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Los obispos: El principal legado de Carabobo es la vocación libertaria

MENSAJE DE LA PRESIDENCIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
AL PUEBLO DE VENEZUELA CON OCASIÓN DEL BICENTENARIO DE LA
“BATALLA DE CARABOBO”

“A Ustedes, misericordia, paz y amor abundantes” (Jud.2)

 

1.- La Iglesia puede ver en todos los acontecimientos de la humanidad una
señal de la presencia de Dios en ellos. Así, tiene la capacidad de “leer los
signos de los tiempos”. Esto le permite orientar su propia misión
evangelizadora por la cual anuncia y coopera con la liberación plena de
la misma humanidad. En los eventos que componen la historia humana,
comprobamos la acción de Dios que quiere la plena salvación de todos
los seres humanos. “Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se
refiere a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que
nos ha llamado por su propia gloria virtud” (2Pe. 1,3).

2.- A lo largo de este año 2021 estamos conmemorando el acontecimiento
que selló la Independencia de Venezuela. El 24 de junio se cumplen 200
años de la “BATALLA DE CARABOBO”. No celebramos un evento
cualquiera y tampoco lo debemos reducir a simples actos protocolares
adornados con monumentos recordatorios que quedan plasmados en la
frialdad del mármol. Debe ser una ocasión para que los habitantes de
Venezuela hagan una seria revisión de vida sobre lo que ha significado esa
gesta independentista y acerca de los desafíos de cara al futuro. Desde
esta perspectiva, queremos ofrecer algunas ideas para ayudar a todos, sin
excepción, a leer este “Bicentenario de Carabobo” como un “signo de los
tiempos” que ha marcado (y sigue haciéndolo) la vida e historia de nuestra
patria.

I. CARABOBO DE AYER

3.- Lejos de quedarnos sólo en los relatos y crónicas –sin duda alguna
necesarios- se nos presenta la oportunidad de descubrir el significado de
“Carabobo” para todos nosotros. En primer lugar, se trata de la
reafirmación de un proceso anunciado el 19 de abril de 1810 e iniciado
formalmente el 5 de julio de 1811 al firmarse el Acta de la Independencia.
En segundo lugar, muestra la consolidación de la voluntad de hacer de
Venezuela una Nación libre y soberana. A partir de ese acontecimiento
comienza una etapa en la historia de Venezuela durante la cual se va
construyendo la vida republicana que, con sus luces y sombras,
desembocó en la experiencia ciudadana de la democracia.

4.- Desde el ayer hasta el hoy, Carabobo inspiró a muchos hombres y
mujeres para diseñar los elementos constitutivos de la venezolanidad. La
gesta libertaria de los próceres y la sangre de numerosos venezolanos
abrieron las puertas de la nacionalidad. Así, se comenzó a experimentar el
empuje creativo de quienes, en sus diversos y propios campos,
contribuyeron para que Venezuela llegara a ser reconocida como país
independiente en el concierto de las naciones.

5.- La Iglesia no pasó desapercibida ni se aisló en este andar histórico.
Paulatinamente hizo sentir su presencia y misión evangelizadora con una
contribución decidida desde lo que le es propio: el anuncio de la liberación plena

de todos los seres humanos. No pocos católicos se dieron a conocer

con su ejemplo y el aporte personal como contribución desde
su fe y pertenencia a la Iglesia para la edificación de la Patria. Entre
muchos podemos mencionar a Juan Germán Roscio, Fermín Toro, Cecilio
Acosta y el Beato José Gregorio Hernández. Así, la acción de la Iglesia en
este período de nuestra historia se hizo posible la presencia de Dios en el
ser y quehacer de nuestro pueblo. Ella ha sido “pilar de hierro y muralla de
bronce” (Jer. 1, 18) que busca sostener a los hombres y mujeres de
Venezuela: columna donde está grabado el nombre nuevo de la ciudad
de Dios (Cf. Apoc. 3,12-13).

