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Los republicanos se entrampan con el voto hispano

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Protestas contra Trump en Arizona por sus declaraciones contra inmigrantes / ROSS D. FRANKLIN (AP)

El problema del Partido Republicano con el voto hispano va mucho más allá de Donald Trump y sus insultos a los inmigrantes.

La principal rival demócrata de cualquier aspirante republicano, Hillary Clinton, les lleva a todos una “cómoda ventaja” entre el electorado latino, según un sondeo de Univision. Si las elecciones fueran ahora entre ella y Jeb Bush, su contendiente más próximo, Clinton obtendría el 64 % del voto hispano, frente al 27 % del republicano. En el caso de una final Clinton-Trump, la diferencia sería 70-16 %.

Pero el problema de fondo es mayor, advierte la encuestadora Latino Decisions, especializada en el voto hispano: independientemente del rival demócrata en 2016, ni en el mejor de los casos el candidato republicano podrá recuperar la Casa Blanca sin un apoyo contundente del electorado latino. Y el agresivo lenguaje antiinmigrante de todos los candidatos, incluidos los más favorecidos por los hispanos, Jeb Bush y Marco Rubio, está alienando peligrosamente este voto.

“Lo que no parecen comprender en el Partido Republicano es que nunca van a lograr los votos necesarios (para la Casa Blanca) sin el voto latino”, subraya Matt Barreto, de Latino Decisions.

Desde las elecciones de 2004, se ha dado por sentado que el porcentaje de votos hispanos que un republicano necesita para llegar a la presidencia es de 40 %.

Pero el último estudio de Latino Decisions revela que esta cifra se queda corta. La encuestadora ha calculado tanto el constante aumento de la población electoral hispana en la última década -que podría llegar a superar los 13 millones de votantes en 2016- como el paralelo decrecimiento del voto blanco mayor de 60 años, el apoyo principal de la formación conservadora.

Y los números que le salen deberían dar escalofríos a más de un responsable de la estrategia del partido: en el mejor de los casos, que sería aquel en el que el Partido Republicano lograra captar en 2016 el 60 % del voto blanco, seguiría necesitando el 42 % del sufragio hispano para recuperar la Casa Blanca. Pero, y es un gran pero, en ninguna elección presidencial (las parlamentarias son otra cosa) desde 1988 ha logrado un candidato tal porcentaje de voto blanco. Por eso, según Latino Decisions, la meta de votos hispanos que se tiene que proponer el Partido Republicano es de 47 %, es decir, casi la mitad de todos los votantes latinos.

Con 59 %, Mitt Romney rozó en 2012 ese máximo de voto blanco. Pero debido al mensaje antiinmigrante -llegó a proponer la autodeportación de indocumentados- que le aupó entre los votantes blancos más conservadores, solo obtuvo el 23 % del voto latino. La Casa Blanca quedó en manos del demócrata Barack Obama. El 27 % de intención de voto que Univisión otorga ahora a Jeb Bush frente a Clinton sigue muy lejos del mínimo necesario.

“La animosidad contra los inmigrantes del Partido Republicano podría impedirle a esta formación ganar la Casa Blanca”, advierte Para Frank Sharry, director de America’s Voice.

En su opinión, el problema radica en lo que denomina la “paradoja republicana”: “Es difícil ganar las primarias republicanas siendo proinmigración. Pero no puedes ganar las elecciones generales sin ser proinmigrante”.

Pero con un discurso ante las primarias tan radicalizado con mensajes antiinmigrantes como el de Trump, pese a que este se quede a mitad de la carrera presidencial el camino para llegar a la Casa Blanca del republicano finalista será “muy duro”, advierte.

¿Hay vuelta atrás? Sí, sostiene Sharry. “Pueden decir que como partido, para sobrevivir, tenemos que hacer lo correcto en reforma migratoria, tenemos que tratar a los latinos como seres humanos y como ciudadanos y luego aplicar políticas que sigan esa línea”. Pero, apunta, se han perdido varias oportunidades en los últimos años: la reforma migratoria “era una oportunidad perfecta para modernizar el partido y mejorar la atracción de los votantes hispanos. ¡Y la frenaron!”, recuerda del proyecto de ley migratoria que aprobó el Senado con apoyo bipartidista en 2013 pero que fracasó en la Cámara de Representantes dominada por los republicanos. Tampoco ha ayudado, agrega, que los republicanos hayan tratado de frenar por todas partes también las acciones ejecutivas que Obama dictó para regularizar a cinco millones de indocumentados ante la inacción legislativa.

En el caso concreto de Bush, que está casado con una mexicana, Sharry dijo que la mayor oportunidad perdida fue el no haber salido rápidamente a replicar a Trump cuando este lanzó su campaña presidencial acusando a los inmigrantes mexicanos de ser “violadores” y traer “drogas” a través de la frontera.

“Imaginen si se hubiera apresurado a tomar el micrófono para denunciar a Trump y ponerse del lado de su familia. Habría sido uno de esos momentos en una elección donde genuinamente se jugaría las primarias para ganar las generales, pero no lo hizo (…) y perdió la increíble oportunidad de aumentar su popularidad entre los latinos a cifras competitivas”.

Aunque las cifras de Univisión y Latino Decisions parecen favorables al Partido Demócrata, este tampoco debería dormirse en los laureles, advierte entretanto Barreto. La clave está en una “movilización robusta del voto latino” que requerirá intensas campañas de inscripción de votantes descuidadas en el último ciclo electoral.

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