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Marcelino Miyares: Una Bitácora cubana (LIV)

 

1 – A pesar del optimismo que querían irradiar los jerarcas de la dictadura cuando todavía la pandemia del virus chino no había llegado a las costas caribeñas cubanas, la realidad –la que siempre buscan ocultar, manipular y maquillar- se está imponiendo, y diversos economistas ya advierten que el impacto sobre la económicamente endeble Isla será terrible.

Para Carmelo Mesa-Lago “solo las caídas del turismo y las remesas proyectadas para 2020 equivalen a un 5% del PIB de 2019”. Algo devastador; el nivel de vida familiar y comunitario, bajo constante presión por las medidas injustas del Gobierno, se debilitará mucho más. Como se viene diciendo desde hace algún tiempo, se hacen cada día más presentes los recuerdos del “Periodo Especial”. Y, a diferencia de otros países de la región, Cuba no puede esperar la llegada de algún rescate por parte de organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. ¿La razón? Cuba ni siquiera pertenece a ellos.

Mesa-Lago llama la situación, esa combinación de variados factores (uno interno y tres externos), “la tormenta perfecta”. Lo afirma en una nota publicada en la revista Convivencia:

«El interno es la continuación del modelo de planificación central (…) Los tres factores externos son la crisis de Venezuela y el consiguiente recorte de sus ventajosas relaciones económicas con Cuba, las sanciones impuestas por Donald Trump que han reforzado el embargo de EE UU y la pandemia de covid-19».

El economista recordó cómo entre 2011 y 2018 las importaciones en la Isla menguaron en un 18% y las exportaciones se redujeron en un 60%. También se estima que los precios de los principales rubros exportables cubanos, níquel, azúcar y tabaco, están cayendo por culpa de la crisis de la economía a nivel mundial.

Mesa-Lago reconoció que en un análisis previo proyectaba una crisis menor a la de los años 90, pero «las crecientes medidas de Trump y el covid-19 están desvaneciendo esas diferencias favorables». El experto citó al ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, quien aseguró que el país estudia medidas «similares a las del Período Especial».

El economista resaltó en su análisis que Cuba ha podido exportar nuevamente servicios médicos a otros mercados aprovechando el marco de la pandemia. Sin embargo, recordó que esas cifras no compensan la pérdida de mercados como el de Brasil, Ecuador y Bolivia, donde la Isla llegó a tener desplegados más de 9.000 médicos en los dos últimos años.

 

 

Asimismo no hay buenas noticias para la industria turística: para el economista Emilio Morales, director de The Havana Consulting Group, un pronóstico «optimista» ubica una recuperación paulatina de la industria turística a partir de junio y un total de arribos desde enero en cerca de 1,7 millones de viajeros, «lo cual representaría una fuerte caída del 59,5% en comparación con la cifra alcanzada en 2019». No debe nunca olvidarse que la industria turística es una de las que más empleos genera en la Isla. Y ya de por sí estaba siendo golpeada por las medidas del Gobierno Trump, las cuales han reducido drásticamente el flujo de viajeros desde los Estados Unidos. Sigamos con la nota, publicada en 14ymedio:

Según datos oficiales, más del 80% de los hoteles de Cuba se encuentran cerrados y los empleados han sido enviados a sus casas. Antes de la llegada de la pandemia la industria turística tenía ingresos por más de 2.184 millones de dólares, según el Gobierno.

Morales considera que el monopolio estatal sobre los hoteles y la industria turística en general no le permite competir con los principales destinos de la región del Caribe, sobre todo de México, República Dominicana y las Bahamas.

«Problemas con la calidad del servicio, la falta de mantenimiento de la infraestructura hotelera, la relación calidad-precio de los productos turísticos que se ofrecen, dificultades con los alimentos, y una fuerte competencia en la región son algunas de las causas del declive de la industria turística cubana», explica.