II. CARABOBO HOY

6.- Somos herederos del legado de “Carabobo”. Este legado no puede ser
considerado simplemente como un recordatorio o un tema para libros que
se guardan en una biblioteca. El principal legado es la vocación libertaria
recibida para dar una respuesta en todo momento con un compromiso
que permita seguir adelante y vencer las batallas que las circunstancias
puedan generar en el país. Asimismo, otro legado es la conciencia de ser
un pueblo capaz de construir su devenir y fortalecer su sentido de
pertenencia, aún en medio de las dificultades que se puedan presentar.

Esto nos lleva a considerar la necesidad de enfatizar el protagonismo de
todos y cada uno de los ciudadanos en el respeto a la soberanía nacional
y a la participación equitativa de todos en la construcción de la sociedad.

7.- Hoy, como es bien sabido, atravesamos por una profunda crisis que
crea desconsuelo y desaliento. Se comprueba el gran deterioro de los
servicios públicos. La pandemia que ataca a todos por igual agudiza la
situación y exige la determinación de un plan de vacunación para toda la
población. La paulatina implantación de un sistema totalitario propuesto
como “Estado comunal” busca poner al margen el protagonismo del
pueblo, verdadero y único sujeto social de su propia existencia como
Nación. Las principales instituciones de la vida ciudadana están siendo
golpeadas a tal punto que se pretende imponer una nueva visión y un
modelo diverso al de la democracia participativa y protagónica propuesto
en la Constitución. Hoy hemos de enfrentar diversas batallas ante
situaciones peculiares que permitan reforzar y redimensionar la
Independencia conmemorada en estos días. Se trata de la Batalla por una
Independencia en el campo de la salud para resolver la crisis originada por
la pandemia y que encontró el caldo de cultivo en un deteriorado sistema
de salud pública. También la Batalla por la Educación a fin de que sea la
promotora de valores éticos y ciudadanos que permitan la promoción de
un humanismo integral. Y, además la Batalla por la democracia, el estilo
propio y fecundo de nacionalidad entre los venezolanos.

8.- Nuestra gente sufre y clama por justicia, atención, acompañamiento y
libertad. Ha crecido el empobrecimiento de todos los sectores del país y la
hiperinflación unida a la casi desaparición de nuestro signo monetario
hacen perder la capacidad de los venezolanos para producir, adquirir y
sostenerse dignamente. Vemos con preocupación cómo aumenta el
número de los hermanos venezolanos convertidos en migrantes por los
caminos de todo el país hacia otras naciones hermanas en búsqueda de
mejores condiciones de vida. La Iglesia no se queda como mera
espectadora de este triste panorama. Con la fuerza de la Palabra de Dios
anuncia la urgencia de un cambio radical donde participen todos sin
intereses particulares. A la vez, se identifica con Dios pues escucha el
clamor de su pueblo y ve la opresión a la que es sometido (cf. Ex. 3,9). Por
su fidelidad a Jesucristo, no sólo escucha y observa el dolor del pueblo,
sino que lo hace suyo desde un compromiso cierto por la liberación
integral de todos. De allí su convocatoria a todos sus miembros, laicos,
religiosos, diáconos, presbíteros y obispos, para hacer sentir la enseñanza
de Pablo: “Para esto nos liberó Cristo. Manténganse firmes y no se dejen
oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud” (Gal 5,1-2).

III CARABOBO DEL FUTURO

9.- Nuestra mirada ha de dirigirse al futuro, no como si se esperaran nuevos
mesianismos o se le viera con resignación fatalista. La tarea de todos hoy,
en la que se puede contar con el compromiso de la Iglesia, es la de vencer
todas las Batallas que sean necesarias y defender la auténtica
Independencia. Esto conlleva promover la conciencia del protagonismo
de todos los miembros del pueblo venezolano, único y verdadero sujeto
social de su ser y quehacer. En este sentido, los dirigentes políticos, del
oficialismo y de la oposición, están llamados a sentirse miembros de ese
pueblo. El Papa Francisco en FRATELLI TUTTI propone hacer “la mejor
política”, que apunte al bien común de todos (cf. FT 154). Los dirigentes
políticos no están sobre el pueblo ni pueden reducir sus acciones a la
búsqueda de acuerdos que sólo les favorezca a ellos. Ante todo, si
escuchan el clamor de la gente, deberán actuar de tal modo que
posibilite su dignificación y su vida en libertad, con el acceso equitativo a
todos los bienes de la tierra.

