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«Los cubanos son el sistema nervioso central del régimen [venezolano]»

Elliott Abrams, enviado especial de EE UU para Venezuela, sostiene que Rusia ha sido muy importante en ayudar al régimen de Maduro a aguantar las sanciones

Elliott Abrams, enviado especial de EE UU para Venezuela, ha estimado en 25.000 los cubanos residentes en el país que proporcionan información al régimen de Nicolás Maduro en una entrevista concedida al diario español ABC. El embajador sitúa en unos 3.000 los colaboradores de la Isla en Caracas en labores de inteligencia que espían a militares y civiles o enseñan a torturar. El resto, médicos o docentes, «también pueden ser espías y delatores».

«Para comprender su influencia basta con recordar que los guardaespaldas de Maduro son cubanos. Según yo lo veo, los cubanos son el sistema nervioso central del régimen», dijo Abrams que, además, desliza la posibilidad de que el intento de golpe de Estado del pasado 30 de abril fuera descubierto por los espías cubanos y frustrado por eso.

Elliott cree que la supervivencia de ambos regímenes está muy conectada, fundamentalmente por el petróleo. «Hay que presionar ahora a los pocos países no democráticos que quedan [en América Latina], Cuba y Venezuela entre ellos. En el caso de Venezuela, creo que además está claro que, dada su crisis económica, no es un país que pueda seguir ofreciendo subsidios a Cuba, porque le está entregando a la Isla entre 50.000 y 80.000 barriles de crudo diarios. Eso, según estimamos, asciende a 75 millones de dólares al mes, que no es poco dinero», destaca.

«[Venezuela] le está entregando a la Isla entre 50.000 y 80.000 barriles de crudo diarios. Eso, según estimamos, asciende a 75 millones de dólares al mes, que no es poco dinero»

El político neoyorkino también analiza la relevancia del papel ruso en la supervivencia del régimen chavista. El apoyo de esa potencia es básico, argumenta, entre otras razones por el poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Aunque Elliott señala que China también bloquea con Rusia las condenas en el organismo internacional, su intuición le dice que dejaría de hacerlo si no fuera por acompañar a Rusia. Los petrolera Rosneft es otra de las razones prácticas por las que el apoyo se mantiene sin fisuras. El Gobierno venezolano debe a la compañía rusa más de 8.000 millones de dólares y le ha pedido que la ayude a vender su petróleo después de que EE UU sancionase a Pdvsa. De este modo, considera Elliott, Venezuela aguanta a pesar de las dificultades.

Pese a todo, el estadounidense cree que las sanciones son efectivas y un camino por el que seguir. En el entrevista, Elliott se pronuncia sobre las penalizaciones individuales, como las que se aplican a cuatro altos mandos, recientemente, por la muerte del capitán Rafael Acosta Arévalo.

«Si la persona sancionada está acostumbrada a venir a Miami, si tiene un apartamento o ahorros aquí, algo más frecuente de lo que parece, eso se le acaba. Puedo decir que se nos han acercado varias personas del régimen muy preocupadas por las sanciones y por levantarlas, sobre todo cuando afectan a su familia, porque este tipo de sanciones pueden hacerse extensivas a la familia del afectado, y hay quien tiene a sus hijos en universidades norteamericanas. Así que estamos convencidos de que estas sanciones tienen un impacto real y concreto», declara.

Elliott habla también de la posible retirada de esas sanciones si los castigados colaboran, como ha sido el caso del general Manuel Cristopher Figuera, al que le fueron levantadas tras alinearse con el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, y empezar a colaborar con el Gobierno estadounidense. «El suyo debe ser un ejemplo para los demás. Lo mismo que hemos hecho con él podemos hacerlo con los demás», advierte.

El embajador ha explicado que EE UU intenta que haya una transición en Venezuela sin recurrir a la fuerza, aunque no la rechaza expresamente. Elliott indica que lo ideal, según Washington, es que Maduro salga del poder y las diferentes partes negocien un Gobierno de transición que lleve al país a nuevas elecciones.

Admite, en esto, ciertas divergencias con la Unión Europea, puesto que Bruselas cree en unas elecciones supervisadas y Washington considera que este panorama es imposible con todos los poderes controlados por el chavismo.

Admite divergencias con la Unión Europea, puesto que Bruselas cree en unas elecciones supervisadas y Washington considera que este panorama es imposible con todos los poderes controlados por el chavismo

En este sentido, opina que las declaraciones que realizó recientemente el ministro de Exteriores en funciones español y futuro jefe de la diplomacia europea Josep Borrell sobre su Gobierno no son positivas. El canciller español dijo en mayo que Washington se comporta en lo relativo a Venezuela «como el cowboy del oeste», cuando en la situación «no está para que nadie desenfunde» sino para encontrar «una solución pacífica, negociada y democrática».

Pese a esto, sí considera positiva la postura del Gobierno de España. «Coincidimos en el resultado que queremos. Ambos queremos una democracia verdadera a través de elecciones libres para detener las terribles violaciones de los derechos humanos. La diferencia está en el periodo de transición».

También el informe realizado por la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, es motivo de satisfacción para Elliott, que confiesa que el Gobierno estadounidense está muy impresionado con su contundencia. Sin embargo, también cree que tiene una gran carencia, puesto que pudo haber solicitado visitar prisiones y no se hizo.

Finalmente, y aunque subraya que la vía militar es la última opción para su Gobierno, admite que no se descarta. «¡Nadie le podría haber dicho a George H. W. Bush en las elecciones de 1988 que acabaría invadiendo Panamá! Así que ya veremos qué nos trae el futuro, de momento baste con decir que tenemos la capacidad de usar la presión militar».

 

 

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