Inversores cubanos sí, pero solo si viven en el extranjero
La prensa oficial cubana aclaró el pasado viernes que «no existe ningún impedimento» para que la diáspora invierta en la isla. Eso sí, bajo la Ley de Inversión Extranjera y no como nacionales cubanos.
En un artículo en el sitio digital Cubadebate, Déborah Rivas, del Ministerio de Comercio Exterior, precisó que bajo la Ley de Inversión Extranjera, aprobada por el Parlamento en 2014, «no se establece ninguna limitación respecto al origen del capital».
La directora general de Inversión Extranjera se pronunció en la misma línea que el ministro de Comercio Exterior, Rodrigo Malmierca, quien en un tuit publicado hace una semana aseguró que los ciudadanos «de origen cubano» pueden invertir en la Isla.
Las declaraciones llegan en un momento de especial tensión para las finanzas del Gobierno, que debe más de 1.500 millones de dólares a proveedores de alimentos, según el ministro de economía, y se enfrenta a la activación del Título III de la Ley Helms-Burton por parte de la Administración de Donald Trump. Bajo esta ley los ciudadanos norteamericanos y los cubanos naturalizados estadounidenses pueden demandar a las empresas que inviertan en propiedades expropiadas por Fidel Castro en la década de los 60.
«La ley de inversión extranjera no señala en ningún lugar la ciudadanía u origen, pero sí queda claro que el inversionista tiene el domicilio y capital fuera de Cuba», dijo Rivas aCubadebate.
«La ley de inversión extranjera no señala en ningún lugar la ciudadanía u origen, pero sí queda claro que el inversionista tiene el domicilio y capital fuera de Cuba»
«No existe un monto de capital establecido en nuestras normas como mínimo para aprobar las inversiones extranjeras; en todos los casos se realiza el análisis integral del proyecto propuesto y el capital a desembolsar se corresponde con la inversión a ejecutar», agregó.
Sus declaraciones contrastan con las del canciller Bruno Rodríguez en un encuentro con Cuban Americans for Engagement, una organización conformada por cubanoamericanos y ciudadanos estadounidenses para facilitar el acercamiento entre EE UU y la Isla. En 2012 Rodríguez dijo ante los cubanoamericanos interesados en participar en las inversiones en Cuba que a pesar de que existía «la base legal para que los cubanos de la emigración inviertan», al Gobierno cubano no le interesaban los inversores que aporten 100.000, 200.000, 300.000 dólares».
«Cuba anda buscando inversiones que son de magnitud a las que no llega como regla la emigración», dijo el canciller.
Según cifras oficiales la Isla necesita atraer anualmente 2.500 millones de dólares en inversión extranjera para su desarrollo y ha identificado «sectores clave» para invertir: industria, agroalimentario, turismo, minería, biotecnología, petróleo y energías renovables, entre otros. Cada año el Gobierno publica una cartera de negocios con centenares de proyectos valorados en más de 10.000 millones de dólares, pero no logran atraer a muchos inversores.
Según el economista Omar Everleny Pérez, el principal problema con las inversiones extranjeras en la Isla está en la excesiva burocracia que hace que el ritmo de aprobación de los negocios sea «lento y burocrático».
Según el economista Omar Everleny Pérez, el principal problema con las inversiones extranjeras en la Isla está en la excesiva burocracia
Entre los problemas que afectan a la inversión extranjera están la dualidad monetaria y la prohibición para contratar la mano de obra local sin tener como intermediario al Estado que se queda con la mayor parte del salario de los empleados. Algunas empresas han optado por llevar a la Isla trabajadores extranjeros para pagar los salarios directamente y asegurarse una mejor calidad en las obras.
Las declaraciones de Déborah Rivas generaron un amplio revuelo en las redes sociales, especialmente entre cubanos residentes en la Isla que lamentaron el carácter segregador de la Ley que permite a los emigrados invertir en empresas, industrias y otros sectores del país pero impide a los que radican en el país hacer lo mismo.
Para el barítono y director del conjunto Ópera de la Calle, Ulises Aquino, no tiene lógica que se discrimine a los que se quedaron en Cuba, a “los que no se fueron, los que han luchado toda su vida” y abogó en su cuenta de Facebook porque se respete el derecho “a todos los cubanos emprendedores”, dentro o fuera de la Isla.
El informático Norges Rodríguez se sumó a la polémica y preguntó en Twitter qué pasaría “si un cubano invierte como residente en el exterior y luego inicia el proceso de repatriación” para residir dentro del país. “¿Qué sucede con su inversión?”, cuestionó en un mensaje en el que enlazó la cuenta del embajador cubano en Estados Unidos.
Incluso durante el deshielo de la era del expresidente Barack Obama algunos proyectos de inversión estadounidense en la Isla se frustraron debido a condicionamientos de la parte cubana. Fue el caso de la empresa Cleber LLC, que se proponía ensamblar tractores en la llamada Zona Especial de Desarrollo de Mariel.
El informático Norges Rodríguez se sumó a la polémica y preguntó en Twitter qué pasaría “si un cubano invierte como residente en el exterior y luego inicia el proceso de repatriación”
Después de recibir una amplia cobertura mediática al ser el primer negocio desde 1959 con capital 100 por ciento estadounidense en Cuba, la empresa del cubanoamericano Saul Berenthal, fue rechazada por las autoridades cubanas.
El rechazo de la empresa -que había sido aplaudida por el propio Obama durante su visita a la isla en 2016- se debió a que Berenthal realizó el trámite de repatriación que le devolvió sus derechos como ciudadano cubano a la vez que le prohibió invertir en la Isla como empresario extranjero.
«¿Pueden las personas naturales cubanas residentes en el país participar en la inversión extranjera? No. Esta ley se dirige a potencializar inversionistas extranjeros o a cubanos residentes fuera del país y con el capital igualmente en el exterior para así atraer financiamientos, tecnologías de avanzada, mercados para nuestros productos y generar nuevos ingresos», explica un estudio sobre la Ley de Inversión Extranjera en la isla.
Al incipiente sector privado en Cuba le está prohibido tener personalidad jurídica, importar y exportar, entre otras muchas regulaciones. El Gobierno sigue manteniendo como principal sostén de la economía a las improductivas «empresas estatales socialistas».
Recientemente el embajador de la Unión Europea en La Habana, Alberto Navarro, pidió a La Habana «más apertura comercial» ante la activación del Título III de la Helms-Burton. La funcionaria del Ministerio de Comercio Exterior respondió al embajador en la prensa oficial que la Isla prepara una «Ventanilla Única para la Inversión Extranjera» para acortar los tiempos de espera en la aprobación de los proyectos de inversión.