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Sánchez renegaba hace solo unos días de un acuerdo con Podemos: «No dormiría tranquilo»

El secretario general del PSOE rechazó todas las ofertas de Podemos desde agosto por una «pérdida de confianza» olvidada ahora

«Yo sería presidente del Gobierno. Y sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche. Junto con el 95% de los ciudadanos que tampoco se sentirían tranquilos». Así de contundente justificaba Pedro Sánchez, a tres días del cierre del plazo para conformar un ejecutivo, su rechazo a una coalición con Podemos.

Los de Pablo Iglesias frustraron la investidura del socialista en julio, pese a que entonces sí aceptó la coalición con Podemos con la condición de que su líder no ocupase un asiento en el Consejo de Ministros, pero ahora el secretario general del PSOE parece dispuesto a aceptar incluso que este sea su vicepresidente, según informa Efe.

Las redes sociales se han llenado ya de comentarios críticos, sobre todo después de que ayer José Luis Ábalos presumiese de haber frenado a la «ultraderecha», en alusión a Vox, cuando el partido de Santiago Abascal se ha disparado a los 52 escaños.

Después del intento frustrado en julio, Sánchez y su entorno vieron la excusa perfecta para dejar pasar el tiempo y forzar una repetición electoral. Contaban con crecer significativamente en diputados, pero el retroceso del PSOE y de Unidas Podemos les obliga a un entendimiento súbito.

Problemas de insomnio

Los problemas de insomnio de Sánchez han desaparecido en un plumazo, y también la «desconfianza» a la que se aferraban en su partido para negarse a aceptar la misma oferta que ellos plantearon a Podemos en julio: una vicepresidencia para Irene Montero y tres ministerios.

Sánchez veía «inviable» una coalición con su «socio preferente» tras el 10-N, y no dudaba en preguntarse: «¿Merece la pena ser presidente, tener un Gobierno condenado a fracasar y vernos abocados a unas elecciones dentro de cinco o seis meses?».

«Yo tenía serias dudas, pero al final acepté que tuvieran una vicepresidencia y tres ministerios. Pero lo rechazaron… Dijeron que eran jarrones chinos», seguía Sánchez, ahondando en esa «desconfianza».

El presidente en funciones no vacilaba al pedir públicamente una mayoría «más amplia». Se veía hinchado por unos sondeos que frenaron su crecimiento tras los disturbios en Cataluña por la sentencia del «procés». Ahora, con una mayoría menor —155 escaños suman entre PSOE y Unidas Podemos—, ya parece que no hay problema.

«Hoy podría ser presidente del Gobierno, con plenas competencias, pero de un gobierno de coalición en el que tendría que haber aceptado perfiles sin experiencia. Un gobierno de coalición hubiera fracasado», admitía Sánchez, que ahora seguirá en La Moncloa del brazo de su rival político en la izquierda y con un ejecutivo más débil. Las fuertes divergencias sobre la resolución del conflicto separatista también han caído ya en saco roto.

 

 

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