Democracia y Política

El gobierno y el Esequibo

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Después de 11 años de abandono de la reclamación y de la defensa de nuestros derechos en la fachada atlántica del Delta del Orinoco,  el gobierno de Maduro invierte el rumbo y  pone el tema del Esequibo en el primer plano de la agenda del gobierno. Traicionando, según la prensa guyanesa, el legado «internacionalista» del presidente Chávez.

Es evidente que la inversión de rumbo tiene como objetivos:
1) Tratar de recuperar puntos en el apoyo popular en vista de las próximas elecciones parlamentarias, manipulando el mensaje nacionalista.
2) Distraer la atención del desastre socioeconómico que las «ideas muertas» del gobierno han producido.
3) «Complicarle la vida» a la oposición exigiéndole unidad nacional frente a la supuesta agresión de la Exxon, el imperio y sus «títeres» guyaneses.
4) Calmar y distraer al sector de la FFAA preocupado por la reclamación y la defensa de la fachada atlántica.

Hay que criticar el olvido y el abandono del tema durante 11 años, particularmente porque Maduro fue canciller por 6 años. Pero, hay que notar como positivo el nuevo interés en el tema. Ahora bien, es una falta de seriedad y responsabilidad tener todavía como negociador-facilitador, en el proceso del Acuerdo de Ginebra, al embajador Roy Chaderton quien tiene 5 cargos que atender. Guyana, en cambio, mantiene un negociador a tiempo completo, apoyado por un grupo de expertos que son los mismos desde hace más de 30 años. Son preocupantes las incoherencias  y la falta de capacidad profesional en el manejo de la crisis. En efecto, cada miembro del  directorio «feudalizado» que gobierna actúa independientemente del resto. Por eso, el decreto 1787 original fue  reformado primero, por «fallas en los originales» y después derogado y sustituido por el 1859. Maduro insiste en afirmar  que quiere mantener el proceso del Acuerdo de Ginebra en la negociación bilateral, a través del mecanismo de los buenos oficios, pero insulta al presidente Granger (peón de la Exxon, vomitivo, etc.) contradiciendo una de las reglas básicas de la teoría de la negociación: «Ataque al problema y no a la persona del adversario». Se le envía una nota de protesta a la Exxon, acusándola de violar el Acuerdo de Ginebra. Olvidando que la Exxon no es obviamente parte de ese tratado internacional y que, en la concesión petrolera Stabroek, está también la China National Offshore Oil Corporation, 100% de capital estatal chino y socia de PDVSA en la faja petrolífera  y en el proyecto gasífero Mariscal Sucre. Además se acusa al nuevo gobierno Granger, con sólo meses en el poder, de títere de la Exxon y del imperio, olvidando que todas las concesiones fueron otorgadas hace ya bastante tiempo por el gobierno anterior.  Se afirma ridículamente que el gobierno Granger es de  ultraderecha cuando todos los partidos de la coalición de gobierno son socialistas. Granger es el líder del partido de Forbes Burnham, gran amigo de Fidel Castro y el primer ministro Nagamootoo es el líder de una escisión del PPP de Cheddi Jagan, quien fue miembro de la Internacional Comunista.

Hay que insistir en el nombramiento de un negociador-facilitador a tiempo completo para que coordine toda la acción internacional del gobierno, en el marco del Acuerdo de Ginebra. El nuevo negociador además debe ser apoyado por un grupo de funcionarios y respaldado por un consejo asesor de expertos nacionales e internacionales. Hay que promover el decreto de fijación de la plataforma continental en nuestra fachada atlántica del Delta del Orinoco, salvaguardando nuestros derechos sobre la fachada atlántica del Esequibo. Mantener el patrullaje tradicional de la Armada en la fachada atlántica y declarar«urbi et orbi» que la salida libre al Atlántico de Venezuela no es negociable.

sadiogta@gmail.com 

 

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