Paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos. La mejor noticia del año.
Hace mucho que no se palpaba en el aire en Israel tanto entusiasmo. Al menos, en los medios de comunicación israelíes, ya que a la calle, en realidad, aún no he salido a captarlo. Se anunció un nuevo acuerdo de paz entre Israel y un país árabe, y hasta críticos del Primer Ministro Biniamin Netanyahu -que no faltan- lo felicitaron por el gran logro diplomático para Israel.
Los novios son Israel y los Emiratos Árabes Unidos, y es extraño hablar de firmar la paz, cuando en la práctica, nunca han estado en guerra. Pero los Emiratos sí fueron parte, como el resto del mundo árabe, del no reconocimiento, del boicot, del rechazo del diálogo con Israel y de su derecho a existir. Era una política en bloque del mundo árabe, que lentamente se fue agrietando. Si bien su independencia data de 1971, mucho después de iniciado el boicot árabe contra Israel en 1948, llevó muchos años comenzar a cambiar de rumbo. Pero con los Emiratos, la situación comenzó a cambiar significativamente ya hace años.
Hace ya mucho que las relaciones disimuladas son cada vez más evidentes en varios ámbitos,incluyendo hasta intercambio de información de Inteligencia, pero darles legitimidad pública, es otra cosa.
Es la tercera vez desde la fundación del Estado de Israel, que se anuncia la paz con un país de la región. La primera fue con Egipto, firmada en marzo de 1979, la segunda con Jordania en octubre de 1994 y ahora llega la gran noticia con los Emiratos Árabes Unidos. Eso, de por sí, es motivo de gran emoción.
Dar legitimidad a los vínculos, puede servir de ejemplo a otros países de la región o del mundo islámico en general y transmite un mensaje de parte del país más desarrollado y emprendedor del mundo árabe: es bueno y recomendable normalizar relaciones con el Estado de Israel.
Esto no significa que no haya que prestar atención a las diferencias en la forma en que ambas partes presentan la noticia. El Primer Ministro Netanyahu asegura públicamente que se trata de un acuerdo formal de paz plena, abierta, con intercambio de embajadores y acuerdos bilaterales en una diversidad de áreas, mientras que el Sheikh Muhammad Bin Zayyed aclara que no hay por ahora intercambio de embajadores ni se firma ya un «acuerdo de paz». Sin embargo, sí comentó que se pactó «un mapa de ruta de cara al establecimiento de una relación bilateral».Y el Canciller de los Emiratos habló directamente de un «día histórico».
Donde más diferencias hay es en la presentación del vínculo entre la nueva relación diplomática y el plan de soberanía israelí en parte de Cisjordania.
Según tuiteó el Príncipe Heredero al trono de los Emiratos, Israel quita de la mesa el plan de anexión. Por su parte, Netanyahu declaró en una rueda de prensa que es solamente una «suspensión temporaria» no por su iniciativa sino a pedido del Presidente Trump, porque «sigo comprometido con esa intención de aplicar soberanía en Judea y Samaria». Más allá de las declaraciones, que están destinadas especialmente a oídos israelíes, el mensaje está claro: Netanyahu prefirió las relaciones con un país árabe, por sobre el plan de anexión. En términos geopolíticos y diplomáticos, es más que positivo. No es casualidad que líderes de los asentamientos le hayan dicho que traicionó su promesas.
Sea como sea, todo indica que las diferencias derivan simplemente de un intento de maniobrar cada uno con sus presiones políticas. Pero lo pactado, es la firma de un acuerdo de paz formal y plena.
Con esto, los Emiratos Árabes Unidos rompen una mantra de décadas, repetida siempre por los países árabes: que no normalizarán relaciones con Israel, en tanto no se haya terminado el conflicto con los palestinos o se haya avanzado al menos hacia un Estado palestino independiente.
Como es sabido, esto no ha ocurrido. El congelamiento en el proceso de paz, el alejamiento y creciente desconfianza entre las partes, ha alejado una solución, en lugar de acercarla. La esperanza es que los palestinos comprendan que no les conviene seguir esperando y rechazando cualquier propuesta y paso dramático que ocurre a su alrededor. Pero en este sentido, las noticias no son alentadoras. Mientras Egipto felicita por la nueva noticia, la Autoridad Palestina, Hamas e Irán, condenan y hablan de traición. ¿Traición? ¿Por qué? ¿Por decidir que formalizarán sus relaciones? Los palestinos, consideramos, continúan equivocándose, y no en su propio beneficio.
Más allá de intereses económicos, comerciales, tecnológicos y científicos que comparten los Emiratos Árabes Unidos e Israel, también tienen un enemigo común: la República Islámica de Irán, que también otros países del Golfo Pérsico ya han dicho es un peligro existencial para ellos.
Si Teherán, Hamas y Jihad Islámico lamentan el acuerdo anunciado, eso confirma: es una excelente noticia para quienes quieren la paz.
Y lo mejor, podría está por venir. Netanyahu aseguró que «otros países árabes e islámicos se sumarán al círculo de paz con Israel». Que así sea.
Sobre el autor: Uruguaya, radicada en Jerusalem desde 1979. Redactora Responsable de «Semanario Hebreo».