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La oposición israelí busca derrotar a Netanyahu con nuevas y peculiares alianzas

Cuatro grandes alianzas que mezclan ideologías e identidades políticas y están plagadas de contradicciones internas intentan un cambio

Desesperada ante un probable nuevo triunfo de Benjamín Netanyahu, el primer ministro durante la última década, la oposición israelí se presenta a las elecciones del 17 de septiembre en cuatro grandes alianzas que mezclan ideologías e identidades políticas y están plagadas de contradicciones internas.

Aunque los comicios del 9 de abril estuvieron marcados por la polarización del electorado entre las dos primeras fuerzas, fueron 14 los partidos que contaban con posibilidades reales de entrar al Parlamento.

De esos 14, 11 finalmente cruzaron el umbral del 3,25% necesario para entrar a la Knéset (Parlamento), por lo que se desperdiciaron cientos de miles de votos en partidos que se acercaron a esa cifra pero no lograron entrar.

11 cruzaron el umbral del 3,25% necesario para entrar a la ‘Knéset’, por lo que se desperdiciaron cientos de miles de votos en partidos que se acercaron a esa cifra pero no lograron entrar

La noche del 29 de mayo cuando, tras la imposibilidad de Netanyahu de formar una coalición de Gobierno, la Knéset votó su disolución y convocó nuevas elecciones, la oposición comprendió que debía reformular su estrategia para la nueva cita.

El cambio más destacado desde entonces, una serie de alianzas entre partidos afines y no tanto, con el objetivo de asegurarse el mínimo de votos para obtener escaños y captar nuevos votantes que permitan disputar el liderazgo a Netanyahu construyendo una coalición de centro izquierda, en oposición a la de derecha que busca formar el mandatario.

«Estamos aterrados ante la posibilidad de que haya un gobierno de derecha liderado por Netanyahu y sus socios, y cualquier otro escenario es preferible para nosotros y nuestros votantes», reconoce a Efe Guilad Kariv, candidato por la alianza Unión Democrática.

Esta facción incluye al Partido Verde, escindido del Laborista; al Partido Democrático de Israel, recientemente creado por el ex primer ministro Ehud Barak, y al izquierdista Meretz, cuyo líder, Nitzán Horowitz, encabezará la alianza.

Kariv, abogado y rabino reformista, admite que una hipotética coalición de centro izquierda se enfrentaría a «algunos desafíos internos» que dificultarían la formación de un gobierno y cuestiona que la alianza entre el laborismo y Guesher, una facción de centro derecha, «no tiene la capacidad de revivir a la izquierda israelí».

Omar Bar-Lev, candidato por esta alianza, rechaza las críticas y explica a Efe que, «como el bloque de derecha es más grande que el de izquierda, la única manera de hacer que Netanyahu deje su oficina y lograr un cambio en Israel, es traer a la izquierda a gente que votó a la derecha».

Una de las alianzas que, según las encuestas, obtendría más votos en los comicios de septiembre, es la Lista Unida, integrada por los cuatro principales partidos que representan a la minoría árabe israelí, que componen cerca del 20% de la población.

«Como el bloque de derecha es más grande que el de izquierda, la única manera de hacer que Netanyahu deje su oficina y lograr un cambio en Israel, es traer a la izquierda a gente que votó a la derecha»

Tras obtener 13 asientos (de los 120 de la Cámara) en las elecciones del 2015, se escindieron en dos facciones para los comicios de abril y obtuvieron solo 10, por lo que han vuelto a unirse para la próxima cita electoral.

«Creo que hoy es la mejor opción», apunta preguntado por Efe Ahmad Tibi, miembro de la lista, que explica que la alianza está dirigida a todos aquellos que quieren tener un «liderazgo político nacional y legítimo que lleve sus causas al Parlamento, al gobierno y a la arena política israelí».

Aunque Tibi enfatice que la intención de su partido no es formar parte de una coalición de gobierno, su compañero y líder de la alianza, Ayman Odeh, se mostró recientemente dispuesto a integrar una coalición de centro izquierda, algo inédito para los partidos árabes en Israel.

Esta tendencia a la conformación de grandes bloques surge, además, tras haber sido precisamente una alianza la que logró, en los comicios de abril, poner en jaque la continuidad de Netanyahu por primera vez en mucho tiempo.

Azul y Blanco, conformada por los partidos Yesh Atid, Telem y Resiliencia Israeli, igualó al Likud de Netanyahu con 35 asientos pero no contó con suficiente apoyo para formar gobierno, algo que intentará revertir en la cita electoral de la semana que viene junto con las otras alianzas opositoras.

 

 

 

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