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El peor efecto de la Tarea Ordenamiento: la protesta ciudadana en toda Cuba

La reestructuración económica de la Tarea Ordenamiento puede convertirse en el Caballo de Troya que dará la estocada final a 62 años de dictadura.

La Tarea Ordenamiento —como se ha denominado a la terapia de choque impuesta a una economía moribunda e irreformable—, lejos de traer esperanzas a los cubanos, ha aumentado la incertidumbre de una población que ve acortarse la brecha que separa la situación actual de lo ocurrido en el Período Especial de los años 90.

En realidad, los efectos de la Tarea Ordenamiento en los primeros dos meses han sido múltiples y desastrosos. Implementar un reordenamiento en una economía disfuncional como la cubana, de la forma en que se ha hecho —sin liberar las fuerzas productivas ni crear un libre mercado de oferta y demanda con liberación de precios—, es agravar aún más el caos que ya existe.

La elasticidad con que ha maniobrado el Gobierno desde que se acrecentó la crisis venezolana y comenzó a declinar el suministro de petróleo, se profundizó la crisis de liquidez y disminuyeron las exportaciones, el turismo y las remesas, sumado al Covid-19, ha llevado a la economía a un límite tal que ha puesto al país al borde de la hambruna.

En medio de este escenario, el Gobierno lanza la Tarea Ordenamiento, que en sí misma no es más que la culminación del largo proceso de involución de la economía nacional a lo largo del tiempo y que tuvo sus inicios el primero de enero de 1959. El último intento de reformar lo irreformable ya comienza a mostrar sus primeros resultados.

Los efectos más visibles de la Tarea Ordenamiento

La fórmula de subir los salarios y también los precios de productos y servicios ha dado el mágico resultado de disminuir aún más el poder adquisitivo de los cubanos. Si el salario ya no alcanzaba para quince días, ahora a duras penas llega a una semana.

Le sigue la devaluación de la moneda, que en el mercado informal se cotiza ya a más del doble de cómo se cotiza en los bancos y en las casas de cambio del Estado. A pesar de las medidas y las limitaciones impuestas, el mercado informal manda.

A esto hay que agregar que los ahorros en dólares de los ciudadanos, depositados en bancos, se han convertido en moneda nacional por obra y gracia de la Tarea Ordenamiento. Los cuentapropistas, médicos y trabajadores en el exterior, además de todo aquel ingenuo que confió sus ahorros a los bancos cubanos, han visto desaparecer sus esfuerzos de años en un abrir y cerrar de ojos.

A esta lista hay que sumar que el Estado pague en pesos a los trabajadores y les cobre en dólares los productos de primera necesidad, privándolos de poder comprar la divisa en bancos y en casas de cambio. Esto significa una dependencia total de las remesas. ¿Para qué trabajar si el salario no vale nada?

Por otra parte, la Tarea Ordenamiento no ha eliminado la dualidad monetaria. En el país siguen funcionando tres mercados y dos monedas. El mercado estatal manejado en pesos; el mercado dolarizado, controlado en casi un 95% por GAE S.A (los militares); y el mercado informal, que opera tanto en dólares como en pesos. En la práctica, la economía mantiene el viejo esquema de que el Estado paga mal a sus trabajadores en moneda nacional, pero monopoliza e impone un mercado dolarizado, mantenido y financiado desde el exterior, a través del turismo y las remesas: dos vías que en la práctica han estado cerradas por el Covid-19 durante los últimos 12 meses.

En otras palabras, la Tarea Ordenamiento no ha cambiado la dinámica de que el mercado interno es mantenido desde el exterior. No hay estímulo a las fuerzas productivas. Las empresas no producen pues los trabajadores no tienen estímulo para producir.

Por si fuera poco, la Tarea Ordenamiento ha devenido en el tiro de gracia al cuentapropismo. Entre la subida de precios a los insumos, el tope de precios impuesto por el Gobierno a lo que se vende en el sector no estatal, las altas multas y la demonización de los emprendedores en la prensa, todo indica que asistimos al funeral del cuentapropismo, aun con las 2.000 nuevas modalidades aprobadas. Estas acciones han dejado la escena lista para presenciar el entierro de la fuerza laboral de mayor crecimiento y mejores resultados que tuvo el país en los últimos seis años.

