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El alemán Manfred Weber será el candidato conservador a presidir la Comisión Europea en 2019

Manfred Weber, en el congreso del Partido Popular Europeo, el 7 de noviembre de 2018 en Helsinki.

El bávaro y líder del PPE en la Eurocámara competía contra el finlandés Alexander Stubb, más moderado

El alemán Manfred Weber ha sido elegido por una amplia mayoría (79,2%) como cabeza de cartel de los conservadores con vistas a las elecciones europeas del 26 mayo. Su elección convierte a Weber, de 46 años, en el Spitzenkandidat, es decir, el candidato principal de los conservadores para presidir la Comisión Europea y sustituir a Jean-Claude Juncker una vez que se abra la carrera por la sucesión en los principales puestos de responsabilidad de la Unión, tras las elecciones.

Weber ha derrotado al finlandés Alexander Stubb, de 50 años, que no logró convencer a la mayoría de los delegados de los Estados miembros, que reunidos en Helsinki han emitido a lo largo de la mañana su voto secreto. Weber logró 492 votos, un 79,2%, frente a los 127 del finlandés. A Stubb, cosmopolita, políglota y más centrista que su rival, se le considera un candidato algo exótico frente a Weber, garante de la estabilidad para muchos conservadores. Pablo Casado, el líder del Partido Popular y representante español en este congreso, ya adelantó que apoyaría la candidatura de Weber.

Esta elección es clave con vistas al rediseño de una Unión Europea necesitada de reformas y que atraviesa una crisis de popularidad que alimentan los populismos que se hacen fuertes en toda Europa. La elección del Spitzenkandidat no convierte sin embargo en automático el futuro nombramiento del candidato de la mayor familia europea como presidente del Ejecutivo comunitario. Fuentes europeas consultadas coinciden en que en estas elecciones el resultado está muy abierto y habrá que esperar a los resultados de los comicios en mayo para que arranque la verdadera negociación, con la correlación de fuerzas en la mano. Hay que remontarse a hace más de medio siglo para encontrar a un alemán al frente de Bruselas.

La emergencia populista a la derecha de los conservadores europeos ha abocado a los populares a una crisis de identidad ante la migración de votos hacia los partidos extremistas. La preocupación quedó bien patente en Helsinki, donde la amenaza populista estuvo presente en prácticamente todas las intervenciones y también en la resolución que aprobaron los delegados.

Weber conoce bien los engranajes comunitarios, ya que preside desde hace cuatro años la gran familia política popular en el Parlamento Europeo. El alemán es además uno de los dirigentes de La Unión Social Cristiana (CSU), el muy conservador partido bávaro hermanado con los demócratas cristianos de Angela Merkel y con los que comparten coalición de Gobierno. Weber representa el ala más moderada y centrista de la CSU.

El candidato electo representa a una nueva generación política, pero su imagen como fuerza renovadora es relativa. El político bávaro es la encarnación de la eurocracia bruselense, donde ha hecho gran parte de su carrera, en un momento en el que muchos ciudadanos manifiestan desapego por unas instituciones con las que dicen no conectar.

Weber procede además del país con mayor número de representantes con derecho a voto del Partido Popular Europeo. La poderosa delegación alemana CDU/CSU se encuentra inmersa en un proceso de transformación después de que la canciller Merkel anunciara que, tras 18 años al frente de su partido, abandonará la presidencia de la Unión Demócrata Cristiana. Aunque planea permanecer como canciller hasta 2021, su anuncio ha dado pie a una avalancha de conjeturas sobre un posible relevo anticipado también en la cancillería en Berlín. Su anunció liquidó además infinidad de quinielas que especulaban con la posibilidad de que la canciller acabara presidiendo la Comisión cuando abandonara el Gobierno alemán. Merkel explicó en su intervención de hace casi dos semanas que a partir de 2021 no ocupará ningún puesto de responsabilidad política.

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