Antes de la llegada del covid-19 se reportaba una fuerte caída del número de visitantes procedentes de los cinco principales clientes europeos. El número de visitantes de Alemania, Italia, Inglaterra, España y Francia entre 2017-2019 declinó en un 29,20%. (…)

Cuba intentó aprovechar la crisis del covid-19 en Europa para atraer turistas con el argumento de que el calor mataba el virus. Sin embargo, tuvo que suspender esa campaña y cerrar sus fronteras cuando aparecieron los primeros casos en la Isla. Según Morales, con la pérdida de esta fuente de ingresos, la crisis de liquidez se va a agravar y se traducirá en un aumento de la escasez de productos básicos y un empobrecimiento del país.

 

 

 

2 – Muy grave, pero sin duda alguna cierta, es la afirmación que hace Roberto Álvarez Quiñones en una nota publicada por el Diario de Cuba: “O le abren vía al sector privado o habrá hambruna en Cuba”. Y hace una sucinta revisión de la historia de la humanidad para recordar que una de las razones del fracaso del modelo económico “castrista” es que, como todo marxismo, no tiene ni idea de qué es el ser humano, qué lo motiva, cuáles incentivos lo animan e impulsan. Por qué es tan importante el esfuerzo privado, la iniciativa individual, para generar riqueza. Un aspecto muy interesante del análisis de Álvarez Quiñones es que hace una acertada comparación con la Cuba pre-castrista. Algunos extractos de su excelente artículo:

“En otras palabras, por instinto natural los seres humanos buscamos un beneficio personal, y a medida que lo logramos se beneficia toda la sociedad. La riqueza material de una nación no es más que la sumatoria de las riquezas creadas por los individuos.

El ojo del amo engorda el caballo

Esa ley natural de cómo y por qué funciona toda economía se define popularmente en Cuba con una antigua frase proverbial que se aplica con la típica gracia criolla: «El ojo del amo engorda el caballo».

Por violar esas leyes de la naturaleza humana fue que fracasó el experimento social diseñado por Marx. Y no hay que hacer una larga historia, ya conocida, sino destacar que si Raúl Castro, el Buró Político y la burocracia encabezada por Miguel Díaz-Canel se siguen negando a reinstaurar la propiedad privada, sobre todo la del campo, habrá hambruna en Cuba como nunca desde la llegada del Gran Almirante a Bariay, salvo la causada por el gobernador español Valeriano Weyler con su «reconcentración» de familias cubanas en 1896.

Porque si antes del Covid-19 ya la crisis agrícola-alimentaria y económica cubana era grave, ahora con la pandemia puede llegar a niveles desastrosos.

Para colmo, el régimen de Castro II recientemente anunció que enviará inspectores a cada cooperativa para vigilar que se entregue a Acopio (el Estado) todo lo producido y no oculten nada para comercializarlo privadamente a mejor precio. ¿Quién ganará con semejante estupidez? Nadie. Si los campesinos no pueden vender nada por su cuenta, para ganar más, producirán menos y se agravará la escasez de alimentos.

Cuba era el mayor exportador de alimentos de Latinoamérica

Lo triste es que esto ocurre en una isla tropical de fértiles tierras que, antes de ser intervenidas y estatizadas por el castrismo, habían hecho de Cuba el mayor exportador de productos agropecuarios de América Latina en proporción a su población, según un informe de 1957 de la FAO.

El país se autoabastecía de carne de res, leche, frutas tropicales, café, tabaco, y exportaba sus excedentes, y en pescados y mariscos, carne de cerdo, de pollo, viandas, hortalizas, y huevos. Ocupaba el primer lugar en América Latina en consumo de pescado y el tercero en consumo de calorías, con 2.682 diarias. Había casi siete millones de cabezas de ganado vacuno, una vaca por habitante y se producían casi 1.000 millones de litros de leche al año. Poseía la mejor ganadería tropical del mundo y había desplazado a EEUU en la exportación hacia Latinoamérica de sementales de la raza cebú, unos 1.000 toros anuales.

Pero llegó Fidel Castro y ni siquiera repartió las tierras confiscadas entre campesinos y agricultores sin tierra, como había prometido, sino que asesorado por el «Che» Guevara (enemigo de la propiedad privada) las estatizó y creó empresas estatales como los sovjoses en la Unión Soviética y las comunas en China.

