Haití: una tragedia ignorada
El primer país del continente en sacudirse el yugo de la esclavitud está al borde de guerra civil.
El primer país del continente en sacudirse el yugo de la esclavitud está hoy al borde de la guerra civil tras un siglo en el que ha sufrido ocupaciones extranjeras, dictaduras y graves desastres naturales, como el terremoto de 2010. Haití, el país más pobre del hemisferio, está hoy olvidado del mundo y fuera de las agendas de los máximos organismos internacionales.
Durante todo el mes de febrero se han producido las más grandes manifestaciones desde la caída del dictador Duvalier (1985), incluyendo el enfrentamiento a tiros entre ejército y policía. En medio de una gravísima crisis económica, política y social, se asiste a un aumento exponencial de los actos violentos y de la inseguridad ciudadana, con un desabastecimiento general y la imposibilidad del acceso a los productos y servicios básicos; “reina una situación de alta tensión y de confusión”, según la agencia local ‘Alterpress’. El país entero se manifiesta desde hace semanas contra la miseria y las penurias, demandando la dimisión del presidente Juvenal Moïse, implicado en hechos de corrupción que salpican a toda la clase política, y parece evidente que hay un vacío de poder.
Dos siglos después de un proceso revolucionario único, en el que una nación esclavizada venció a los tres ejércitos más poderosos de la época –el inglés, el español y el francés–, Haití ha sufrido la ocupación por Estados Unidos, dictaduras de más de 30 años, corrupción, un sinfín de catástrofes producidas por la mano humana interna y externa y una catástrofe natural definitiva, el terremoto de 2010, del que se acaban de cumplir 10 años: 300.000 personas sepultadas, un millón y medio de haitianos que perdieron su casa, y el hundimiento del 70 % de la economía del país. Hoy, 4,6 millones personas (el 40 % de la población) se encuentran en situación de inseguridad alimentaria.
La cooperación internacional ha sido un desastre. La Misión Internacional de la ONU se convirtió en un foco de innumerables acusaciones de explotación sexual, violaciones e, incluso, homicidios. Además, los cascos azules introdujeron accidentalmente el cólera en Haití, con el resultado de 10.000 muertos. En 2018 se conoció que ‘trabajadores humanitarios’ de la ONG británica Oxfam realizaban en sus locales orgías con prostitutas contratadas y fueron expulsados del país. En 2015 se supo que la Cruz Roja, que había recogido 500 millones de dólares para construcción de casas nuevas para los damnificados del terremoto, había hecho 6 viviendas en 4 años. Se calcula que el 69 % de las ayudas financieras internacionales nunca llegaron al país.
Haití es hoy un país bloqueado para el que no se atisba solución alguna. Como señala un periodista local: “El riesgo de crisis humanitaria ha dejado de ser un riesgo”.