Acusan a la OMS de ocultar un informe sobre la pandemia en Italia que prevenía sobre futuras muertes
El documento de 102 páginas, financiado por el gobierno de Kuwait con el objetivo de informar a los países aún no afectados por la epidemia, fue escrito por un equipo de once científicos europeos
La gestión de Italia en la fase inicial de la pandemia vuelve a ser centro de polémica, con investigación incluso por parte de la Justicia. Un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en su web el 13 de mayo, y luego retirado al día siguiente, valoró de forma muy crítica las primeras fases en la gestión de la epidemia de Covid-19 en Italia. Su título era claro: «Un desafío sin precedentes: la primera respuesta de Italia». Ese informe de 102 páginas, financiado por el gobierno de Kuwait con el objetivo de informar a los países aún no afectados por la epidemia, fue escrito por un equipo de 11 científicos europeos de la OMS, dirigido por el italiano Francesco Zambon, coordinador de la sede la OMS en Venecia.
«Italia no estaba preparada para tal afluencia de pacientes gravemente enfermos; la reacción inicial de los hospitales fue improvisada, caótica y creativa», se lee en el informe, que fue retirado apresuradamente de la web a las 24 horas de su publicación. La orden la habría dado Ranieri Guerra, un médico con larga trayectoria en la política sanitaria, al ser director general de prevención en la Salud en el Ministerio de Sanidad y actualmente vicepresidente de la OMS para Europa, además de ser miembro del comité científico que asesora al gobierno sobre el Covid. La fiscalía de Bérgamo, la provincia de Lombardía más afectada durante en la primera etapa del coronavirus, investiga sobre la supuesta negligencia de las autoridades italianas en la gestión sanitaria de la primera ola de Covid-19.
La investigación se inició para verificar la posible participación del Ministerio de Sanidad en la eliminación del citado informe de la web de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ese estudio se afirma que Italia no estaba preparada para afrontar la emergencia que explotó oficialmente el 21 de febrero, porque su plan del año 2006 contra una eventual pandemia nunca se actualizó. En el 2017, se habría confirmado ese mismo plan del 2006, sin haber sido revisado por el director general de prevención sanitaria del Ministerio de Sanidad, que en esa época era precisamente Ranieri Guerra, en la actualidad con responsabilidad importante en la OMS para Europa y miembro del comité técnico italiano sobre el Covid.
«Conspiración entr la OMS y Roma»
Los 11 científicos que elaboraron el informe sobre las carencias de Italia para afrontar la epidemia acusan a Ranieri Guerra de haber presionado para que se retirara el informe de la página de la OMS. El italiano Francesco Zambon sostiene que un mes antes de su publicación envió un borrador del informe a Guerra, quien luego lo compartió con el ministro de Sanidad, Roberto Speranza. Además, algunos correos electrónicos enviados en mayo de 2020 a Francesco Zambon por Guerra y Hans Kluge, director regional de la OMS para Europa que también escribió la introducción del documento eliminado, parecen indicar que, en efecto, hubo un acuerdo real entre la OMS y el Ministerio de Salud para mantener la relación en secreto.
Diversos medios italianos se han hecho eco de este tema político-sanitario. También el «Financial Times» y ayer «The Guardian», que habla de «conspiración entre la OMS y el gobierno italiano para eliminar de la web el informe». A este último diario británico Francesco Zambon declara que recibió presiones de Ranieri Guerra para que modificase algunos puntos del informe. Zambon hace graves acusaciones contra Guerra, afirmando que fue amenazado con el despido porque se opuso a modificar la parte en la que recordaba que el plan epidemiológico italiano no se había actualizado desde el año 2006. «El informe ha evidenciado los problemas críticos a los que se enfrentó el gobierno italiano en la gestión del coronavirus, a partir del antiguo plan sobre las pandemias del 2006, que solo fue reconfirmado y no actualizado en 2017 », declaró Zambon a The Guardian.
Un lío con sabor muy italiano
El ministro de Sanidad, Roberto Speranza, niega cualquier participación en el asunto y ha pedido una reforma de la OMS para que exista una mayor transparencia. Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio, ha manifestado que está «en contra de las inmunidades» de los investigadores de la OMS. Finalmente, Zambon reitera con firmeza que se puso en contacto con las autoridades italianas para advertir de la gravedad de la situación: «Escribí desesperadamente a todos los altos funcionarios advirtiendoles del peligro», dijo Zambon a The Guardian. «La publicación del informe tenía el potencial de salvar vidas y estaba en juego la responsabilidad de la OMS, porque se consideraba más importante un conflicto de interés personal que compartir las lecciones aprendidas del país más afectado en ese momento».
La OMS ha explicado que el motivo del retiro del informe en su página web se debió a la presencia de «inexactitudes e inconsistencias». Los autores del estudio han replicado con una pregunta: «Si había errores, ¿por qué no corrigieron para después publicar el estudio?».
La Justicia italiana no se para en su investigación sobre las responsabilidades en la gestión de la pandemia. La fiscalía de Bérgamo ha interrogado durante cinco horas a Ranieri Guerra y quiere escuchar también a los 11 investigadores que firmaron el informe, pero la OMS no les da el permiso. Zambon fue convocado por la fiscalía de Bérgamo para el 10 de diciembre, pero la OMS le denegó la autorización a comparecer.
Los fiscales también están utilizando un informe realizado después de la primera ola por un general retirado del Ejército, Pier Paolo Lunelli, quien concluyó que 10.000 muertes pueden ser atribuidas a la falta de suficientes protocolos contra las pandemias». Desde el inicio del Covid en Italia han muerto 63.387 personas, según los datos ofrecidos este viernes.
Sin duda, cabe imaginar que aún se discutirá mucho de este tema con implicaciones sanitarias, políticas y judiciales, todo un lío con sabor muy italiano.