Cultura y Artes

Una cita con…Groucho Marx (y sus citas)

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 En una reciente nota de un blog en El País de Madrid, firmada por «Verne», se recordó amablemente a mi Marx favorito, el gran  Julius Henry Marx, mejor conocido -más en los bajos que en los altos fondos- como Groucho

Unas líneas sobre nuestro héroe de hoy: Groucho nace en Nueva York, en 1890, y forma parte de uno de los más extraordinarios grupos de comedia de la historia, «Los hermanos Marx.» Su llegada al mundo fue dentro de una familia de inmigrantes judíos alemanes, siendo Julius el cuarto de seis hermanos después de Manfred, Harpo y Chico y antes que Zeppo y Gummo.

Es importante señalar que su madre, Miene (Minnie) Schonburg (hija a su vez de un famoso mago y ventrílocuo alemán), le dio una gran importancia a la educación musical de sus hijos,  de los cuales Harpo llegaría a tocar el arpa, Chico el piano, y nuestro Groucho…bueno, él tenía algunas dotes para el canto.  Su padre era un sastre judío nacido en Alsacia en unos de esos momentos en que los alemanes no se encaprichaban en poseerla; sin embargo, luego de la guerra Franco-Prusiana de 1871, el territorio pasó a formar parte de Alemania, con lo que nuestro sastre cambió de nacionalidad, cosa que no le gustó nunca. Siempre orgulloso de su origen francés, recibió el sobrenombre de «Frenchy.»

Groucho debutó como cantante solista a los quince años. Pasado algún tiempo comenzó a actuar junto a sus hermanos en el vodevil, primero en tríos o cuartetos musicales y finalmente en revistas. A raíz del éxito de una obra que presentaron en Broadway entre 1925 y 1928, y tras olvidar su infructuoso rodaje de una primera película muda del año 1921 llamada «Humor Risk«, firmaron un acuerdo con la productora de cine Paramount, con la que hicieron varias películas, como «Los cuatro cocos» (1929), «Plumas de caballo» (1932) y «Sopa de ganso» (1933).

Tras salir de la Paramount, y gracias al productor Irving G. Thalberg, los hermanos Marx comenzaron a trabajar con la Metro Goldwyn Mayer, de donde salieron películas como «Una noche en la ópera» (1935) y «Un día en las carreras» (1937). Veamos una escena de «Una noche en la ópera.» 

 

Julius, por sobrenombre Groucho, de grouch, «gruñón» en inglés (aunque hay otras versiones acerca del origen del sobrenombre), interpretó habitualmente a un cazadotes de verbo fácil, pícaro, ingenioso y dispuesto a todo por dinero, especialmente a zambullirse en una boda de conveniencia con una vieja rica. Su humor era especialmente corrosivo, imaginativo, alocado y anarquista, potenciado por las travesuras del mimo Harpo y la picaresca del jugador compulsivo Chico.

Escribió dos libros de memorias: Groucho y yo (Barcelona: Tusquets editores, 1995) y Memorias de un amante sarnoso (Barcelona: Tusquets editores, 2000). En español se han publicado algunos de sus cuentos: ¡Sálvese quien pueda! y otras historias inauditas (Plot ediciones, 2005).

Marx falleció el 19 de agosto de 1977 en Los Ángeles a causa de una neumonía, dejando atrás tres ex-esposas, Ruth, Kay y Eden, tres hijos, Arthur, Miriam y Melinda, 18 películas -14 de ellas junto a sus hermanos- y millones de admiradores. Su muerte no recibió la atención mediática debida, debido al hecho de que falleció tres días después de la muerte de Elvis Presley.

En materia de «filosofía marxiana», escrita o dicha por algún judío de apellido Marx y de origen alemán, no hay duda de que la de nuestro Groucho superó con gran ventaja a la del barbudo padre del muy pretencioso e irreal «socialismo científico». Basada su filosofía de la vida en el porte descarado y en la visión hipercrítica de los convencionalismos sociales, ha influido y seguirá influyendo en todo el mundo. Sus famosas citas no eran por cierto exclusivas de sus apariciones en cine o tv, al contrario. Entre sus muchas anécdotas está la de una piscina en la cual, luego de llegar Groucho con su hijo, le indicaron que la misma estaba prohibida para judíos. ¿Su respuesta? «Mi hijo es mitad judío. ¿Podría entonces sumergirse en la piscina hasta las rodillas?» Como se destaca en la nota anexa, ¿se imaginan a Groucho Marx con acceso a Twitter?

Recibió un peculiar homenaje póstumo en 1989,  de parte de la recién creada República  de Abjasia (en la antigua Georgia soviética, capital Sunumi). Como señal al mundo de que rechazaba el comunismo, emitió dos estampillas, una de Groucho Marx y otra de John Lennon (en oposición a Carlos Marx y Lenin.)

Una de sus más célebres frases fue: «No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo». 

Marcos Villasmil / América 2.1.

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Frases de Groucho Marx que nunca pasarán de moda

VERNE

No es cierto que Groucho Marx tenga la mejor frase del mundo en su lápida (aquello del «disculpen que no me levante» es una leyenda urbana) pero tampoco necesitaba una última gran despedida. Las verdaderas citas célebres de Groucho Marx son tantas que, con motivo del 125º aniversario de su nacimiento, nos hemos puesto a recordarlas.

El genio del gran actor, humorista y escritor no pasa de moda. ¡Lo que hubiera dado de sí en la era de Twitter! Aquí va una recopilación de algunas de nuestras frases que Groucho Marx escribió en libros y pronunció en entrevistas y conversaciones:

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