¿Para qué ha servido entonces la Tarea de Ordenamiento?

La protesta ciudadana

El peor efecto y el más peligroso para el Gobierno es el crecimiento de la frustración popular, que se muestra en el incremento de las protestas ciudadanas. En un país donde el disenso ha estado prohibido por más de seis décadas, donde por decenas de años se hizo inusual ver una protesta, la oposición ha sido reprimida y no se permite la prensa independiente, cientos de miles de cubanos inundan día a día las redes sociales con comentarios adversos a la Tarea Ordenamiento.

En estos momentos, el nivel de descontento y frustración de la población es el más fuerte que haya existido en los últimos 62 años. El acceso a internet y la impronta de las redes sociales han colocado el nivel contestatario en un grado tal que desborda al monopolio y control del Gobierno sobre los medios de comunicación.

La inmediatez de cualquier acontecimiento se vuelve viral en cuestión de segundos, y aunque el Gobierno controla el acceso a internet, no puede evitar que noticias y hechos se diseminen casi instantáneamente y hagan contrapeso a toda la maquinaria de propaganda estatal.

Un reciente informe del Observatorio Cubano de Conflictos muestra el aumento de protestas en Cuba. El informe reseña que en diciembre de 2020 se produjeron 122 manifestaciones públicas, casi el triple de las que se habían producido en septiembre. En enero de 2021 las protestas públicas ascendieron a 137 (en comparación con las 122 de diciembre), de las cuales 79 fueron políticas y el resto (58) estuvo relacionado con demandas socioeconómicas. En febrero las protestas siguieron escalando y alcanzaron 159. Sin duda, estos datos muestran cómo ha escalado y se ha acelerado el deterioro de la situación económica, política y social que presenta el país en medio de la pandemia, y la disposición de los ciudadanos a protestar públicamente.

 

Figura 1Protestas públicas en Cuba, septiembre-diciembre 2020.

Manifestaciones públicas de protestasPor motivos económicos y socialesPor motivos políticos y civilesTOTAL
FEBRERO49111159
ENERO5879137
DICIEMBRE2696122
NOVIEMBRE1991110
OCTUBRE335588
SEPTIEMBRE162642
TOTAL152347499

Fuente: OBSERVATORIO CUBANO DE CONFLICTOS

 

Esta ruptura psicológica de mostrar la pérdida del miedo de la ciudadanía a un Gobierno represor como el cubano es el efecto más importante que ha tenido hasta ahora la Tarea Ordenamiento.

Por un lado, muestra la mediocridad del Gobierno en el manejo de la crisis, su falta de sentido común, que se aprecia en la no credibilidad de sus argumentos, en su discurso totalmente de espaldas a la realidad, llenos de retórica política y vacío de contenido, de boca de funcionarios que muestran escasa preparación profesional y desconocimiento de las leyes más elementales de cómo debe funcionar un mercado. Denotan la falta de una estrategia coherente que les permita reconocer cuáles son sus puntos vulnerables y cómo rectificarlos para sacar al país de la crisis en que se encuentra.

Para convertir en fértil una economía parásita, no se necesita una Tarea Ordenamiento amparada por resoluciones que en su letra chiquita tienden trampas y limitaciones a cualquier cambio verdadero. Lo que se necesita es una sola resolución que, con letra bien grande, garantice y establezca la liberación de las fuerzas productivas, y que establezca un mercado de libre empresa, basado en la oferta y la demanda, con libertad de precios.

El Gobierno no tiene que darle más vuelta al asunto, esa es la única solución que permitirá sacar al país de la crisis. No existe otra. De lo contrario, la Tarea Ordenamiento será el Caballo de Troya que dará la estocada final a 62 años de dictadura.

 

 

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