Se desplomó la producción agropecuaria. La zafra azucarera cayó de 6,8 millones de toneladas a 3,8 millones, el país se quedó casi sin divisas para importar alimentos, equipos y materas primas. Y en marzo de 1962 surgió la cartilla de racionamiento de alimentos, aún vigente. Si no hubo hambruna en Cuba fue por los subsidios soviéticos.

Fidel sabía que las «comunas» mataban de hambre a los chinos

Lo peor es que la llegada de Fidel Castro al poder coincidió con el «Gran Salto Adelante» (1958-1961) lanzado por Mao en China, que consistió en la colectivización de las tierras y la creación de empresas estatales (comunas platónicas), y la confiscación de las cosechas a los campesinos. La producción agropecuaria se desplomó y cerca de 40 millones de chinos murieron de hambre en los 17 años siguientes.

Fidel estaba al tanto de esa hambruna en China, pero no le importó. Fue un crimen por el cual debió ser destituido y metido en la cárcel. Aquello mismo lo hace ahora su hermano, con el agravante de que es él (Raúl Castro) quien en toda la cúpula dictatorial conoce mejor que nadie  que «el ojo del amo engorda el caballo», pues fue administrador de la tienda y los almacenes de su padre terrateniente en Birán y, según contó el viejo Castro, lo hacía muy bien.

Un país que era exportador de alimentos ahora importa el 81% de lo que consume. En vez de una vaca por habitante hay tres habitantes por vaca (3,6 millones de cabezas flaquísimas), se produce menos de la mitad de la leche que hace 62 años, y de 60.000 toneladas de café en 1958, hoy se producen 8.000 toneladas. (…)En Cuba, los agricultores privados solo disponen del 23% de los 6,3 millones de hectáreas tierras cultivables. El Estado posee el otro 77%, incluyendo un 50% en empresas estatales y el resto son tierras arrendadas a 243.000 usufructuarios.

Es simple: sin propiedad privada no hay economía ni agricultura que valga. Y no hay comida. Se impone ya acabar con las «comunas» castristas y entregar esas tierras estatales, con su título de propiedad, a quienes la quieran trabajar; dejar que produzcan libremente, fijen sus propios precios, vendan sus cosechas al mercado, exporten e importen. Eso solo para empezar”.

 

 

3 En Bitácoras anteriores hemos publicado extractos del diario de cuarentena habanera que publica Yoani Sánchez en 14ymedio; uno de los recientes, titulado “Sin pan no hay país”, trata asimismo el tema de la gravísima escasez de productos que está padeciendo la población, en medio de la pandemia. Afirma la periodista: “los productos que antaño se convirtieron en los más deseados y escasos hoy vuelven a serlo, como si el reloj de la necesidad moviera sus manecillas sobre las mismas demandas.

Eso es el comunismo para sus sufridos ciudadanos: una repetición constante de tragedias. Leamos a Yoani:

“Recuerdo que una de las primeras señales del Período Especial fue la dificultad para comprar pan. En aquellos años 90 vivía en la barriada habanera de San Leopoldo y cerca de mi casa había una panadería que vendía de manera liberada hasta que, poco a poco, solo quedó una oferta en sus estanterías y ésta pasó a estar racionada.

Un día me desperté en una larga cola para comprar pan. Después de eso, durante los próximos años, pasé horas y horas en aquella espera, aunque rara vez llegaba a mi casa con la bolsa llena. En una oportunidad, mi familia estaba tan hambrienta que en la misma esquina devoraron lo poco que había comprado por la libreta de racionamiento.

Hoy, estamos cerca de escenas similares. En el barrio donde vivo muchos llevaban años sin ir a buscar el pan del racionamiento porque las remesas y los vendedores informales permitían evadir la aglomeración en el local estatal de las calles Hidalgo y Lombillo. Pero eso terminó. Tirios y troyanos están ahora ahí desde temprano en una larga fila.

Los productos que antaño se convirtieron en los más deseados y escasos hoy vuelven a serlo, como si el reloj de la necesidad moviera sus manecillas sobre las mismas demandas. Arroz, pollo, cerdo, leche, aceite vegetal, pan y viandas protagonizan las angustias. Todo aquello que se derive de materias primas compradas en el extranjero -como el trigo- está en la lista roja de lo más vulnerable, dada la crisis internacional a lo que se suma la falta de liquidez que padece el país.

