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Duque asume riesgo sin evidencia de que el país esté listo

Como estaba cantado desde la mañana que se filtró en medios y lo anticipó la ministra del Interior, Alicia Arango, anoche el presidente Iván Duque anunció la extensión del aislamiento obligatorio por la pandemia del Covid desde este lunes hasta el 25 de mayo, junto con más medidas para reabrir la economía y retomar parte de la vida en algunas zonas gradualmente.

La flexibilización, sostenida en la necesidad de salvar empleos y que la gente genere ingresos, no será poca. Según dijo anoche mismo la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, los nuevos sectores económicos y municipios sin casos detectados que podrán abrir gradualmente y cumpliendo protocolos, sumados a los trabajadores que ya están saliendo, suman unas 15 millones de personas. Eso es casi la tercera parte de la población del país.

Con esto, el Presidente asume el que acaso sea el riesgo más alto desde que decretó la cuarentena sin que haya datos suficientes para afirmar que Colombia está lista para volver a reactivarse en tal magnitud.

Como hemos dicho, los expertos señalan que para modificar una cuarentena deben cumplirse tres criterios: que se aplane la curva de la pandemia, que se maximice la capacidad de detectar casos mediante la aplicación de pruebas y que el sistema de salud esté listo para atender el o los picos de casos.

“El Gobierno acaba de tomar una decisión arriesgada, no la podría calificar de buena o mala porque la información que se conoce no basta para hacerlo. Lo que sí es claro es que justamente no hay datos disponibles que permitan afirmar que hay una desaceleración evidente en la curva de contagios”, nos dijo anoche el investigador médico Camilo Prieto, quien dirige un grupo de médicos de distintas especialidades que está trabajando en la documentación epidemiológica del coronavirus.

A esto se suma que, al estar la llave de la gradualidad de las medidas en manos de los alcaldes, como dice el Gobierno; las realidades regionales no garantizan necesariamente el efectivo control de los protocolos de prevención.

La nueva cuarentena

Aunque el detalle y los datos certeros estarán en las resoluciones que los ministerios de Salud, Comercio e Interior deberán tener listos esta semana (el Gobierno dijo anoche que eso será a más tardar mañana jueves), el nuevo periodo de cuarentena para los colombianos básicamente consiste en tres cosas:

Primero, el regreso gradual de 16 sectores de la economía que incluyen la fabricación, distribución y comercialización al por mayor de vehículos, autopartes, muebles y ropa; la venta al detal de autopartes, vehículos, ferretería y material de construcción; y la apertura de librerías, papelerías y lavanderías (estas últimas sólo a domicilio).

Segundo, la reactivación de casi 900 municipios en los que no se han registrados casos de coronavirus, con prohibición para bares, discotecas y aglomeraciones y restricciones en sus fronteras.

Y tercero, el aislamiento obligatorio para el resto de la población con más flexibilidad, como por ejemplo la salida de niños entre 6 y 17 años tres veces a la semana por media hora cada día.

No se sabe si estamos listos

Para explicar la importancia de retomar gradualmente la vida económica y productiva, el Presidente ha dicho en varias ocasiones que no existe un dilema entre vida y economía, pues «no hay economía sin salud ni salud sostenible sin actividad económica», y que una cuarentena no se puede mantener indefinidamente y al tiempo de prevenir muertos hay que proteger el empleo y evitar la pérdida de ingresos.

Eso también teniendo en cuenta que en Latinoamérica, con índices obvios de pobreza superiores a los de Europa, el Gobierno tenía claro desde el principio que la cuarentena absoluta era insostenible en el tiempo.

En cuanto a los argumentos de tipo científico, el Gobierno dijo anoche que la decisión de ayer se tomó debido a que se ha reducido la velocidad de transmisión del virus, basados en nueve indicadores que armó MinSalud con expertos de la universidad Johns Hopkins.

Por ejemplo, que la tasas de contagio están bajando gracias al aislamiento de contagiados en casa y en hospitales; que la tasa de mortalidad del virus en el país es de 4.4 por ciento, más bajo que en la región, que es del 7.4 por ciento; que el virus se demora al menos 20 días para duplicar las infecciones en el país; y que, según los datos del MinTransporte, en las principales ciudades del país el uso del transporte se mantiene en un 25 por ciento cuando la capacidad total permitida es 35 por ciento.

El ministro de Salud Fernando Ruiz aseguró que otro indicador clave, el número reproductivo básico RO, que es el que señala el número promedio de casos nuevos que genera una persona contagiada, estuvo al principio de la crisis en 2,4 y hoy está en 1,3.

Es decir, que antes una persona enferma contagiaba en promedio a tres más y ahora a una o dos. Y agregó que en ciudades como Medellín y Cali esa cifra baja a 0.84 y 1,21, respectivamente.

