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Oswaldo Páez-Pumar: Ellos no lo saben o lo quieren esconder

 

El apoyo que el gobierno de España presta al régimen cubano y por carambola al castro-chavismo-madurismo en Venezuela, aunque pareciera que deriva de una sintonía que emerge del marxismo, tiene una raíz más poderosa y profunda, que aunque conceptualmente no antecede a Marx y Engels, sí encuentra en hechos que ocurrieron antes de la revolución bolchevique el fermento que generó en España una predisposición en contra de los Estados Unidos de América.

Ya con anterioridad y de pasada me he referido a esto y quizá no tendría necesidad de exponerlo porque al menos a mí me resulta tan obvio que pienso que para los demás también. Me refiero a los sucesos de la última década del siglo XIX que acabaron con el imperio donde no se ponía el sol, lo que en términos más sencillos quiere decir que España perdió en América a Cuba y Puerto Rico  y en el Pacífico a Las Filipinas, y el autor o actor principal causante de esa pérdida fue, desde luego, los Estados Unidos de América.

En realidad España, a pesar de que los españoles no lo creyeran, había dejado de ser Imperio el 9 de diciembre de 1824 después de la batalla de Ayacucho, aunque le quedaran algunos despojos por ahí regados; y hasta pudiéramos decir que mucho antes cuando la Armada Invencible fue derrotada por la naturaleza (Felipe II dixit), a pesar de lo reciente del imperio que nació con la toma de Granada y el descubrimiento de “Las Indias”; y que los sucesos finales de ese desplome ocurrieran 300 años después de la muerte de Felipe II.

La llegada de Castro, hijo de españoles, y su oratoria anti “yankee” despertó simpatías en toda España, incluso en el Generalísimo Francisco Franco, a pesar de la temprana confesión de Castro de su credo marxista y que su lucha, la del Generalísimo, en la Guerra Civil concluida 20 años antes, fue contra los comunistas.

Desde luego no existe uniformidad en la extensa y compleja gama de posiciones políticas que conviven en España. Una cosa es el PSOE y otra el Partido Popular, el Partido Nacionalista Vasco, los separatistas catalanes y -no faltaba más- Podemos consustanciado con Castro, tanto con el muerto como con el hermano, porque a decir verdad, Díaz Canel, el que supuestamente fue preparado para tomar las riendas, no parece estar en capacidad de conducir nada, pero sí de recibir el apoyo de Podemos, que más allá de las cuestiones ideológicas se muestra muy enlazado con las cuestiones “económicas” que desde tiempo atrás, como era de preverse, tomaron prioridad.

Siempre fue el turismo (no obstante el azúcar, el tabaco y el ron) la fuente más importante de ingresos para Cuba y así continuó después de la llegada de Castro, en donde España jugó importantísimo papel al suplir a los Estados Unidos, tanto en la propiedad de hoteles, como en la atención a los turistas, que dicho sea de paso, antes de Castro era actividad de los cubanos, que salvo el caso de “comprometidos con la revolución”, no estimó Castro conveniente que estuvieran en contacto ni con los turistas, ni con el mundo de riqueza que se vive en ese ambiente, no fuera a ser que su trabajo ideológico por la revolución fracasara.

La simpatía de esa legión izquierdosa que encabeza desde el punto de vista personal Sánchez, e institucional Podemos, está también tocada por el hallazgo de Deng hace 40 años a propósito de que la función del gato es cazar ratones sin importar su color; de lo que deduzco que el afán y deseo de poder es lo que impera en ellos y el paraíso prometido sigue siendo la trampa caza bobos, que no lo fue en la mente de Marx, y quizá tampoco en la de Lenin, pero en los que vinieron después de Stalin, incluido él por supuesto, no se salva ninguno, salvo quizá Díaz Canel, que a sus 60 años todavía no sabe para qué vino al mundo.

 

Caracas, 24 de julio de 2021

 

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