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Venezuela, cuando lo único que queda es rezar ante la crisis del coronavirus

Hospitales desbordados, la economía hundida y las disputas políticas a la orden del día. Ante esta situación, en Venezuela solo queda rezar, pero la pandemia impide celebrar las misas en iglesias. La solución: recibir la comunión desde el coche.

 

Hace unas semanas, Nicolás Maduro –presidente de Venezuela– anunció que científicos de su país habían «conseguido una medicina que anula al 100% el coronavirus». Se trata, dijo, de la molécula TR-10, que «fue aislada totalmente y posteriormente fue confrontada con el virus de la COVID-19» en un estudio de seis meses y dio «como resultado la aniquilación del virus».

Con un rigor similar al de Donald Trump y su sugerencia de ingerir lejía, Maduro intentaba así aplacar la indignación ante la gestión de la pandemia. Las cifras de víctimas son inciertas o, según la oposición, directamente falsas, pero los hospitales, que de normal funcionaban en precario, están desbordados. La economía, ya dañada, se ha hundido y las disputas políticas no cejan. El  6 de diciembre se han celebrado unas elecciones para renovar el Parlamento, saboteadas por la oposición porque las considera una farsa.

Maduro anunció “una medicina que anula al 100% el coronavirus”

Así las cosas, en Venezuela solo queda rezar. Aunque ni eso puede hacerse bien. La pandemia impide las misas en iglesias. Algunos párrocos dan por ello la comunión a sus feligreses en la calle, dentro de sus coches. Los que pueden permitírselo… porque la gasolina es un lujo.

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