Venezuela, guarida de criminales colombianos
Muchos agentes del Estado en Venezuela hacen parte del Cartel de los Soles, o se benefician con la corrupción narcotraficante, en medio de la grave crisis económica. FOTO DONALDO ZULUAGA
La crisis económica en la que está sumido el vecino país hace que sea necesario para el Estado mantener economías ilegales que irriguen su aparato corrupto, por eso el Cartel de los Soles, del que hacen parte los más altos mandos del Gobierno y de la defensa, y militares rasos, mantiene el control sobre el narcotráfico.
Para mantener esa maquinaria aceitada, la coca colombiana, de alta calidad y tan cerca geográficamente, resulta un alivio para esa organización casi oficial, según lo registra la investigación “Venezuela ¿un estado mafioso?”, realizada por Insight Crime, centro de investigación del crimen organizado.
A ese país llega cocaína producida en Catatumbo (Norte de Santander), el segundo enclave cocalero de Colombia (con 26.000 hectáreas cultivadas en 2016, según la ONU), que cuenta con todas las ventajas del negocio: el combustible a muy bajo costo que llega de contrabando desde Venezuela, la mano de obra barata de miles de venezolanos que cruzan la frontera luchando por conseguir sustento, y una mata de coca más productiva. Dice el informe que esa región del país produce siete kilos de coca al año por cada hectárea.
De Catatumbo la coca va a Táchira y Zulia. La de los Llanos Orientales va a parar a Apure. Según cifras recolectadas en la investigación con agentes venezolanos, a ese país llegan mínimo 400 toneladas de coca anuales.
La ruta a seguir
De estas localidades el destino de la droga es Centroamérica. Para Jeremy McDermott, codirector de Insight Crime, la ruta principal va a República Dominicana, a donde llegan cada semana tres barcos con de a una tonelada. También llegan a Honduras y El Salvador.
Sin embargo, Jhon Marulanda, consultor internacional en Seguridad y Defensa, señaló que hay un destino mucho más poderoso: Hezbollah, una red criminal libanesa que funciona con apoyo de Irán.
“Desde que se instaló el régimen de Maduro ellos se encargan de sacar la mercancía y lavar el dinero, se llevaron varios venezolanos con nacionalidad libanesa o iraní y empezaron a tomar contacto con la gente de la Oficina, del Clan del Golfo, las Farc y el Eln para sacar la coca hasta Venezuela y, desde ahí, proveer a Moscú (Rusia), Damasco (Siria), Teherán (Irán) y La Habana (Cuba)”, señaló el consultor.
La relación histórica
Gemelos criminales, casi siameses, han sido Colombia y Venezuela desde hace varias décadas y esa relación, según el informe, se afianzó con el régimen de Nicolás Maduro.
Hoy las principales ciudades fronterizas de ese país son el refugio de comandantes guerrilleros del Eln, del Epl y disidentes de las Farc.
Insight Crime dice que “Venezuela ofrece el último refugio para el Eln y es la principal base desde la cual esta guerrilla planea su expansión”. Los comandantes se han establecido en Zulia y recientemente se han expandido a Táchira y Amazonas. El 90 % de la logística del Frente de Guerra Oriental, comandado por “Pablito”, está en Apure.
Esta situación recurrente fue denunciada hace 8 años por el entonces embajador colombiano ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, quien dijo que en el vecino país había campamentos guerrilleros y varios comandantes se reunían a planificar acciones militares.
La situación de ahora, según el documento, incluye que Gener García Molina, alias ‘Jhon 40’, uno de los principales disidentes de las Farc, ha establecido una base al otro lado de la frontera, en Amazonas, con miembros del frente Acacio Medina.
La investigación agrega: “ha habido informes de la presencia Epl en Casigua El Cubo, estado venezolano de Zulia”.
En ello está de acuerdo Marulanda, quien considera que más que una guarida, Venezuela ha sido para los criminales colombianos “un santuario. Ellos no se esconden, se exhiben en la frontera, con la revolución. Hay sitios donde la Guardia Nacional ha sido desplazada por las Farc y el Eln, otras donde se ven los paramilitares. El Eln reparte las bolsas del Clap (alimentos subsidiados) en sitios fronterizos, y eso no es nuevo”.
No existe cooperación entre Venezuela y Colombia para acabar con el narcotráfico, y como se ven las cosas para las próximas elecciones en ambos países, tampoco la habrá pronto.