Gobierno de Cuba baja el perfil a la visita del presidente español Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno español Pedro Sánchez inició una visita de dos días a Cuba el jueves, calificada por su gobierno como histórica, pero su recepción en la isla ha sido más fría.
El viaje de Sánchez generó expectativas cuando fue anunciado tras un encuentro del presidente español con el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel durante la semana de la Asamblea General de la ONU a fines de septiembre. Sánchez es el primer presidente español en pisar la isla en 32 años y viajó acompañado por una delegación de empresarios, en un momento en el que la isla necesita atraer inversión para sacar a su economía del estancamiento y compensar la pérdida de ingresos provenientes de sus convenios con Venezuela y Brasil, así como la caída del turismo.
Para Sánchez, se trata de culminar la “normalización de la relación política y poner fin a una anomalía que duraba ya demasiado tiempo, 32 años”, y también de tener un papel “más activo en el proceso de reforma económica“ en la isla, dijo durante una conferencia de prensa el viernes. Su gobierno intenta recuperar el liderazgo en la diplomacia europea en relación a Cuba, pues España es el tercer socio comercial de ese país, después de Venezuela y China. Reiterar el interés de las empresas españolas por invertir en Cuba es otro objetivo del viaje, señaló.
“Hemos venido también a defender sus intereses (…) a facilitar su presencia”, dijo.
La Moncloa ofreció varios gestos al gobierno cubano para endulzar la visita. El más criticado fue la negativa de Sánchez de reunirse con disidentes, lo que convirtió al presidente –quien encabeza un frágil gobierno en su país– en el centro de las críticas de sus rivales políticos.
“No puedes defender los derechos humanos si no escuchas a la otra parte de la población. Obviar a los que están siendo perseguidos por defender la libertad, eso no es defender los derechos humanos. No sé qué concepto tiene Sánchez”, dijo Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, en relación a la visita del presidente del Gobierno español.
Sánchez evadió preguntas de periodistas sobre por qué no se reunió con los opositores y reiteró que la visita tenía otros objetivos.
”Era necesario romper el hielo, hemos normalizado las relaciones políticas y vamos a continuar en los próximos años esa relación y a afianzarla“, agregó.
En otro gesto simbólico, el gobierno español prestó a la isla una silla que perteneció al general independentista cubano Antonio Maceo. “La silla de Maceo simboliza también el encuentro y el vínculo renovado entre países hermanados por una historia común y lazos tan profundos como los que nos unen”, dijo Sánchez en el acto de entrega de la silla el viernes, en el Palacio de los Capitanes Generales de La Habana.
Pero el gobierno cubano y los medios estatales, controlados por el Partido Comunista, parecen haberle quitado relevancia a la visita.
Mientras el gobernante cubano fue al aeropuerto para recibir a un grupo de médicos de los 8,000 que decidió retirar del programa Más Médicos de Brasil –en medio de una controversia con el presidente electo Jair Bolsonaro–, Sánchez fue recibido por el viceministro de relaciones exteriores, Rogelio Sierra.
Durante una reunión con Díaz-Canel de apenas media hora el jueves, ambos gobernantes firmaron dos memorándos para promover la cooperación cultural y establecer un diálogo político anual –similar a lo que establece el acuerdo bilateral a nivel europeo– en el que será incluido el tema de los derechos humanos.
“Las firmas de esos protocolos expresan que las relaciones político-diplomáticas entre ambas naciones se mantienen en un estado positivo y demuestran que es posible convivir civilizadamente, cooperar y trabajar de conjunto para enfrentar retos comunes”, señaló un reporte de Granma.
La nota sobre la reunión entre ambos mandatarios, de seis párrafos, apareció sepultada en la portada del diario oficial Granma bajo ocho artículos dedicados al fallecido gobernante Fidel Castro. El viaje de Sánchez tampoco fue noticia de primera en los noticieros locales.
No se ha reportado si Sánchez pidió al gobernante cubano la liberación de Eduardo Cardet, líder disidente del Movimiento Cristiano de Liberación encarcelado desde 2016, según le había pedido la mayoría conservadora del senado español.
Sánchez se reunió el viernes con artistas, “cuentapropistas”, periodistas y otros miembros de la sociedad civil independiente en Cuba
Asimismo, el presidente español tendrá un encuentro con representantes de la comunidad española en la isla, que ya a abarca a 140,000 personas. Sánchez dijo que su gobierno quería promover la participación de estos ciudadanos en la política española.
Un punto de fricción entre ambos países es el pago de la deuda del gobierno cubano a los empresarios españoles con negocios en la isla y que asciende a unos $300 millones. El presidente español dijo en la conferencia de prensa que había transmitido personalmente a Díaz-Canel la preocupación “por la situación de impago que sufren algunas empresas”.
Durante un desayuno el viernes con empresarios españoles reunidos en un foro económico en La Habana, Sánchez dijo que Díaz-Canel se había comprometido a agilizar los pagos. El presidente de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, dijo que esperaba que el problema “pueda resolverse cuanto antes”.
El foro, en el que participaron Sánchez y Díaz-Canel, reunió a casi 300 compañías españolas y se realizó en el hotel Gran Packard, gestionado por la cadena hotelera española Iberostar y añadido recientemente a la lista de entidades cubanas sancionadas por el gobierno de Estados Unidos.
Durante un recorrido por La Habana Vieja, Sánchez inauguró una exposición de dibujos arquitéctónicos y anunció la puesta en marcha de un plan conjunto entre España y Cuba para mejorar el acceso al centro histórico de las personas con discapacidad, según informó la Moncloa en un comunicado.
Sánchez también espera que su viaje sea la antesala del viaje de los reyes de España a la isla, dijo en la conferencia de prensa del viernes.
En su país, el viaje del presidente español se vio opacado por la controversia sobre Gibraltar y el Brexit. Tampoco recibió gran atención en Estados Unidos, donde el jueves se celebraba el Día de Acción de Gracias.
Con información de EFE.
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