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Oswaldo Páez-Pumar: Más sobre el embajador-ministro

 

Mi artículo sobre la injerencia del embajador cubano en nuestros asuntos domésticos originó muchos correos (email) sobre el tema, pero uno en especial, de un viejo amigo de sólida formación y alta categoría intelectual que tuvo a bien enviarme un artículo suyo de tiempo atrás, en el cual había abordado el tema de la presencia cubana haciendo referencia a una figura, el protectorado, ya desaparecido después de la Segunda Guerra Mundial y la creación de la ONU. Efectivamente, como lo expone su artículo, el protectorado desapareció, como la forma colonialista última que los países de lo que llamamos “la civilización occidental o civilización judeo-cristiana” practicaron básicamente en Asia y África.

Sin embargo una nueva forma de protectorado se extendió por Europa, no precisamente impulsada por los países representantes de la civilización occidental, sino más bien por uno de los vencedores del nazismo, pero situado al este de Alemania, la U.R.S.S., que ejerció “la protección” de la República ‘Democrática’ Alemana, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Lituania, Letonia, Estonia y confirió un mandato al Mariscal Tito para que la ejerciera en eso que se llamó Yugoeslavia, surgida a raíz de la Primera Guerra Mundial sobre las naciones que la integraron: Serbia, Croacia, Montenegro, Eslovenia, Macedonia, Herzegovina y Bosnia.

Como en todos los protectorados la protección fue ejercida por el protector no para beneficio del protegido sino del propio protector; y desde luego invocando que se protegía al protegido para que no fuera a caer en manos de otro “protector”. Es por eso que el instrumento más importante de protección después de la Segunda Guerra Mundial fueron los tanques soviéticos que se hicieron presentes en Hungría, años más tarde en Checoslovaquia; y temeroso el gobierno títere de Polonia de su presencia en la patria de Copérnico, Chopin y Juan Pablo II ilegalizó al movimiento “Solidaridad” e hizo preso a Lech Walesa.

Los muchos años de protección dada a Cuba por la U.R.S.S. aunque desde el punto de vista económico y social no dieron fruto para la población cubana, desde el punto de vista pedagógico fueron sumamente fructíferos y los cubanos aprendieron a “proteger”. Es lo que practican hoy aquí en Venezuela. Protegen los registros, notarías y cedulación que implica control sobre el registro electoral. Protegen Fuerte Tiuna y los componentes de la Fuerzas Armadas para evitar “malas influencias” y los médicos ¿o son enfermeros? de los Centros de Diagnóstico Integral, los asesores deportivos y educacionales que conforman una red de espionaje para informar a los protectores de cualquier intento de no dejarse proteger que pueda surgir en Venezuela. Ahora la protección llegó a nivel de los ministros del usurpador.

 

 

 

 

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