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Draghi llama a la unidad de Italia para «una reconstrucción como tras la Segunda Guerra Mundial»

El nuevo primer ministro plantea en un discurso en el Senado sus reformas para salir de la crisis por la pandemia

«El primer deber es combatir la pandemia y ocuparnos de los que pierden su empleo». Así comenzó el discurso que el primer ministro, Mario Draghi, pronunció en el Senado para pedir la confianza, que tiene garantizada por amplísima mayoría. En una intervención que duró 53 minutos e interrumpido 21 veces con aplausos, Draghi consideró que la lucha contra el Covid, que ha causado ya 94.171 muertos en Italia y un total de 2.739.591 infectados, es la prioridad de su gobierno: «El principal deber al que todos estamos llamados, yo mismo como primer ministro, es luchar contra la pandemia con todos los medios y salvaguardar las vidas de nuestros conciudadanos. Una trinchera donde peleamos todos juntos. El virus es el enemigo de todos».

Draghi, que ha formado prácticamente un gobierno de unidad nacional, con la excepción del partido ultraderechista Hermanos de Italia que prefirió permanecer en la oposición, ha hecho un llamamiento a la unidad, evocando el espíritu de reconstrucción que existió en Italia tras la Segunda Guerra Mundial: «Tenemos, como les sucedió a los gobiernos de la posguerra, la posibilidad, o más bien la responsabilidad, de iniciar una nueva reconstrucción. Italia se recuperó del desastre de la Segunda Guerra Mundial con orgullo y determinación y sentó las bases de un milagro económico gracias a las inversiones y el trabajo. En la confianza mutua, en la hermandad nacional, en la búsqueda de una redención cívica y moral. En aquella colaboraron fuerzas políticas ideológicamente distantes si no opuestas. Estoy seguro de que también en esta nueva reconstrucción todos darán su contribución, aun con distintos roles e identidades».

En el combate contra la pandemia consideró fundamental obtener rápidamente vacunas y actuar con «decisión y rapidez» con una campaña de vacunación en todas las estructuras: «Necesitamos movilizar todas las energías con las que podamos contar, utilizando la protección civil, las fuerzas armadas, los muchos voluntarios. No debemos limitar las vacunas en lugares específicos, a menudo aún no preparados: tenemos el deber de hacerlas posibles en todas las instalaciones públicas y privadas disponibles».

Impronta europeísta

En su discurso programático, Draghi puso énfasis en la fuerte impronta europea y atlántica de su gobierno. « Apoyar a este gobierno significa compartir la irreversibilidad de la elección del euro, significa compartir la perspectiva de una Unión Europea cada vez más integrada que llegará a un presupuesto público común capaz de apoyar a los países en tiempos de recesión. Los Estados nación siguen siendo la referencia de nuestros ciudadanos, pero en las áreas definidas por su debilidad ceden la soberanía nacional para adquirir soberanía compartida. No hay soberanía en la soledad». Al destacar la «irreversibilidad» de la moneda única, Draghi dirigió indirectamente una crítica al líder de la Liga, Matteo Salvini, quien ayer declaró que «el euro no es irreversible, solo la muerte lo es».

En el capítulo de relaciones internacionales, destacó la necesidad para Italia de «estructurar y fortalecer la relación estratégica es imprescindible con Francia y Alemania. Pero también será necesario consolidar la colaboración con Estados con los que compartimos una sensibilidad mediterránea específica y la puesta en común de problemas como los medioambientales y migratorios: España, Grecia, Malta y Chipre».

Fondo de recuperación

La emergencia sanitaria y la crisis socioeconómica centraron su discurso, pero advirtió que la confianza en las instituciones es fundamental: «El crecimiento de la economía de un país no surge solo de factores económicos. Depende de las instituciones, de la confianza de los ciudadanos en ellas, de compartir valores y esperanzas. Los mismos factores determinan el progreso de un país».

En su programa económico, la tarea fundamental es ejecutar un buen plan para el Fondo de Recuperación europeo, que ha destinado a Italia 209.000 millones de euros: «La estrategia para los proyectos de Plan de Recuperación de la UE solo puede ser transversal y sinérgica, con la capacidad de impactar en múltiples sectores simultáneamente, de manera coordinada. Tendremos que aprender a prevenir más que a reparar, no solo desplegando todas las tecnologías a nuestra disposición sino también invirtiendo en la conciencia de las nuevas generaciones de que «toda acción tiene una consecuencia». Las inversiones deben estar destinadas a estas misiones del programa: innovación, digitalización, competitividad y cultura; la transición ecológica; infraestructura para la movilidad sostenible; formación e investigación; equidad social, de género, generacional y territorial; salud y la cadena de producción relacionada con ella». Draghi se comprometió a «informar constantemente al Parlamento del Plan de Recuperación, tanto sobre el sistema general como sobre las políticas sectoriales».

