en Cuba, entre otros temas.

Sánchez, que también escribe desde hace una década sobre Cuba en su blog Generación Y, señaló que por el momento no hay indicios de que Díaz-Canel vaya a hacer reformas económicas, y mucho menos políticas. Enfrenta, sin embargo, una nueva coyuntura que podría llevarlo a imprimir más flexibilidad a su gobierno.

La ‘generación histórica’, la que vino en el yate Granma y estuvo en la Sierra Maestra, la que hizo la autodenominada “revolución”, está muriendo, apuntó la periodista, de 42 años.

Por otra parte, los aliados del gobierno cubano en el exterior enfrentan su propia crisis.

“La situación caótica de Venezuela, el fin de esa ilusión del Socialismo del Siglo XXI en América Latina, y sobre todo, una situación diplomática adversa, pueden empujar a Miguel Díaz Canel a tomar algunas decisiones reformistas”, resumió.

A este panorama se suma el malestar interno por “el frenazo” del sector privado, que en agosto del año pasado recibió un gran golpe cuando el gobierno tomó la decisión de detener la entrega de licencias para los trabajos por cuenta propia más importantes.

“Eso ha incomodado a mucha gente que esperaban por esos trabajos. También hay cuentapropistas que ya habían hecho inversiones y que ahora ven eso como una mala señal, no solamente de que no vaya a abrirse [el sistema], sino de que se sigan dando pasos atrás”, dice.

Sin embargo, Sánchez no cree que este “malestar” va a desembocar en un estallido en las calles, sino en la eterna huida de los cubanos, que ahora están buscando salir hacia países como Chile o Uruguay.

De vencerse los visados a Estados Unidos válidos por cinco años, otorgados a raíz del restablecimiento de las relaciones con Cuba, tampoco estimulará una chispa de rebeldía entre un privilegiado sector de la población cubana que obtuvo ventajas económicas con los viajes al extranjero.

Ese visado les permite a personas que en Cuba administran paladares o alquilan habitaciones para turistas comprar insumos en Estados Unidos. Muchos países de América Latina también aceptan ese visado, lo que les abre las puertas a las “mulas” que se dedican a importar electrodomésticos y ropa para Cuba.

“Ese es un sector empoderado, que no va a meterse en problemas políticos, y va a tratar de solucionar el problema renovando la visa en un tercer país. La dificultad principal la tienen los que nunca han tenido una visa, a quienes, por el cierre del consulado [de Estados Unidos en La Habana], se les aleja más esa posibilidad”.

Aunque Sánchez aún percibe “apatía” y “adormecimiento” en la sociedad cubana, también se muestra optimista porque “la gente cada vez se traga menos el cuento oficial”. Los cuestionamientos se pronuncian en voz alta, en la calle, y cada vez se consumen menos los medios oficiales.

“Eso está creando una separación más distante entre la población y la cúpula gobernante o el clan en el poder”, apuntó.

Un periodismo independiente

Ese cuestionamiento es lo que hace que a Sánchez las personas la paren en la calle para preguntarle por qué el diario se llama 14ymedio, o para contarle problemas cotidianos, historias de dolor o de emprendimiento.

“Es muy linda esa curiosidad”, reconoció Sánchez, añadiendo que le encantaría decir que «nos leen 11 millones, pero siendo más cautelosa y poniendo los pies en la tierra, yo diría que al menos a un 30 por ciento de la población cubana le llega alguna señal de que existimos”.

El acceso al sitio en Internet sigue bloqueado en la isla, pero el equipo comienza su labor todos los días como si nada, dispuesto a hacer el buen periodismo con el que se han comprometido.

“En una sociedad donde la prensa independiente y la información es vista casi como una traición al sistema y un delito, cumplir esas metas es muy complicado”, señaló.

4ymedio recibe ese nombre por el edificio de 14 pisos en Nueva Vedado donde Sánchez reside con su esposo y director editorial del diario, Reinaldo Escobar, un veterano del periodismo independiente que fue expulsado de los medios oficiales hace más de 30 años.

Graduada de Filología, Sánchez comenzó a transitar por la inconformidad con el sistema cuando conoció a Escobar. “Conocer esa otra cara, la historia de un informador censurado y una persona a la que se le prohíbe ejercer lo que más ama me impactó mucho”, comentó.

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