El experto Camilo Prieto explica, no obstante, que ese RO tiene un sesgo porque existe un alto subregistro.

«No hay datos que permitan afirmar que hay una desaceleración evidente en contagios”

CAMILO PRIETO, INVESTIGADOR MÉDICO

Y si bien es cierto que en una pandemia siempre habrá más casos de los detectados oficialmente, en Colombia podría ser aún más grande la incertidumbre porque no se están haciendo todas las pruebas que deberían hacerse.

De hecho no es claro si los ahora llamados “municipios no Covid” lo son porque no tengan casos o porque éstos no se hayan buscado haciendo las pruebas necesarias.

Además, como lo dijimos ayer en esta historia, como la foto de los casos hoy es la realidad de hace dos semanas, no hay cómo asegurar que un pueblo que reabra no tenga ya coronavirus.

Colombia tiene una capacidad declarada para hacer 12.083 pruebas PCR (las más complejas y de alta especificidad), pero hoy sólo está haciendo alrededor del 33 por ciento de esa cifra -ayer, por ejemplo, se procesaron 4.076-.

Una explicación que han dado varias veces desde el Instituto Nacional de Salud INS para entender eso es que no siempre se cuenta con los reactivos que permiten hacer los tests.

El investigador médico Prieto, no obstante, llama la atención respecto al hecho de que otros países de la región sí cuenten con éstos para hacer sus pruebas.

Por ejemplo, dice Prieto que mientras Colombia hace 2.523 pruebas por millón de habitantes, Chile hace 24.600, Uruguay 12.463 y el vecino Panamá 8.241.

“Tiene sentido pensar que si no hay reactivos para Colombia, no debería haberlos para el resto de la región (mayormente éstos vienen de Asia)”, agrega Prieto.

Sobre el alistamiento en salud, el Gobierno ha dicho que Colombia arrancó en esta crisis con 5.346 camas en Unidad de Cuidado Intensivo UCI y necesita subirlas a 8.000 para atender el pico de contagio y ayer el Ministro resaltó el hecho de que hoy con pacientes de coronavirus la ocupación de camas sea de apenas 110.

Sin embargo, al menos hasta hace unos días, departamentos como el Chocó seguían sin tener ni una cama de UCI en alguna de sus instituciones públicas de salud, como lo contamos en esta historia que cuenta la crisis de su principal hospital.

Y ni el MinSalud ni nadie del Gobierno hasta ahora ha declarado explícitamente que hayamos llegado a esa meta (ese alistamiento, de hecho, está también en cabeza de los alcaldes).

Por último, en cuanto al aplanamiento de la curva, se ha presentado un aumento en el porcentaje de positivos en los últimos días.

Por ejemplo, ayer con 640 casos, ese dato fue de 15,7 por ciento, cuando venía de estar en un dígito apenas días atrás.

Aunque, de todas maneras, al respecto el MInSalud dijo anoche que el aumento tenía que ver con que se están testeando grupos específicos de la población en los que hay contagio, como en las cárceles.

Además de este panorama, está el asunto de las medidas de la gradualidad en manos de las autoridades locales de las regiones, sobre el cual se suman otras voces expertas que advierten más inconvenientes.

«Los municipios más pobres no tienen cómo hacer seguimiento de salud”

PABLO MARTÍNEZ, MÉDICO Y ANTROPÓLOGO

Como el médico y antropólogo Pablo Martínez, de la ONG Sinergia, especializada en servicios de salud a poblaciones vulnerables e indígenas, quien nos señaló puntualmente la dificultad que se presentará ahora en algunos municipios no Covid con el seguimiento epidemiológico a los casos sospechosos o eventualmente positivos.

“El problema principal que tenemos para hacer seguimiento de salud es que la mayoría de municipios que quieren abrir son de categoría 4, 5 y 6, que son los más pobres y no tienen las mismas cantidades de recursos para salud que otros territorios”, afirmó Martínez.

Él y su equipo tuvieron que atender el primer caso de un indígena fallecido por coronavirus. La confirmación de que murió por la enfermedad llegó diez días después de que había sido enterrado, el 23 de abril en San José de Isnos, Huila. “A mí me tocó organizar a la comunidad, aislarlos y hacer el seguimiento epidemiológico porque el municipio no tenía la capacidad para hacerlo”.

Otro médico epidemiólogo experto, que nos pidió no ser citado porque está involucrado en la asesoría al Gobierno, nos dijo que la preocupación ahora es que los municipios tengan la capacidad para atender casos nuevos y vigilar que la gente no se salte la cuarentena.

Y eso que dicen ellos justamente tiene que ver con las realidades regionales que se siguen imponiendo en el plan que informa desde Bogotá Duque para reactivar la economía y salir poco a poco de algunos aislamientos obligatorios.