10.- El legado que nos deja Carabobo nos obliga a pensar en una tarea
irrenunciable en estos momentos. Fue el punto de llegada de un proceso y
el inicio de todo un proyecto de construcción del país. Los oscuros
nubarrones que se ciernen sobre el país y las consecuencias de malas
prácticas políticas de los últimos años plantean la urgente necesidad de
“REFUNDAR LA NACION”. Basada en los principios que constituyen la
nacionalidad, inspirada en el testimonio de tantos hombres y mujeres que
hicieron posible la Independencia, la tarea que nos concierne hoy y de
cara al futuro es rehacer Venezuela, pero sin poner la mirada atrás con
nostalgia. La herencia recibida nos permite seguir adelante y construir la
Venezuela que la inmensa mayoría anhela y siente como tarea: donde
predomine la justicia, la equidad, la fraternidad, la solidaridad, la unidad y
la paz.

11.- Sustentada por el principio de la Encarnación, la acción de la Iglesia,
en esta nueva lucha por consolidar la Independencia y la refundación de
la nación, ofrece su acompañamiento a partir de la Palabra de Dios y la
Doctrina Social de la Iglesia. Para ello, convoca a todos los laicos quienes
por su índole secular deben colaborar con la edificación del reino de Dios
en el mundo, a que no escatimen esfuerzos y sean los principales
colaboradores en esta tarea que encontramos ante nuestros ojos.

Asimismo, los pastores, por ser guías que conocen a su pueblo al cual
pertenecen, no sólo acompañarán, sino animarán adecuadamente este
proceso de refundación de Venezuela. Ciertamente es una tarea con
características políticas, pero no partidistas ni al servicio de ideología
política alguna. Desde la llamada de Dios, la Iglesia participará en esta
tarea con la conciencia de seguir realizando la “nueva creación” (cf. Gal
6,15) con la cual se haga presente en Venezuela la liberación plena
inaugurada y querida por el Señor Jesús.

12.- La fecha aniversario es un momento oportuno para dar gracias al
único Dios de la vida y del amor por su presencia amorosa en Venezuela.
Nuestra patria ha sido consagrada al Santísimo Sacramento. Por ello, para
este 24 de junio pedimos que en todos los templos del país repiquen las
campanas, se celebré la Eucaristía y se renueve la consagración de la
patria a Jesús Sacramentado, pidiéndole que nos libere de todas las
insidias del maligno. Será la mejor y más hermosa manera de celebrar el
Bicentenario de Carabobo.

13.- Saludamos a todos nuestros hermanos de Venezuela con motivo de la
conmemoración de los 200 años de la Batalla de Carabobo. Al
proponerles realizar una seria revisión de vida en torno a este
acontecimiento, invitamos a todos a participar en la hermosa y
apasionante tarea de mantener viva la herencia que nos dejaron los
padres de la Patria y, así entonces, dar el paso necesario e impostergable
de refundar a Venezuela, con los criterios de la ciudadanía e iluminados
por los principios del Evangelio. En esta tarea nos acompaña la maternal
protección de María de Coromoto y la intercesión del Beato José Gregorio
Hernández.

Con nuestra afectuosa bendición,

Caracas, 23 de junio del año 2021

Obispos de la Presidencia de la CEV

José Luis Azuaje Ayala
Arzobispo de Maracaibo
Presidente de la CEV

Raúl Biord Castillo
Obispo de La Guaira
2° Vicepresidente de la CEV

Mario Moronta Rodríguez
Obispo de San Cristóbal
1° Vicepresidente de la CEV

José Trinidad Fernández Angulo
Obispo Auxiliar de Caracas
Secretario General de la CEV

 

 

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