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Ricardo Bada: «Cosecha de huesos», de Edwige Danticat

 

Una de las personas más simpáticas, activas y efectivas, y que más pasan desapercibidas, de entre todas las que he podido tratar a lo largo de mi vida, es Rodrigo de la Ossa, a quien conocí cuando se desempeñaba en Norma Editores y encontrármelo en la feria de las anidades del libro, la Buchmesse de Fráncfort del Meno, la mayor feria mundial de la industria editorial. (Escribo “industria editorial” y no corrijo ni una sola letra).

Allí me reunía con él y con Moisés Melo, en la década de los 90 del siglo pasado, y eso pasaba al menos dos veces al día, para charlar de literatura y de lo que fuese. Teníamos entre tanto una confianza mutua que para mí vale su peso en oro porque, como digo, Rodrigo es una de esas personas en las que puedes tenerla, y éso es raro no sólo en nuestras latitudes.

Para lo que yo no estaba preparado el año 1999, en la sempiterna cita de Fráncfort, era para verlo aparecer por la redacción de la Deutsche Welle en el recinto ferial, mientras yo pergeñaba mi crónica ante la pantalla de eso que los españoles llaman ordenador, pero al que habría que llamar obedecedor, según el novelista vasco Raúl Guerra Garrido.

Verlo aparecer, digo, con una cara de suma preocupación y decirme que no dejase de pasar por el pabellón de Norma porque doña Gloria Valencia de Castaño le había encargado, so pena de represalias infinitas, que me entregase un ejemplar de la novela Cosecha de huesos, de la novelista haitiana Edwidge Danticat. Sabiendo yo que Gloria podría enfadarse mucho si alguien no le cumpliese un encargo, acudí presuroso ese mismo día al pabellón de Norma y Rodrigo me hizo entrega, con un suspiro de alivio, del ejemplar de esa novela.

Y después de leerla comprendí porqué Gloria no quería que me la perdiese, es en verdad espléndida. La recomendé desde entonces como siempre recomiendo Cenizas de Izalco, que viene a ser su doblete salvadoreña, una obra maestra de la literatura latinoamericana, original de Claribel Alegría y Bud Flakoll. Y en la de Edwige Danticat, además, encontré de nuevo material para mi estudio de la presencia de la radio en la vida diaria de América Latina, tal y como esa presencia queda reflejada en sus libros. Lean la siguiente cita:

«Como todas las noches, Papi estaba solo en la sala, en el rincón de la radio con forma de acordeón, esforzándose por percibir la voz de un locutor sin molestar a los demás. Papi era un patriota exiliado; llevaba un año y medio luchando por radio en una guerra civil que había en España. Sobre las rodillas tenía mapas de diferentes ciudades españolas y mientras escuchaba los iba consultando con una lupa. Los mapas, rasgados en los bordes y en los pliegues, estaban cada día más cerca de convertirse en polvo. () Sobre la cabeza de Papi se cernía un gran retrato del Generalísimo [Trujillo] que la señora () había pintado a solicitud del marido. La pintura era una vasta mejora de las fotografías públicas del Generalísimo. Lo había convertido en un gigante en atuendo militar completo, con grandes charreteras con flecos e ingentes medallas alineadas en claras hileras bajo el galón azafrán que le cruzaba el pecho. A sus espaldas se veía la bandera del país, azul y roja con una cruz blanca en medio, y el escudo de armas con el lema: DIOS, PATRIA, LIBERTAD. Pero la pieza central era el propio Generalísimo, la expresión majestuosa del rostro ovalado, la cabeza de tupido pelo negro (pues se habían omitido cuidadosamente las incipientes canas), los mechones espesos y vibrantes peinados hacia atrás en suaves ondas que enmarcaban la amplia frente, la tímida sonrisa amable y los ojos, que parecían raramente tiernos. Ojos de dormitorio, los habían llamado muchos. Papi escuchaba noticias de mucho más lejos sin conciencia apreciable de esa enorme presencia».

La presencia de la radio en la vida diaria de América Latina, y cómo es que a veces actúa incluso como Deus ex machina en los destinos de los protagonistas de su narrativa. ¡Qué tema para una tesis de doctorado! Si algún estudiante de Románicas que lea estas líneas se animase alguna vez a doctorarse con una tesis sobre el tema, que no dude en contactarme, tengo un gran archivo de citas a su disposición.

 

 

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