Las realidades regionales

En esta nueva etapa de la cuarentena cobrará aún más relevancia el papel que jueguen los mandatarios de los pueblos que no han registrado hasta ahora oficialmente casos de Covid.

En manos de ellos estará ya no sólo que los trabajadores y las empresas que salgan a sus labores cumplan los protocolos, sino que los ciudadanos mantengan los aislamientos y la disctancia social, que hace rato es todo un reto local.

A corte de ayer, 237.567 personas habían recibido comparendos de la Policía por violar la cuarentena, la mayoría en Cali, segunda ciudad con más contagiados del país, donde hay denuncias de que infectados están saliendo a trabajar, violando los protocolos.

En Lebrija, Santander, pillaron a 10 personas en una fiesta en una finca; en Malambo, Atlántico, hay denuncias de paseos de olla; en Medellín y en Tumaco la Policía ha tenido que interrumpir fiestas en casas.

«Reabrir no sería una acción coherente”

MERCEDES TUNUBALÁ, ALCALDESA DE SILVIA

Hasta ahora, 60 alcaldes de municipios, principalmente de Antioquia y Cundinamarca, han solicitado la reapertura formalmente al Ministerio del Interior, que la semana pasada comenzó a avisarles que tenían que pasar propuestas para que les dieran el permiso del Gobierno.

Uno de ellos fue Juan Pablo Sánchez, alcalde de Gutiérrez, en Cundinamarca, quien nos dijo que ya recibió el visto bueno del Ministerio y espera que hoy haga lo mismo el de Salud.

Nos dijo que hizo la solicitud porque en lo que lleva la emergencia no han tenido allí siquiera un paciente sospechoso de estar infectado con coronavirus, al tiempo que ya tienen listos protocolos de bioseguridad para que, por ejemplo, las tiendas que abran no permitan el ingreso a los locales, sino que mantengan afuera a sus clientes y y el uso oligatorio de tapabocas para salir a la calle.

Otros mandatarios de zonas con casos también se han mostrado alineados con la medida de Duque, como los dos principales del Valle.

Anoche la gobernadora Clara Luz Roldán la aplaudió y dijo que los próximos días le daban al departamento la posibilidad de prepararse y “que de una vez empecemos a reactivarnos”.

Y el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, ya dijo que había que adaptarse a una “nueva normalidad” y desde el lunes está promoviendo en medios que su ciudad sea usada como sede para reactivar el campeonato de fútbol profesional suspendido desde marzo.

«Debe hacerse en agosto o en adelante”

FREDDY RAMOS, ALCALDE DE TENERIFE

Pero hay alcaldes que, incluso sin contar positivos de Covid, no van a pedir la reapertura porque no se sienten preparados.

Mercedes Tunubalá, la alcaldesa misak de Silvia, en Cauca, nos dijo que no le veía sentido a reabrir si en el país hay más casos. “En este momento está en juego la vida, no sería una acción política coherente reabrir. La parte económica, las pérdidas, eso va a ser incalculable, pero comparable con la vida yo escojo la vida”.

Freddy Ramos, alcalde de Tenerife, Magdalena, nos dijo que la idea de Duque le parece prematura. «Esto solo debe hacerse del primero de agosto en adelante”. De forma similar nos habló Marlon Amaya, el alcalde de Dibulla, en La Guajira, donde hubo tres pruebas negativas por Covid. “Ya en estos momentos no me parece prudente”.

En Barranquilla el anuncio de Duque apuntando a la flexibilización contrasta con uno que hizo al tiempo el alcalde Jaime Pumarejo, pero endureciendo más el encierro.

Debido al aumento de casos, ese mandatario sacó ayer un decreto que permite la salida con pico y cédula apenas una vez en 10 días para cada persona (antes era dos veces a la semana), prohíbe cualquier actividad en la calle y ordena el cierre de supermercados los fines de semana.

En Bogotá, la ciudad con más casos de todo el país (3.272 hasta ayer), la alcaldesa Claudia López -la más visible en el contrapunteo regional con Duque- no se había pronunciado al cierre de esta historia, pero el sábado advirtió que al menos en transporte público, el sistema ya estaba llegando a su capacidad máxima de 35 por ciento permitido solo con la apertura de manufactura y construcción.

A datos del lunes, el sistema integrado Sitp estaba en un 29 por ciento de ocupación, y Transmilenio en un 15 por ciento, lo cual hace pensar en que los otros 16 sectores puedan salir sin una medida más estructural que garantice el transporte sin aglomeración.

No es poco, pues, lo que es incierto y complica el anuncio del Presidente. Como tampoco es poco lo que se juega el país con estas nuevas medidas con las que Duque se arriesga como nunca antes en su manejo de la pandemia que acorraló al mundo.

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