Así que en casa hemos renunciado al pan en el desayuno. No pasa nada. A esa hora, yo siempre he preferido tomarme un buen té porque nada más elaborado me pasa por la garganta. Pero soy consciente de que este país no puede funcionar sin pan, incluso la nación podría dar algunos pasos sin azúcar o sin café pero no sin esa masa blanca que se mezcla lo mismo con miel que con ajo.

Somos una nación amarrada a la rebanada, esclava de la miga, hija ilegítima de la levadura. «Sin pan no hay país», creo que debió decirse, porque en fin de cuenta muchos no le echamos azúcar al café ni nos gustan los dulces almibarados pero disfrutamos todos de una buen hogaza. Al trigo lo que es del trigo y a la caña de azúcar lo que es de la caña”.

 

Cuba: Consejo de Ministros

 

4 – Pero ¿y qué dice el Gobierno castrista?

En Diario de Cuba publican estas declaraciones derivadas de la llegada del virus chino: “Para enfrentar la crisis económica agravada por el coronavirus, Miguel Díaz-Canel cree que se debería tomar como base la experiencia con el manejo del llamado «Período Especial» y la «situación coyuntural», como ha denominado su Gobierno a la crisis derivara de la falta de combustible”. Para Díaz-Canel es necesario dar respuesta a un tema fundamental, muy debatido desde hace tiempo:

liberar definitivamente las fuerzas productivas en el país, y que esa liberación de las fuerzas productivas tenga un impacto en el desarrollo económico y social de la nación”.

¿Habrá en serio alguien dentro o fuera de Cuba que crea semejante propuesta? Sigue la crónica:

“Es conocido el rechazo del PCC, especialmente de sus sectores más conservadores, a este tipo de medidas. Tal vez por esta razón Díaz-Canel apeló a palabras expresadas por Raúl Castro horas antes en una reunión del Buró Político. La flexibilización «es el problema estratégico principal que tenemos, al que hay que dedicarle todos nuestros esfuerzos. Hay que seguir trabajando en estos temas, montarnos en este tren y no bajarnos más», dijo el general.

El ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández, se refirió a la necesidad inmediata de «disponer de una estrategia económica para la recuperación y ordenar el desenvolvimiento de la economía cubana, en un escenario de crisis mundial».

El actual primer ministro cubano viene entonces y pone las cosas en su sitio:

Manuel Marrero, primer ministro cubano, quien presidió esta reunión, comentó al respecto: «muchas cosas tenemos que acelerarlas, pero sin terapias de choque, ni apresuramientos, que nos conduzcan a hacerlas mal». (…)

En ese sentido, Marrero aclaró que la mayor prioridad es la formulación de una nueva estrategia económica, aunque no por ello se deba descuidar el enfrentamiento a la pandemia. Anunció también la creación de un cronograma con fechas para chequear este el avance de este proceso, aunque no aclaró cuándo estará listo ni si será público.

Concluyó diciendo que en el centro de todos los análisis que se realicen debe encontrarse el ahorro y que se deben poner a prueba los funcionarios en la búsqueda de soluciones, en muchos casos a problemas ya muy viejos”.

Claro; viejos porque llegaron y se enquistaron desde los comienzos del castrismo.

 

 

 

5 – Cifras oficiales más recientes del coronavirus en Cuba (al 23 de mayo):

CONFIRMADOS: 1941

INGRESOS CON SOSPECHA: 585

RECUPERADOS: 1689

FALLECIDOS: 82

 

 

 

 

Finalmente, finalizamos esta Bitácora felicitando de la manera más calurosa al equipo de 14ymedio, que con dificultades de todo tipo, las que derivan de la tarea cuasi heroica de intentar hacer periodismo independiente bajo un régimen autoritario y dictatorial, sin embargo ofrece un periodismo profundamente ético y con calidad de sobra.

Marcelino Miyares, Miami, 25 de mayo de 2020

 

 

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