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Teodoro Ribera: El retorno de un viejo conocido en Cancillería

Designado en reemplazo del escritor Roberto Ampuero, el ex rector de la Universidad Autónoma no tomó por sorpresa su llegada a RR.EE. A lo menos desde la semana pasada estaba en conversaciones con el Presidente Piñera y con parte de su equipo de asesores.

En Temuco, donde está radicado hace varios años y se desempeña como rector de la Universidad Autónoma, se encontraba esta mañana el abogado constitucionalista y ex ministro de Justicia, Teodoro Ribera Neumann, cuando desde La Moneda se confirmó el postergado cambio de gabinete.

Su designación como ministro de Relaciones Exteriores en reemplazo del escritor Roberto Ampuero, sin embargo, no lo tomó por sorpresa. A lo menos desde la semana pasada estaba en conversaciones con el Presidente Sebastián Piñera y con parte de su equipo de asesores para asumir esta tarea.

El nombre de Ribera ya había sonado como carta para la Cancillería en el primer gobierno de Piñera. El abogado del ala liberal de Renovación Nacional dirigió la redacción del programa internacional durante la campaña presidencial de Piñera I, incluso acompañó al entonces mandatario electo a una reunión en casa de la saliente Michelle Bachelet en la que se discutió la estrategia de la defensa de Chile frente a la Corte internacional de La Haya por la demanda interpuesta por Perú para definir los límites marítimos.

A última hora, sin embargo, el Presidente optó por Alfredo Moreno para hacerse cargo de la cartera de Relaciones Exteriores.

La trayectoria de Ribera siempre ha estado ligada a los temas de política exterior. No sólo dirigió la elaboración del programa de Piñera en este ámbito. Por varios años fue director del área de Política Exterior del Instituto Libertad, ligado a RN, y fue miembro del consejo asesor de política exterior durante los dos gobiernos de Bachelet.

Es autor también de un libro sobre derecho público internacional y derecho interno en Europa y América Latina, además de varios artículos académicos sobre la materia.

Su nombre figuró a comienzos del año pasado como carta de RN para sumir alguna embajada, cargo que el rechazó en esos momentos debido a su actividad académica. Según contó Ribera a sus cercanos, no podía dejar en esos momentos la rectoría de la Universidad Autónoma cuando se estaba definiendo el proceso de gratuidad para los estudiantes. Razón que también esgrimió para bajar su nombre de las listas de ministros que propuso la colectividad dirigida por el diputado Mario Desbordes antes del inicio del gobierno de Piñera II.

Ribera es cercano al subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, quien trabajó junto a él en la Universidad Autónoma hasta su ingreso a La Moneda. También es cercano al senador Andrés Allamand y tiene una fluida relación con el Presidente Sebastián Piñera.

Pese a no haber ejercido como embajador, en Cancillería se le reconoce como un buen conocedor de la cartera, por lo que su nombramiento fue acogido internamente con buenos ojos por los funcionarios del servicio exterior, pues esperan que con su llegada el ministerio recupere el nivel de decisión en temas internacionales y haga mayor contrapeso a La Moneda.

Para Ribera su nombramiento ahora es una suerte de promesa cumplida. No se dio en el gobierno de Piñera I, cuando pese a ser uno de los nombres que se mencionaba como carta segura, finalmente debió esperar más de un año para llegar al gobierno, no en Relaciones Exteriores, sino a cargo de la cartera de Justicia.

En Justicia, el ex diputado por la Araucanía enfrentó una compleja situación con Gendarmería y su gestión se vio empañada por sus vínculos con Luis Eugenio Díaz, ex presidente de la Comisión de Acreditación, quien estaba acusado de presuntos sobornos y lavado de activos en la entrega de acreditaciones a centros de Educación Superior.

Ribera vio por fin cumplido un viejo anhelo y para el cual se venía preparando hace años: convertirse en el jefe de la diplomacia chilena.

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