Reformas

En cuanto a las reformas urgentes que acompañarán el Plan de Recuperación, Mario Draghi citó la reforma de la administración pública, la de la justicia para aumentar la eficiencia y la fiscalidad: «Conviene estudiar una profunda revisión del IRPF con el doble objetivo de simplificar y racionalizar la estructura del impuesto, reducir gradualmente la carga tributaria y preservar la progresividad».

Italia tiene una larga tradición en retrasos, burocracia y deficiencias a la hora de utilizar los fondos destinados a infraestructuras. Por eso, Mario Draghi explica el camino a seguir: «En materia de infraestructuras, es necesario invertir en la preparación técnica, jurídica y económica de los funcionarios públicos para que las administraciones puedan planificar, diseñar y acelerar las inversiones con certeza de tiempos, costos y en total compatibilidad con la sostenibilidad y el crecimiento».

Ayudas

Mario Draghi prometió continuar con la ayuda a los jóvenes, a trabajadores, a los autónomos y a las empresas, pero advirtió que algunas tendrán que cambiar radicalmente: «El gobierno tendrá que proteger a los trabajadores, a todos los trabajadores, pero sería un error proteger a todas las actividades económicas por igual. Algunas tendrán que cambiar, incluso radicalmente. Y la elección de qué actividades proteger y cuáles acompañar en el cambio es la difícil tarea que tendrá que afrontar la política económica en los próximos meses».

Brecha salarial entre mujeres y hombres

Para el nuevo primer ministro, el objetivo de su gobierno es reequilibrar la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres: «Italia tiene hoy una de las peores diferencias salariales entre géneros en Europa, así como una escasez crónica de mujeres en puestos de alta dirección. La verdadera igualdad de género no significa un respeto farisaico por las cuotas de mujeres exigidas por la ley: requiere que se garanticen las mismas condiciones competitivas entre géneros. Pretendemos trabajar en este sentido, apuntando a un reequilibrio de la brecha salarial y un sistema de bienestar que permita a las mujeres dedicar a su carrera la misma energía que sus compañeros varones, superando la elección entre familia o trabajo».

Ambiente

Mario Draghi, preocupado por mostrarse como un primer ministro con sensibilidad para todos los problemas del país, y no solo como un gran experto en finanzas, dijo que «queremos dejar un buen planeta, no solo una buena moneda». Proteger el futuro del medio ambiente, conciliarlo con el progreso y el bienestar social, según el premier requiere un nuevo enfoque: «digitalización, agricultura, salud, energía, aeroespacial, computación en la nube, escuelas y educación, protección de territorios, biodiversidad, el calentamiento global y el efecto invernadero, son caras diferentes de un desafío multifacético que tiene en el centro el ecosistema en el que se desarrollarán todas las acciones humanas».

Unidad como deber

El nuevo primer ministro concluyó su discurso haciendo un llamamiento a la «unidad como un deber, no como una opción»: «Este es el tercer gobierno en la legislatura. No hay nada que sugiera que pueda hacerlo bien sin el apoyo convencido de este Parlamento. Es un apoyo que no descansa en la alquimia política sino en el espíritu de sacrificio con el que mujeres y hombres han afrontado el último año, en su vibrante deseo de renacer, de volver más fuertes y del entusiasmo de los jóvenes que quieren un país capaz de lograr sus sueños. Hoy la unidad no es una opción, la unidad es un deber. Pero es un deber guiado por lo que estoy seguro que nos une a todos: el amor a Italia».

Reacciones

Las reacciones al discurso de Draghi han sido entusiastas, en general, en los líderes de los partidos que apoyan a la mayoría. El nuevo primer ministro ha dicho más cosas concretas sobre su programa de gobierno que su antecesor en el cargo, Giuseppe Conte, en dos años y medio. La sensación que ha dejado el discurso de Draghi es que no es un gran orador. Se ha equivocado incluso en una cifra, al señalar que en terapia intensiva había dos millones de pacientes. Fue corregido por el ministro de Desarrollo Económico, Giancarlo Giorgetti, sentado a su lado, que le indicó que solo eran dos mil. Draghi demostró así que comete errores, como todos los humanos.

 

 

 

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